miércoles, 19 de marzo de 2014

Nehemías 10

Nehemías 10
1 El compromiso fue firmado por el gobernador Nehemías hijo de Jacalías, y por Sedequías, 2 Seraías, Azarías, Jeremías, 3 Pasjur, Amarías, Malquías, 4 Jatús, Sebanías, Maluc, 5 Jarín, Meremot, Abdías, 6 Daniel, Ginetón, Baruc, 7 Mesulán, Abías, Mijamín, 8 Magasías, Bilgay y Semaías, que eran sacerdotes.
9 Por los levitas firmaron Josué hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel, 10 y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Janán, 11 Micaía, Rejob, Jasabías, 12 Zacur, Serebías, Sebanías, 13 Hodías, Bani y Beninu.
14 Por los hombres importantes del pueblo firmaron Paros, Pajat Moab, Elam, Zatu, Bani, 15 Binuy, Azgad, Bebay, 16 Adonías, Bigvay, Adín, 17 Ater, Ezequías, Azur, 18 Hodías, Jasún, Besay, 19 Jarif, Anatot, Nebay, 20 Magpías, Mesulán, Hezir, 21 Mesezabel, Sadoc, Jadúa, 22 Pelatías, Janán, Anaías, 23 Oseas, Jananías, Jasub, 24 Halojés, Piljá, Sobec, 25 Rejún, Jasabná, Maseías, 26 Ajías, Janán, Anán, 27 Maluc, Jarín y Baná.
28 El resto del pueblo, junto con los sacerdotes, levitas, porteros, cantores, los criados del templo, todos aquellos que se habían apartado de los pueblos extranjeros, y sus esposas, hijos e hijas, y todos los que podían entender y comprender, 29 se reunieron con sus hermanos y con los jefes importantes del pueblo para jurar que se comprometían a obedecer la ley que Dios le había dado a su siervo Moisés, y que cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos del Señor nuestro Dios. 30 Prometieron que sus hijas no se casarían con extranjeros, y que tampoco sus hijos se casarían con extranjeras. 31 También se comprometieron a observar los días de reposo, y toda fiesta sagrada, y a que en esos días no comprarían ninguna mercancía ni comestibles que vendieran otros pueblos, y que el año séptimo dejarían descansar la tierra y condonarían todas las deudas.
32 Por ley se impusieron la responsabilidad de entregar cuatro gramos de plata para el mantenimiento del templo de nuestro Dios, 33 para el pan de la proposición y para las ofrendas continuas, los holocaustos continuos, los días de reposo, las lunas nuevas, las festividades, las cosas sagradas y los sacrificios para el perdón de los pecados del pueblo, y para todo el servicio de la casa de Dios.
34 «Nosotros los sacerdotes, y los levitas y el pueblo en general, echamos suertes, según el origen de nuestras familias, para saber a quién le tocaría llevar al templo del Señor la ofrenda de leña necesaria para ser quemada en el altar, como está escrito en la ley.
35 »También nos comprometimos a llevar al templo, cada año, los primeros frutos de nuestras cosechas y de nuestros árboles frutales, 36 así como nuestros primogénitos y las primeras crías de nuestro ganado, es decir, nuestras vacas y ovejas, y presentarlas ante los sacerdotes que sirven en el templo de Dios.
37 »De igual manera, nos comprometimos a llevar a los almacenes del templo la primera harina, el primer vino y el primer aceite, para los sacerdotes; y entregar a los levitas la décima parte de nuestras cosechas y del fruto de nuestro trabajo en todas nuestras ciudades. 38 Al momento de hacer la entrega a los levitas, un sacerdote descendiente de Aarón debería estar presente, y los levitas a su vez llevarían a los almacenes del templo la décima parte de esa décima parte recibida. 39 Como es obligación de todos los israelitas y los levitas llevar a los almacenes del templo las ofrendas de grano, vino y aceite, porque allí están los utensilios sagrados que usan los sacerdotes, los porteros y los cantores, nos comprometimos a no abandonar el templo de nuestro Dios.»

EL COMPROMISO DE ISRAEL
El pacto de Israel fue muy importante.
1.     Fue firmado por todos los líderes (v.1-31).
Comenzando por Nehemías, los sacerdotes, los levitas y los hombres importantes. Además, de todos los hombres que habían dejado a sus mujeres extranjeras.
P.A.: Como líder, ¿soy el primero en comprometerme con Dios?, ¿desde mi función estoy siendo una persona consagrada a Dios?, ¿estoy pagando el precio de seguir a Cristo?
2.     El compromiso (v.32-39).
Prometieron que no se casarías con extranjeras, observarían los días de reposo y todas las fiestas, ofrendarían para el templo, consagrarían las primicias de la tierra y de los animales.
P.A.: ¿Me comprometo delante a Dios a escoger a una esposa (o) dentro de la iglesia de Cristo?, ¿estoy siendo fiel con mis diezmos y ofrendas?, ¿estoy ofrendando a Dios las primicias de mi vida?

Oremos,


Pedro

martes, 18 de marzo de 2014

Nehemías 9

Nehemías 9
1 El día veinticuatro del mismo mes, los israelitas volvieron a reunirse para ayunar, vestidos con ropas ásperas y con la cabeza cubierta de polvo.
2 Para entonces los israelitas ya habían apartado de sí a los hijos de extranjeros. Puestos de pie, los israelitas confesaron sus pecados y los de sus padres, 3 y así de pie, durante tres horas escucharon la lectura del libro de la ley del Señor su Dios, y durante las siguientes tres horas el pueblo confesó sus pecados y adoró al Señor.
4 Luego, los levitas Josué, Bani, Cadmiel, Sebanías, Binuy, Serebías, Bani y Quenani subieron los escalones, y en voz alta clamaron al Señor. 5 Por su parte, los levitas Josué, Cadmiel, Bani, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petajías dijeron al pueblo:
«¡Vamos, bendigamos al Señor nuestro Dios desde la eternidad y hasta la eternidad!
»Señor, ¡que tu glorioso y excelso nombre sea bendito más allá de toda bendición y alabanza! 6 Tú, Señor, eres el único Señor. Tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todas sus huestes; tú creaste la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos; tú diste vida a todo cuanto existe; por eso las huestes celestiales te adoran.
7 Tú, Señor, eres el Dios que eligió a Abrán; tú le ordenaste salir de Ur de los caldeos; tú le pusiste por nombre Abrahán; 8 tú lo consideraste digno de confianza e hiciste un pacto con él; tú prometiste dar a sus descendientes la tierra donde vivían los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los jebuseos y los gergeseos, y cumpliste tu promesa, porque eres justo.
9 Tú viste en Egipto la aflicción de nuestros padres, y escuchaste su clamor en el Mar Rojo; 10 tú realizaste señales y maravillas contra el Faraón y sus ejércitos, y contra todos los habitantes de su país, pues sabías que habían tratado a tu pueblo con soberbia; ese día engrandeciste tu nombre, como lo has engrandecido hoy. 11 »Ante sus propios ojos, tú dividiste el mar en dos, y tu pueblo pasó por él como en tierra seca; a sus perseguidores, los hundiste en el mar como se hunde una piedra en aguas profundas.
12 Tú los guiaste durante el día por medio de una gran nube, y de noche iluminaste su camino con una columna de fuego, para mostrarles el camino que debían seguir. 13 Tú descendiste a la cumbre del monte Sinaí; les hablaste desde el cielo y les diste consejos sabios, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos. 14 Tú les ordenaste respetar la santidad de tu día de reposo, y por medio de tu siervo Moisés les prescribiste mandamientos, estatutos y leyes. 15 Cuando tuvieron hambre, tú les diste a comer pan del cielo; cuando tuvieron sed, hiciste que brotara agua de la peña, y finalmente les diste posesión de la tierra, como habías prometido hacerlo.
16 »Pero ellos y nuestros padres se llenaron de soberbia, y en su obstinación no prestaron atención a tus mandamientos. 17 Se negaron a escucharte y se olvidaron de los hechos maravillosos que habías hecho por ellos; al contrario, se volvieron duros y rebeldes, y buscaron líderes que los guiaran para volver a caer en servidumbre.
»Pero tú eres un Dios que perdona; eres un Dios clemente y compasivo; no te enojas fácilmente porque tu misericordia es grande; por eso no los abandonaste, 18 aunque ellos fundieron un becerro y le dijeron al pueblo que ése era el dios que los había sacado de Egipto. Aunque ellos se dedicaron a cometer actos muy repugnantes, 19 tú, por tu gran misericordia, no los abandonaste en el desierto: durante el día, la columna de nube no se apartó de ellos para guiarlos en su camino; durante la noche, tampoco se apartó de ellos la columna de fuego para alumbrarles el camino que debían seguir. 20 Les enviaste tu buen espíritu para instruirles, y no les quitaste el maná con que se alimentaban ni les faltó agua para apagar su sed. 21 Durante cuarenta años los sustentaste en el desierto, y nunca nada les faltó, ni se gastaron sus vestidos, ni se les hincharon los pies.
22 Pusiste en sus manos reinos y pueblos, y los repartiste por distritos, y tomaron posesión de las tierras de Sijón, el rey de Jesbón, y de Og, el rey de Basán. 23 Les diste tantos hijos como las estrellas de los cielos, y los guiaste hasta la tierra que habrían de poseer, como lo habías prometido a sus padres. 24 Y sus descendientes tomaron posesión de esas tierras; tú les diste la victoria sobre los que allí habitaban, y ellos vencieron a los cananeos y a sus reyes, y a los pueblos vecinos, para que hicieran con ellos lo que quisieran. 25 Y ellos conquistaron ciudades amuralladas y tierras fértiles; se adueñaron de buenas casas y de todo tipo de bienes, de cisternas, de viñedos, de olivares y de abundantes árboles frutales; y comieron hasta saciarse, y disfrutaron de tu gran bondad.
26 »Pero provocaron tu enojo porque se rebelaron contra ti, y tuvieron en poco tus leyes; mataron a tus profetas porque les hacían ver su maldad para que se volvieran a ti, pero ellos cometieron actos muy repugnantes.
27 »Entonces los dejaste caer en poder de sus enemigos, que los afligieron en gran manera. Y cuando se vieron atribulados, te pidieron ayuda y tú, desde el cielo, los escuchaste, porque eres un Dios misericordioso, y les enviaste hombres valerosos para que los libraran del poder de sus enemigos.
28 »Pero una vez que estaban en paz, volvían a su mal comportamiento, y por eso tú los dejaste caer en poder de sus enemigos, y ellos volvieron a dominarlos. Pero volvían a pedirte ayuda, y tú, desde el cielo, te compadecías de ellos y los librabas. 29 Los reprendiste para que respetaran tus leyes, pero ellos, en su soberbia, no cumplieron tus mandamientos sino que se rebelaron contra tus juicios, por los cuales todo hombre que los cumpla, vivirá. Se rebelaron, se encapricharon, no quisieron escucharte. 30 Pero tú les tuviste paciencia por mucho tiempo, y por medio de tus profetas les diste muestras de tu espíritu. Pero ellos no quisieron escucharte. Por eso los dejaste caer en manos de otros pueblos.
31 Gracias a tu gran misericordia, no acabaste con ellos ni los dejaste en el desamparo, porque eres un Dios clemente y misericordioso.
32 »Por eso, Dios nuestro, Dios grande, fuerte y temible, que cumples fielmente tu pacto y mantienes tu gran misericordia con tu pueblo, no tengas en poco todo el sufrimiento que han soportado nuestros reyes y príncipes, nuestros sacerdotes y profetas, nuestros padres y todo tu pueblo, desde que fuimos esclavizados por los reyes de Asiria hasta nuestros días.
33 Tú has actuado con justicia en todo lo que nos ha sucedido, porque tú haces todo con rectitud; nosotros, en cambio, hemos hecho lo malo. 34 Ninguno de nuestros antepasados cumplió la ley: ni nuestros reyes, ni nuestros príncipes, ni nuestros sacerdotes ni nuestros padres. Ninguno de ellos obedeció tus mandamientos ni escuchó tus reprensiones.
35 Aceptaron los numerosos reinos que por tu bondad les diste, y disfrutaron de la vasta y fértil tierra que les entregaste; y ni aun así quisieron servirte ni se arrepintieron de su maldad. 36 Por eso hoy vivimos como esclavos de otros; somos esclavos en nuestra propia tierra, la tierra que prometiste a nuestros antepasados, para que disfrutaran de sus productos. 37 Sus frutos son abundantes, pero ahora van a parar a los graneros de los reyes que nos dominan, y todo a causa de nuestra maldad; ellos se han convertido en nuestros amos, en dueños de nuestro ganado, y hacen con nosotros lo que quieren. Y estamos en grandes aprietos.
38 »En vista de todo esto, hoy nos comprometemos contigo, y nosotros y nuestros príncipes, y los sacerdotes y los levitas, firmamos este compromiso.»

LA ORACION QUE CAMBIA
Todos los israelitas se dispusieron en escuchar la ley y confesar sus pecados. Los levitas elevan una oración de confesión a Dios:
1.      Recuerdan la elección de Abraham. Dios hizo un pacto con Abraham y le prometió la tierra de los cananeos.
2.      Reconocen la liberación de Egipto. Cuando estuvieron Egipto, clamaron al Señor y el los liberó con grandes milagros delante de faraón.
3.      Repasan la rebeldía de Israel en el desierto. En el desierto los protegió con una gran nube de día y una columna de fuego por la noche. Pero se llenaron de soberbia y se rebelaron a Dios, pero el Señor nunca los dejó en el desierto.
4.      Rememoran la conquista de la tierra prometida y la rebeldía de Israel. Tomaron posesión de la tierra, pero luego de rebelaron contra Dios. E incluso cuando clamaron el Señor los liberó de sus enemigos.
5.      Aceptan el juicio de Dios por la maldad de Israel. Por causa de la constante rebeldía de Israel el Señor los entregó como siervos a sus enemigos y fueron deportados de la tierra prometida. Aunque, Dios nunca los dejó.
6.      Afirman su disposición de cambiar. Hoy sufren a causa de los reyes de Asiria y son esclavos en su tierra prometida, pero Israel está dispuesta a cambiar y firman un pacto con Nehemías.
P.A.: ¿Estoy recordando el origen de mi salvación y de donde el Señor me ha sacado?, ¿estoy siendo agradecido por todo lo que Dios ha hecho en mi vida?, ¿tengo una vida espiritual inconstante como Israel?, ¿estoy sufriendo consecuencias por causa de mis pecados?, ¿estoy  dispuesto a volver a Dios y consagrarme a El?

Oremos,


Pedro 

sábado, 15 de marzo de 2014

Nehemías 8

Nehemías 8
1 Todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que está frente a la Puerta de las Aguas, y le rogaron al escriba Esdras que llevara el libro de la ley de Moisés, que el Señor le había dado al pueblo de Israel.
2 Era el día primero del mes séptimo del año. Entonces Esdras, que también era sacerdote, llevó el libro y lo mostró a todo el pueblo y a todos los que podían entender, lo mismo a hombres que a mujeres, 3 y desde el alba hasta el medio día lo leyó en la plaza que está frente a la Puerta de las Aguas. Todo el pueblo escuchaba con mucha atención la lectura del libro de la ley, 4 y para que todos escucharan mejor Esdras se subió a un estrado de madera hecho a propósito. A su derecha estaban Matatías, Semá, Anías, Urías, Hilcías y Maseías; a su izquierda estaban Pedaías, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán.
5 Esdras abrió el libro ante todo el pueblo, y como él estaba por encima de los presentes, todos lo vieron y prestaron mucha atención
6 Entonces Esdras bendijo la grandeza del Señor, y el pueblo, con las manos hacia el cielo, respondió a una sola voz: «¡Amén! ¡Amén!» Luego, todos se inclinaron hasta el suelo y adoraron al Señor.
7 Mientras la ley era leída, los levitas Josué, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Kelita, Azarías, Yozabad, Janán y Pelaía explicaban al pueblo la lectura, y el pueblo estaba tan interesado que no se movía de su lugar.
8 Y es que la lectura de la ley se hacía con mucha claridad, y se recalcaba todo el sentido, de modo que el pueblo pudiera entender lo que escuchaba.
9 Como todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley, el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que explicaban al pueblo el sentido de la ley, dijeron:
«Este día está consagrado al Señor, nuestro Dios. No hay razón para que lloren y se pongan tristes.»
10 También dijeron:
«Vayan y coman bien, y tomen un buen vino, pero compartan todo con los que nada tienen. Éste día está consagrado a nuestro Señor, así que no estén tristes. El gozo del Señor es nuestra fuerza.»
11 También los levitas animaban al pueblo y le decían:
«Ya no lloren. No estén tristes, porque hoy es un día sagrado.»
12 Entonces todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a compartir su comida; y pasaron el día muy alegres, pues habían entendido las explicaciones que les habían dado.
13 Al día siguiente, los jefes de familias de todo el pueblo, y los sacerdotes y los levitas, se reunieron con el escriba Esdras para que les explicara las palabras de la ley, 14 y en el libro que el Señor les había dado por medio de Moisés encontraron una ley, la cual decía que en el séptimo mes del año debía celebrarse una fiesta solemne, durante la cual todos los israelitas debían vivir siete días en tabernáculos. 15 Esta ley debía pregonarse por todas las ciudades, y en Jerusalén, y la orden era:
«Salgan a los montes y corten ramas de olivo silvestre, y ramas de arrayán, y hojas de palmeras y de todo árbol frondoso, y hagan unas cabañas, como está escrito.»
16 El pueblo salió a cortar ramas para hacer las cabañas. Algunos las hicieron en las azoteas de sus casas; otros las pusieron en sus patios, o en el patio del templo, o en la plaza de la Puerta de las Aguas, y hasta en la plaza de la Puerta de Efraín.
17 Todos los israelitas que habían vuelto del cautiverio armaron sus cabañas y durmieron allí, pues desde los días de Josué hijo de Nun hasta ese día no habían cumplido con este mandato, y ahora que lo cumplían sentían una gran alegría. 18 Durante siete días celebraron la fiesta con toda solemnidad, y el octavo día se reunieron en una asamblea solemne, conforme a lo establecido. Y todos los días, desde el primero hasta el último, Esdras leía el libro de la ley de Dios.

LA LECTURA DE LA LEY DE DIOS
1.     Esdras lee la ley de Dios (v.1-8)
Desde un estrado Esdras lee la ley de Dios y el pueblo adoró a Dios. Asimismo, los levitas explicaban al pueblo y nadie se movía. Se explicaba con claridad para que el pueblo pueda entender la ley.
P.A.: ¿Estoy adorando a Dios por su Palabra?, ¿estoy enseñando la Palabra de Dios de modo que pueda entenderse?, ¿estoy pensando en los oyentes al enseñar?
2.     Indicaciones al pueblo (v.9-18)
El pueblo lloraba al escuchar la ley. Los levitas los animaban a celebrar con los que no tienen porque era un día consagrado a Dios. Luego,  continuaron leyendo y encontraron la fiesta de los tabernáculos, y celebraron la fiesta.
P.A.: ¿Estoy siendo sensible a la Palabra de Dios?, ¿es Dios mi fortaleza?, ¿estoy siendo obediente a los mandamientos de Dios?

Oremos,


Pedro

viernes, 14 de marzo de 2014

Nehemías 7

Nehemías 7
1 »Cuando terminamos de reconstruir la muralla y colocamos las puertas, designamos a los porteros, cantores y levitas.
2 Además, escogí a mi hermano Jananí y a Jananías, un hombre recto y temerosos de Dios como ningún otro, que era jefe de la fortaleza de Jerusalén, 3 y les dije:
“Las puertas de Jerusalén no deben abrirse antes de que el sol caliente. Aunque haya gente que quiera entrar, cierren bien las puertas y corran los cerrojos.”
»Luego, de entre los que vivían en Jerusalén escogí guardias, para que vigilaran por turnos el frente de sus casas. 4 Esta decisión la tomé porque nuestra ciudad estaba muy extendida pero poco habitada, pues muchas casas todavía no se habían reconstruido.
5 »Entonces el Señor me llevó a reunir a los nobles y oficiales, y al pueblo en general, para que fueran empadronados según su genealogía. Hallé el libro genealógico de los israelitas que habían vuelto antes, y allí encontré anotados los siguientes nombres, 6 y la lista de la gente que Nabucodonor había llevado cautiva a Babilonia y que ahora volvían a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad.»
7 Los jefes que volvieron con Zorobabel fueron: Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvay, Nejún y Baná.
El número de los israelitas fue el siguiente:
8 Los descendientes de Paros: dos mil ciento setenta y dos.
9 Los descendientes de Sefatías: trescientos setenta y dos.
10 Los descendientes de Araj: seiscientos cincuenta y dos.
11 Los descendientes de Pajat Moab, que fueron hijos de Josué y de Joab: dos mil ochocientos dieciocho.
12 Los descendientes de Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro.
13 Los descendientes de Zatu: ochocientos cuarenta y cinco.
14 Los descendientes de Zacay: setecientos sesenta.
15 Los descendientes de Binúi: seiscientos cuarenta y ocho.
16 Los descendientes de Bebay: seiscientos veintiocho.
17 Los descendientes de Azgad: dos mil seiscientos veintidós.
18 Los descendientes de Adonicán: seiscientos sesenta y siete.
19 Los descendientes de Bigvay: dos mil sesenta y siete.
20 Los descendientes de Adín: seiscientos cincuenta y cinco.
21 Los descendientes de Ater: hijo de Ezequías, noventa y ocho.
22 Los descendientes de Jasún: trescientos veintiocho.
23 Los descendientes de Besay: trescientos veinticuatro.
24 Los descendientes de Jarif: ciento doce.
25 Los descendientes de Gabaón: noventa y cinco.
26 Los varones de Belén y de Netofa: ciento ochenta y ocho.
27 Los varones de Anatot: ciento veintiocho.
28 Los varones de Bet Azmávet: cuarenta y dos.
29 Los varones de Quiriat Yearín: Cafira y Berot, setecientos cuarenta y tres.
30 Los varones de Ramá y de Geba: seiscientos veintiuno.
31 Los varones de Micmas: ciento veintidós.
32 Los varones de Betel y de Hai: ciento veintitrés.
33 Los varones del otro Nebo: cincuenta y dos.
34 Los descendientes del otro Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro.
35 Los descendientes de Jarín: trescientos veinte.
36 Los descendientes de Jericó: trescientos cuarenta y cinco.
37 Los descendientes de Lod, Jadid y Onó: setecientos veintiuno.
38 Los descendientes de Sená: tres mil novecientos treinta.
39 Los sacerdotes:
Los descendientes de Jedaías, de la familia de Josué: novecientos setenta y tres.
40 Los descendientes de Imer: mil cincuenta y dos.
41 Los descendientes de Pasjur: mil doscientos cuarenta y siete.
42 Los descendientes de Jarín: mil diecisiete.
43 Los levitas:
Los descendientes de Josué y de Cadmiel, de la familia de Hodavías: setenta y cuatro.
44 Los cantores:
Los descendientes de Asaf: ciento cuarenta y ocho.
45 Los porteros:
Los descendientes de Salún, de Ater, de Talmón, de Acub, de Jatitá, y de Sobay: ciento treinta y ocho en total.
46 Los sirvientes del templo:
Los descendientes de Sijá, de Jasufá, de Tabaot, 47 de Queros, de Sigá, de Padón, 48 de Lebana, de Jagabá, de Salmay, 49 de Janán, de Gidel, de Gajar, 50 de Reaía, de Resín, de Necoda, 51 de Gazán, de Uzá, de Paseaj, 52 de Besay, de Mehunim, de Nefusín, 53 de Bacbuc, de Jacufá, de Jarjur, 54 de Bazlut, de Mejidá, de Jarsá, 55 de Barcos, de Sísara, de Tema, 56 de Nezía, y de Jatifá.
57 Los descendientes de los siervos de Salomón:
Los descendientes de Sotay, de Soferet, de Perida, 58 de Jalá, de Darcón, de Gidel, 59 de Sefatías, de Jatil, de Poquéret Hasebayin, de Amón.
60 Todos los sirvientes del templo y los descendientes de los siervos de Salomón: trescientos noventa y dos.
61 Hubo otros que también volvieron a Jerusalén, y que provenían de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Adón e Imer, pero que no pudieron demostrar su genealogía ni la de sus padres, ni si eran o no israelitas. 62 Eran descendientes de Delaía, de Tobías y de Necoda: seiscientos cuarenta y dos en total.
63 De los sacerdotes: los hijos de Jabaías, de Cos y de Barzilay. Éste se casó con una de las hijas de Barzilay el galaadita, y tomó el nombre de la familia de ella. 64 Éstos buscaron en vano el registro de sus genealogías, y como no lo hallaron, fueron excluidos del sacerdocio. 65 Entonces el gobernador les prohibió comer de las cosas sagradas hasta que hubiera un sacerdote que pudiera consultar con el Urim y el Tumim.
66 El total de la comunidad era de cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, 67 sin tomar en cuenta a los siervos, hombres y mujeres, que sumaban siete mil trescientos treinta y siete, entre los cuales había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. 68 Llevaban setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas; 69 cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos.
70 Algunos jefes de las familias más importantes dieron sus ofrendas para la obra de reconstrucción. El gobernador entregó al tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta vestiduras sacerdotales. 71 Los jefes de familia aportaron al tesoro ciento sesenta kilos de oro y mil doscientos diez kilos de plata.
72 El resto del pueblo entregó ciento sesenta kilos de oro, mil cien kilos de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.
73 Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, parte del pueblo, los sirvientes del templo, y el resto de los israelitas, habitaron sus respectivas ciudades.
En el séptimo mes del año, todos los israelitas se habían establecido ya en sus ciudades.

ORGANIZACIÓN DE LA CIUDAD
1.     Organización de Nehemías (v.1-5)
Luego de la reconstrucción de los muros designó a los porteros, cantores y levitas. Además, a Jananía y Jananías, hombre temeroso de Dios, les instruyó para la seguridad de la puerta. Asimismo, pone guardias en la ciudad y hace un censo.
P.A.: Como líder, ¿estoy organizando de forma adecuada a mie quipo?, ¿qué tipo de líderes me están acompañando?, ¿soy persona temerosa de Dios como ninguno?
2.     Los que volvieron (v.6-73)
Más de 40,000 volvieron y se establecieron. También vinieron sacerdotes, levitas, cantores y porteros, siervos del templo y de Salomón. Los animales que trajeron eran pocos en proporción de toda la población. Asimismo, los jefes ofrendaron para el templo y también el pueblo.
P.A.: ¿Estoy reconociendo la necesidad de los demás?, ¿formo equipos multidisplinarios?, ¿estoy ofrenda para obra en forma ejemplar?, ¿soy un buen administrador de los recursos?

Oremos,


Pedro

jueves, 13 de marzo de 2014

Nehemías 6

Nehemías 6
1 »Cuando Sambalat, Tobías, Guesén el árabe, y nuestros otros enemigos supieron que habíamos terminado de reconstruir las murallas, y que se habían tapiado todas sus brechas (aunque aún no habíamos colocado las puertas de madera), 2 me mandaron un mensaje que decía: “Queremos reunirnos contigo en alguna de las aldeas del campo de Onó.”
»En realidad, lo que ellos querían era hacerme daño, 3 así que mandé a decirles: “No me es posible ir, porque estoy en medio de una gran obra. Si fuera yo a reunirme con ustedes, el trabajo se detendría.”
4 Y aunque ellos insistieron hasta cuatro veces, mi respuesta fue siempre la misma.
5 »Pero Sambalat insistió una quinta vez, y me envió a un criado suyo con una carta abierta, 6 la cual decía:
“Ha llegado a nuestras ciudades el rumor, y Guesén lo confirma, de que los judíos y tú piensan rebelarse, y que por eso estás reconstruyendo las murallas de Jerusalén. Según este rumor, tienes la intención de proclamarte rey, 7 y hasta te has rodeado de profetas para que proclamen en Jerusalén que Judá ya tiene rey. Ten cuidado, porque esto puede llegar a oídos del rey. Así que ven a hablar con nosotros, para aclarar este asunto.”
8 »Yo le respondí: “Esto que dices no es verdad. Tú mismo lo has inventado.”
9 »Y es que nuestros enemigos querían amedrentarnos, y desanimarnos para que no termináramos las obras de restauración.
»Dios mío, ¡fortalece mis manos!
10 »Poco después fui a casa de Semaías, el hijo de Delaía y nieto de Mehitabel, que estaba encerrado en su casa. Al verme, dijo: “Te aconsejo que vayamos a la casa de Dios, y que cerremos las puertas, porque tengo entendido que esta noche tus enemigos vienen a matarte.”
11 »Pero yo le dije: “Los hombres como yo no corren a esconderse. ¡Y menos en el templo! ¡No por salvar mi vida voy a esconderme!”
12 »Y es que me di cuenta de que Dios no lo había enviado, sino que hablaba así porque Tobías y Sambalat lo habían sobornado 13 para amedrentarme y hacerme pecar, y para que ellos me difamaran y pudieran hablar mal de mí.
14 »Dios mío, ¡toma en cuenta lo que Tobías y Sambalat están haciendo en mi contra! ¡Y no te olvides de la profetisa Noadías, ni de los otros profetas que intentaron amedrentarme!
15 »A pesar de todo, la muralla quedó terminada el día veinticinco del mes de Elul. Tardamos cincuenta y dos días.
16 Y cuando nuestros enemigos de los alrededores lo supieron, se llenaron de miedo, y humillados reconocieron que en la obra que habíamos hecho Dios había estado presente.
17 »Por aquellos días se había intensificado el envío de cartas por parte de los jefes de Judá a Tobías, y de Tobías a ellos, 18 porque muchos se habían vuelto sus aliados, ya que él era yerno de Secanías hijo de Araj, y porque Johanán, su hijo, se había casado con la hija de Mesulán hijo de Berequías.
19 En mi presencia alababan sus buenas acciones, pero iban a contarle todo lo que yo decía. Y Tobías me enviaba cartas intimidatorias.

NEHEMIAS ENFRENTA A LOS ENEMIGOS
Nehemías era un hombre valiente que supo enfrentar a sus enemigos.
1.     Mentiras de los enemigos (v.1-9)
Al terminar los muros, los enemigos se querían reunir con Nehemías. Pero era una trampa y por ello, él se negó. Ellos le inventaron que él se quería hacer rey, pero buscaban amedrentarlo para que no sigan con la obra
P.A.: ¿Estoy sufriendo calumnias?, ¿estoy buscando sabiduría de Dios para enfrentar la oposición y tentaciones?, ¿estoy manteniendo firme mis decisiones y compromisos con Dios?
2.     Los enemigos utilizan a judíos para amedrentarlo (v.10-19)
Semaías le propone a Nehemías esconderse en el templo, pero comprende que se había vendido a los enemigos para difamarlo. Se fortalece en el Señor. Luego, descubre que algunos judíos se habían aliado a los enemigos y les pasaban información (v.17-19).
P.A.: ¿Sé discernir los buenos y malos consejos?, ¿estoy enfrentando las dificultades en el poder Dios?, ¿estoy siendo sabio y cuidando mis espaldas?

Oremos,

Pedro



miércoles, 12 de marzo de 2014

Nehemías 5

Nehemías 5
1 »Pero los hombres del pueblo y sus esposas protestaron contra sus compatriotas judíos, 2 pues decían: “Si contamos a nuestros hijos y nuestras hijas, en nuestra familia somos muchos, y tenemos que pedir prestado el grano para poder comer y vivir.”
3 Otros decían: “Es tanta el hambre que padecemos, que ya hemos hipotecado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, a cambio de alimentos.”
4 Otros se quejaban: “Hemos tenido que hipotecar nuestras tierras y nuestras viñas para pagar el tributo al rey.
5 Aunque nuestro cuerpo es semejante al de nuestros hermanos, y nuestros hijos son como sus hijos, nosotros hemos tenido que hacer de nuestros hijos y nuestras hijas esclavos al servicio de otros; algunas ya lo son, y no podemos rescatarlas porque nuestras tierras y nuestras viñas pertenecen a otros.”
6 »Cuando escuché sus quejas, me enojé mucho. 7 Pero reflexioné acerca de lo que iba a decir; luego convoqué a los hombres importantes y a los oficiales del templo, y les dije: “¿Son capaces de exigir altos intereses de sus hermanos?”
8 Y también les dije: “De acuerdo con nuestras posibilidades, nosotros rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos como esclavos a otros pueblos; ¿y ustedes se atreven a vender a sus propios hermanos entre nosotros mismos?” Y como no supieron qué responder, prefirieron callar.
9 Pero añadí: “Esto que están haciendo no está bien. ¡Demuestren temor por nuestro Dios! Así no tendremos que avergonzarnos delante de nuestros enemigos de otros pueblos.
10 Mis hermanos y yo también les hemos prestado dinero y grano, para que ellos puedan sobrevivir. ¡Dejemos de cobrarles intereses!
11 Yo les ruego que hoy mismo les devuelvan sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, más la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite que les cobraron como intereses.”
12 Y ellos dijeron: “Así lo haremos. Vamos a devolverles lo que les habíamos cobrado. No tendrán que pagarnos nada.”
Entonces reuní a los sacerdotes y los comprometí a cumplir lo que se había acordado; 13 luego sacudí mis vestiduras y les dije: “Así como yo he sacudido mis vestidos, que Dios sacuda de su casa a quien no cumpla con este acuerdo. ¡Que lo eche fuera!” Y el pueblo dijo: “¡Amén!”, y alabó al Señor y empezó a poner en práctica todo lo que habíamos acordado.
14 »Durante doce años, desde el día en que el rey Artajerjes me nombró gobernador de la tierra de Judá, es decir, desde el año veinte de su reinado hasta el año treinta y dos, ni mis hermanos ni yo nos alimentamos con las contribuciones que yo recibía como gobernador.
15 En cambio, los gobernadores anteriores a mí abrumaban al pueblo y les cobraban cuarenta monedas de plata por el pan y el vino que les vendían; aun sus mismos criados se creían superiores y se aprovechaban del pueblo. Pero yo no me porté así, por mi temor a Dios.
16 »Como parte del pueblo, a mí y a mis criados nos tocó restaurar un tramo de la muralla, aun cuando yo no había comprado tierras. 17 A mi mesa se sentaban ciento cincuenta judíos y oficiales, más otros que venían de las naciones vecinas. 18 Cada día se mataban un buey y seis ovejas engordadas; a mí me preparaban aves para comer, y cada diez días se servía vino en abundancia. Sin embargo, nunca exigí que eso se pagara con las contribuciones a que tenía derecho como gobernador, porque la pobreza del pueblo era extrema.
19 »Dios mío, ¡te ruego que no te olvides de mí, ni de todo lo que he hecho por este pueblo!

ELIMINACION DE LA USURA
1.     Nehemías cambia la injusticia de la usura (v.1-13)
Por la necesidad muchos habían hipotecado sus tierras a otros y como no podían pagar sus hijos eran esclavos de los acreedores. Nehemías se enoja y les cuestiona porque cobran altos intereses a sus hermanos y los están esclavizando.  Les desafia que no cobren intereses y que devuelvan las tierras y liberen a los hijos. Todos juran y se comprometen a hacerlo.
P.A.: ¿Estoy sufriendo por causa de la usura?, ¿estoy cobrando intereses cuando presto a otros?, ¿cómo estoy manejando las deudas?, ¿estoy haciendo algo por pagar mis deudas?, ¿Cómo acreedor estoy siendo justo?
2.     El manejo de sus finanzas (v.14-19)
Nehemías no vivió de impuestos gravosos al pueblo. Restauró parte del muro que no le correspondía. Alimentaba a más de 150 judíos con sus propios recursos y no con impuestos porque había mucha pobreza. Dios le respalde.
P.A.: Como líder, ¿me aprovecho de mi posición?, ¿estoy siendo buen administrador de mis finanzas?, ¿estoy pidiendo sabiduría para administrar bien el dinero?, ¿estoy siendo ejemplo en todo?

Oremos,


Pedro

martes, 11 de marzo de 2014

Nehemías 4

Nehemías 4
1 Y sucedió que cuando Sanbalat se enteró de que estábamos reedificando la muralla, se enfureció y se enojó mucho. Y burlándose de los judíos, 2 habló en presencia de sus hermanos y de los ricos de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿La restaurarán para sí mismos? ¿Podrán ofrecer sacrificios? ¿Terminarán en un día? ¿Harán revivir las piedras de los escombros polvorientos, aun las quemadas? 
3  Tobías el amonita estaba cerca de él, y dijo: Aun lo que están edificando, si un zorro saltara sobre ello , derribaría su muralla de piedra. 
4  Oye, oh Dios nuestro, cómo somos despreciados. Devuelve su oprobio sobre sus cabezas y entrégalos por despojo en una tierra de cautividad.  No perdones su iniquidad, ni su pecado sea borrado de delante de ti, porque han desmoralizado a los que edifican. 
6 Y edificamos la muralla hasta que toda la muralla estaba unida hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar. 
7 Aconteció que cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Asdod se enteraron que continuaba la reparación de las murallas de Jerusalén, que las brechas comenzaban a ser cerradas, se enojaron mucho. 
8 Y todos ellos conspiraron juntos para venir a luchar contra Jerusalén y causar disturbio en ella. 
9 Entonces oramos a nuestro Dios, y para defendernos montamos guardia contra ellos de día y de noche. 
10 Pero se decía en Judá: Desfallecen las fuerzas de los cargadores, y queda mucho escombro; nosotros no podemos reedificar la muralla. 
11 Y nuestros enemigos decían: No sabrán ni verán hasta que entremos en medio de ellos y los matemos y hagamos cesar la obra. 
12 Y sucedió que cuando los judíos que habitaban cerca de ellos vinieron y nos dijeron diez veces: Subirán contra nosotros de todo lugar adonde os volváis,  13 entonces aposté hombres en las partes más bajas del lugar, detrás de la muralla y en los sitios descubiertos; aposté al pueblo por familias con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. 
14 Cuando vi su temor, me levanté y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo:
No les tengáis miedo; acordaos del Señor, que es grande y temible, y luchad por vuestros hermanos, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestras mujeres y vuestras casas. 
15 Sucedió que nuestros enemigos se enteraron que lo sabíamos y que Dios había desbaratado sus planes; entonces todos nosotros volvimos a la muralla, cada uno a su trabajo. 
16 Y sucedió que desde aquel día la mitad de mis hombres trabajaban en la obra mientras que la otra mitad portaba las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas; y los capitanes estaban detrás de toda la casa de Judá. 
17 Los que reedificaban la muralla y los que llevaban cargas llevaban la carga en una mano trabajando en la obra, y en la otra empuñaban un arma. 
18 Cada uno de los que reedificaban tenía ceñida al lado su espada mientras edificaba. El que tocaba la trompeta estaba junto a mí. 
19 Y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y estamos separados en la muralla, lejos el uno del otro. 
20 En el lugar que oigáis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros. 
21 Hacíamos el trabajo con la mitad empuñando lanzas desde el despuntar del alba hasta que salían las estrellas. 
22  En aquel tiempo dije también al pueblo: Cada hombre con su sirviente pase la noche dentro de Jerusalén, para que nos sirvan de guarda por la noche y de obrero por el día. 
23 Ni yo, ni mis hermanos, ni mis sirvientes, ni los hombres de la guardia que me seguían, ninguno de nosotros se quitó la ropa; cada uno llevaba su arma en la mano.

NEHEMIAS ENFRENTA LA OPOSICION

1.     La oposición recrudece (v.1-3; 7-8; 11; 15)
Sanbalat y Tobías se burlan de los judíos. Entonces planificaron atacarlos y les amenazaron con matarlos. Además, los enemigos se enteraron que Dios estaba con ellos.
P.A.: ¿Estoy enfrentando alguna oposición?, ¿estoy siendo desmoralizado por las dificultades?, ¿estoy confiando que Dios va a obrar?
2.     Nehemías anima y organiza al pueblo (v.4-6; 9; 12-14; 16-23)
Nehemías ora por protección de Dios. Avanzan en la construcción porque tuvieron ánimo. No sólo oraron sino montaron guardia para enfrentar las amenazas y animar al pueblo. Y todos edificaban y estaban armados y atentos al ataque enemigo.
P-A-: ¿Estoy en oración dependiendo de Dios?, ¿estoy refugiándome en fe en la protección de Dios?, ¿estoy haciendo mi parte para enfrentar las dificultades?, ¿estoy cumpliendo mi parte siendo diligente con los que Dios me ha dado?

Oremos,


Pedro

lunes, 10 de marzo de 2014

Nehemías 3

Nehemías 3
1 »Entonces el sumo sacerdote Eliasib y los demás sacerdotes se dispusieron a reconstruir la puerta de las Ovejas. La repararon hasta la torre de Hamea, y reconstruyeron la torre de Jananel 2 con la ayuda de la gente de Jericó y de Zacur hijo de Imri.
3 »Los descendientes de Sená reconstruyeron la Puerta del Pescado y revistieron de madera las puertas y les pusieron cerraduras y cerrojos. 4 Contaron con la ayuda de Meremot, el hijo de Urías y nieto de Cos; de Mesulán, el hijo de Berequías y nieto de Mesezabel; y de Sadoc hijo de Baná. 5 A su lado estaban los tecoítas, aunque en las obras del Señor no se contó con la ayuda de los jefes del pueblo.
6 »La puerta Vieja fue restaurada por Joyadá hijo de Paseaj y por Mesulán hijo de Besodías, quienes recubrieron de madera las puertas y les pusieron cerraduras y cerrojos. 7 A su lado estaban Melatías el gabaonita y Yadón el meronotita, que venían de Gabaón y de Mispá, pueblos que estaban bajo el dominio del gobernador de la ribera occidental del río Éufrates. 8 También los ayudaron Uziel hijo de Jaraías, que sabía trabajar la plata, y el perfumista Jananías, que repararon la muralla de Jerusalén hasta su parte ancha; 9 y Refaías hijo de Jur, que gobernaba la mitad de la región de Jerusalén. 10 Frente a su casa se les unió Jedaías hijo de Jarumaf, y también Jatús hijo de Jasabnías. 11 Malquías hijo de Jarín y Jasub hijo de Pajat Moab restauraron otro tramo de la muralla y de la torre de los Hornos. 12 A ellos se les unieron Salún hijo de Halojés, que era gobernador de la mitad de la región de Jerusalén, y con sus hijas.
13 »Janún y los habitantes de Zanoaj restauraron la puerta del Valle; reconstruyeron mil codos de la muralla, hasta la puerta del Basurero, y a las puertas les pusieron cerraduras y cerrojos. 14 Malquías hijo de Recab, que gobernaba la provincia de Bet Haqueren, reconstruyó la puerta del Basurero y otras puertas, y les puso cerraduras y cerrojos.
15 »La puerta de la Fuente fue reconstruida por Salún hijo de Coljozé, que era gobernador de la región de Mispá; fue él quien recubrió de madera las puertas, y quien les puso cerraduras y cerrojos; además, reconstruyó la muralla del estanque de Siloé, que va hacia el huerto del rey y llega a las escaleras que bajan de la ciudad de David. 16 Nehemías hijo de Azbuc, que era gobernador de la otra mitad de Betsur, reconstruyó las murallas que pasan frente al sepulcro de David, hasta el estanque labrado y la Mansión de los Valientes. 17 Le siguieron los levitas Rejún hijo de Bani y Jasabías, que era el gobernador de la mitad de la región de Keila, el cual reconstruyó a nombre de su región.
18 »A continuación se les unieron sus parientes Bavay hijo de Henadad, que era el gobernador de la otra mitad de Keila, 19 y Ezer hijo de Josué, que era el gobernador de Mispá, los cuales reconstruyeron las murallas que pasan frente a la cuesta de la armería de la esquina. 20 Le siguió Baruc hijo de Zabay, que con mucho fervor restauró el tramo que va de la esquina hasta la puerta de la casa de Eliasib, el sumo sacerdote. 21 El siguiente tramo, que va de la entrada de la casa de Eliasib hasta la parte final, lo restauró Meremot, el hijo de Urías y nieto de Cos. 22 Después de él se unieron a la restauración los sacerdotes de la llanura. 23 Benjamín y Jasub restauraron las murallas que estaban frente a su casa; Azarías, el hijo de Maseías y nieto de Jananías continuó el trabajo cerca de su casa. 24 Binúi hijo de Henadad reconstruyó el tramo que va de la casa de Azarías al ángulo entrante de la muralla, y hasta la esquina. 25 Le siguió Palal hijo de Uzay, que restauró el frente de la esquina y la torre que sobresale del palacio real, la cual está en el patio de la cárcel. Le siguió Pedaías hijo de Farós.
26 »Los sirvientes del templo que habitaban en Ofel no se quedaron atrás, pues restauraron incluso el frente de la puerta de las Aguas y la torre que sobresale. 27 Los tecoítas reconstruyeron el tramo que está frente a la torre que sobresale, y la muralla de Ofel.

28 »Los sacerdotes reconstruyeron la puerta de los Caballos, y el tramo de la muralla que estaba frente a su casa. 29 Sadoc hijo de Imer restauró la muralla frente a su casa, y lo mismo hizo Semaías hijo de Secanías, que era el guardián de la puerta Oriental. 30 Le siguieron Jananías hijo de Selemías y Janún, el sexto hijo de Salaf, que restauraron otro tramo de la muralla, seguidos de Mesulán hijo de Berequías, que restauró el tramo frente a su casa. 31 Malquías, el hijo del platero, restauró el tramo de la casa de los criados del templo y de los comerciantes, que está frente a la puerta del Juicio, hasta llegar a la sala de la esquina. 32 Los plateros y los comerciantes continuaron con la restauración desde la sala de la esquina hasta la puerta de las Ovejas.

INICIO DE LA RECONSTRUCION
Se inició la reconstrucción de las puertas y muros de Jerusalén.
·        Las puertas de las murallas: Ovejas, Pescado, Vieja, Valle, Barurero, -Fuente, Aguas, Caballos. Todas fueron restauradas con madera y con cerrojos.
·        Muralla y torres. Toda la muralla fue restaurada por cada vecino por sus casas.
·        Dentro de los que reconstruyeron estaban: levitas, sacerdotes, jefes y sus familias, 
·        No se contó con la ayuda de los jefes del pueblo (v.5
P.A.: ¿Estoy cumpliendo con mi responsabilidad de reconstruir vidas?, ¿estoy cumpliendo fielmente con el llamado de Dios y con el ministerio que Dios me ha dado?, ¿estoy como líder siendo de ejemplo de servicio?

Oremos,


Pedro