viernes, 25 de septiembre de 2020

Marcos 2


 Marcos 2

1 Algunos días después, Jesús volvió a Cafarnaún. En cuanto se supo que estaba en la casa, 2 se juntó mucha gente, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta, mientras él les predicaba la palabra.

3 Llegaron entonces cuatro hombres que cargaban a un paralítico. 4 Como no podían acercarse a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo donde estaba Jesús, hicieron una abertura, y por ahí bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico.

5 Cuando Jesús vio la fe de ellos, le dijo al paralítico: «Hijo, los pecados te son perdonados.»

6 Algunos de los escribas que estaban allí sentados, se decían a sí mismos:

7 «¿Qué es lo que dice éste? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados? ¡Nadie sino Dios!»

8 Enseguida Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando, así que les preguntó: «¿Qué es lo que cavilan en su corazón?

9 ¿Qué es más fácil? ¿Que le diga al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o que le diga: “Levántate, toma tu camilla y anda”?

10 Pues para que ustedes sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, éste le dice al paralítico:

11 “Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa.”»

12 Enseguida el paralítico se levantó, tomó su camilla y salió delante de todos, que se quedaron asombrados y glorificando a Dios, al tiempo que decían: «¡Nunca hemos visto nada parecido!»

13 Después Jesús volvió a la orilla del lago. Y toda la gente se le acercaba, y él les enseñaba.

14 De paso vio a Leví hijo de Alfeo, que estaba sentado donde se cobraban los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Y Leví se levantó y lo siguió.

15 Y sucedió que mientras Jesús estaba sentado a la mesa, en la casa de Leví, también muchos cobradores de impuestos y pecadores se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues ya eran muchos los que lo seguían.

16 Cuando los escribas y los fariseos lo vieron comer con cobradores de impuestos y con pecadores, les preguntaron a los discípulos: «¿Cómo? ¿Éste come y bebe con cobradores de impuestos y con pecadores?»

17 Jesús los oyó, y les dijo: «No son los sanos los que necesitan de un médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

18 Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, así que algunos fueron a preguntarle: «¿Por qué los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan, y tus discípulos no?»

19 Jesús les dijo: «¿Acaso pueden ayunar los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? ¡Claro que no, mientras el novio esté presente!

20 Pero vendrá el día en que el novio les será quitado, y entonces sí, ese día ayunarán.

21 Nadie remienda un vestido viejo con un paño de tela nueva, porque la tela nueva estira la tela vieja y la rotura se hace peor.

22 Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres, y entonces el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, el vino nuevo debe echarse en odres nuevos.»

23 Un día de reposo, mientras Jesús pasaba por los sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas a su paso.

24 Entonces los fariseos le dijeron: «¡Fíjate! ¿Por qué hacen éstos en el día de reposo lo que no está permitido hacer?»

25 Jesús les respondió: «¿Nunca leyeron lo que hizo David con sus acompañantes, en aquella ocasión en que tuvieron hambre?

26 Pues entró en la casa de Dios y comió los panes de la proposición, que sólo a los sacerdotes les es permitido comer, ¡y hasta los compartió con sus acompañantes! En aquel tiempo Abiatar era el sumo sacerdote.»

27 También les dijo: «El día de reposo se hizo por causa del género humano, y no el género humano por causa del día de reposo. 28 De modo que el Hijo del Hombre es también Señor del día de reposo.»

 

JESUS SANA, LLAMA A MATEO Y ES SEÑOR DEL AYUNO Y REPOSO

1.       Jesús sana a un paralítico (v.1-12)

Jesús fue a Capernaúm. Estaba en una casa predicando y estaba llena de gente. Cuatros hombres venían con una paralítico y por la multitud fueron al techo y por un abertura bajaron al paralítico. Vio la fe de ellos y le dijo al paralítico “que sus pecados son perdonados”, para los fariseos esto era una blasfemia. El Señor los cuestiona y les pregunta que es más fácil o perdonar sus pecados o sanarlo? Y con su autoridad divina manda al paralitico a levantarse e ir a su casa, lo cual sucedió para asombro de todos.

Preg.Aplic.: ¿Estoy teniendo una fe proactiva?, ¿me desvelo, busco toda oportunidad para orar y pedir la intervención en mi vida y la de otros por sanidades?, ¿creo que Cristo me ha perdonado de todos mis pecados?, ¿creo en la sanidades e imposibles de Dios?, ¡qué esta limitando mi fe?

2.       Jesús llama a Mateo y come con publicanos (v.13-17)

Jesús seguía enseñando. Y vio y llamó a Mateo, cobrador de impuestos, y lo siguió. Estando en casa de Mateo se juntaron muchos publicanos y pecadores con Jesús. Los fariseos los cuestionan ante sus discípulos. El Señor les responde que ha venido por los enfermos y pecadores.

Preg.Aplic.: ¿Estoy haciendo acepción de personas?, ¿me creo más justo que otros por mi vida religiosa?, ¿estoy orando y predicando a todos los enfermos y pecadores necesitados de Cristo?

3.       Jesús y el ayuno y el día de reposo (v.18-28)

Algunos cuestionan porque sus discípulos no ayunan como los de Juan y los fariseos. Jesús responde que hoy con el novio presente no es necesario, luego si cuando ya no esté El. Cristo vino a restaurar vidas y hacerlas nuevas. En un día de reposo, sus discípulos arrancaron espigas. Los fariseos lo cuestionan. El Señor Jesús les recuerda lo que hicieron David y sus guerreros huyendo y comieron los panes del templo. El legalismo del día de reposo no debe dominar al hombre. Cristo es Señor del día de reposo

Preg.Aplic.: ¿Estoy orando y ayunando para fortalecer mi fe?, ¿he creído en Cristo y el ha restaurado y me ha dado una vida nueva?, ¿estoy siendo legalista cumpliendo las normas, pero no veo las lecciones espirituales?, ¿estoy teniendo reposo y dependencia del Señor?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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Equipo AATC

 

 

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Marcos 1


Marcos 1

1 Principio del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios.

2 Como está escrito en el profeta Isaías:

«Yo envío a mi mensajero delante de ti, El cual preparará tu camino.

3 Una voz clama en el desierto:

“Preparen el camino del Señor; Enderecen sus sendas.”»

4 Juan se presentó en el desierto, y bautizaba y proclamaba el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados.

5 Toda la gente de la provincia de Judea y de Jerusalén acudía a él, y allí en el río Jordán confesaban sus pecados, y Juan los bautizaba.

6 La ropa de Juan era de pelo de camello, alrededor de la cintura llevaba un cinto de cuero, y se alimentaba de langostas y miel silvestre.

7 Al predicar, Juan decía: «Después de mí viene uno más poderoso que yo. ¡Yo no soy digno de inclinarme ante él para desatarle la correa de su calzado!

8 A ustedes yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.»

9 Por esos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.

10 En cuanto Jesús salió del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma.

11 Y desde los cielos se oyó una voz que decía: «Tú eres mi Hijo amado, en quien me complazco.»

12 Enseguida, el Espíritu llevó a Jesús al desierto, 13 y allí fue puesto a prueba por Satanás durante cuarenta días. Estaba entre las fieras, y los ángeles lo servían.

14 Después de que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea para proclamar el evangelio del reino de Dios.

15 Decía: «El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse, y crean en el evangelio!»

16 Mientras Jesús caminaba junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés. Estaban echando la red al agua, porque eran pescadores.

17 Jesús les dijo: «Síganme, y yo haré de ustedes pescadores de hombres.»

18 Enseguida, ellos dejaron sus redes y lo siguieron.

19 Un poco más adelante, Jesús vio a otros dos hermanos, Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, quienes estaban en la barca y remendaban sus redes.

20 Enseguida Jesús los llamó, y ellos dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, y lo siguieron.

21 Llegaron a Cafarnaún, y en cuanto llegó el día de reposo, Jesús fue a la sinagoga y se dedicó a enseñar.

22 La gente se admiraba de sus enseñanzas, porque enseñaba como corresponde a quien tiene autoridad, y no como los escribas.

23 De pronto, un hombre que tenía un espíritu impuro comenzó a gritar en la sinagoga:

24 «Oye, Jesús de Nazaret, ¿qué tienes contra nosotros? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres tú! ¡Eres el Santo de Dios!»

25 Pero Jesús lo reprendió, y le dijo: «¡Cállate, y sal de ese hombre!»

26 El espíritu impuro sacudió al hombre con violencia y, gritando con todas sus fuerzas, salió de aquel hombre.

27 Todos quedaron muy asombrados, y se preguntaban unos a otros: «¿Y esto qué es? ¿Acaso es una nueva enseñanza? ¡Con toda autoridad manda incluso a los espíritus impuros, y éstos lo obedecen!»

28 Y muy pronto la fama de Jesús se difundió por toda la provincia de Galilea.

29 En cuanto salieron de la sinagoga, Jesús fue con Jacobo y Juan a la casa de Simón y Andrés.

30 La suegra de Simón estaba en cama porque tenía fiebre, y enseguida le hablaron de ella.

31 Jesús se acercó y, tomándola de la mano, la ayudó a levantarse. Al instante la fiebre se le fue, y ella comenzó a atenderlos.

32 Al anochecer, cuando el sol se puso, llevaron a Jesús a todos los que estaban enfermos y endemoniados.

33 Toda la ciudad se agolpaba ante la puerta, 34 y Jesús sanó a muchos que sufrían de diversas enfermedades, y también expulsó a muchos demonios, aunque no los dejaba hablar porque lo conocían.

35 Muy de mañana, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó y se fue a un lugar apartado para orar.

36 Simón y los que estaban con él comenzaron a buscarlo, 37 y cuando lo encontraron le dijeron: «Todos te están buscando.»

38 Él les dijo: «Vayamos a las aldeas vecinas, para que también allí predique, porque para esto he venido.»

39 Y Jesús recorrió toda Galilea; predicaba en las sinagogas y expulsaba demonios.

40 Un leproso se acercó a Jesús, se arrodilló ante él y le dijo: «Si quieres, puedes limpiarme.»

41 Jesús tuvo compasión de él, así que extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero. Ya has quedado limpio.»

42 En cuanto Jesús pronunció estas palabras, la lepra desapareció y aquel hombre quedó limpio.

43 Enseguida Jesús le pidió que se fuera, pero antes le hizo una clara advertencia.

44 Le dijo: «Ten cuidado de no decírselo a nadie. Más bien, ve y preséntate ante el sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para que les sirva de testimonio.»

45 Pero una vez que aquel hombre se fue, dio a conocer ampliamente lo sucedido, y de tal manera lo divulgó que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba afuera, en lugares apartados. Pero aun así, de todas partes la gente acudía a él.

 

JESUS SE BAUTIZA Y SANA ENFERMOS

1.       Juan el Bautista  y el bautismo de Jesús (v.1-13)

Se presenta a Juan el Bautista como el mensajero que prepara el camino del Mesías. El bautizaba en el desierto y llamaba al arrepentimiento de pecados. Muchos confesaban sus pecados y se bautizaban. Vestía pelo de camello y cinto de cuero y comía langostas y miel. El anunciaba que venía uno más poderoso que bautizará con el Espíritu Santo.

Jesús es bautizado por Juan. Los cielos se abren y el Espíritu desciende sobre El, el Padre le afirma que es su hijo amado y que hace su voluntad. Fue llevado al desierto y satanás lo tentó, pero ángeles lo servían.  

Preg.Aplic.: ¿Estoy siendo un mensaje fiel del evangelio de Cristo?, ¿estoy haciendo la voluntad de Dios?, ¿he creído en Cristo como mi salvador?, ¿estoy confiando y dependiendo de Dios para enfrentar toda prueba y/o dificultad?

2.       Jesús llama a sus primeros discípulos (v.14-20)

Juan fue encarcelado. Jesús fue a Galilea a proclamar el evangelio del reino de Dios. El tiempo ha llegado, llama al arrepentimiento y a creer en el evangelio. El Señor llama a los pescadores hermanos Pedro y Andrés, y dejaron sus redes y lo siguieron. También llamó a los hermanos pescadores Jacobo y Juan, y dejaron a su padre Zebedeo.

Preg.Aplic.: ¿Soy un discípulo que lo he dejado todo por seguir a Cristo?, ¿he decidido conocerlo y depender de El?, ¿estoy consagrando al Señor todos mis talentos?

3.       Jesús enseña en la sinagoga y libera un endemoniado (v.21-34)

Jesús enseñaba en Capernaum en la sinagoga y se admiraban porque lo hacía con autoridad y no como los escribas. Un endemoniado le grita y le reclama, el Señor manda callar y libera al hombre. Todos se admiran y preguntan sobre su autoridad. Se hizo famoso en Galilea. Luego, Jesús fue con Jacobo y Juan a casa de Pedro, y su suegra esta con fiebre. El Señor le ayudó y se sanó. En la noche, le llevaron enfermos y endemoniados, los sanó y los liberó.

Preg.Aplic.: ¿Estoy aprendiendo y obedeciendo la Palabra de Dios?, ¿hablo en dependencia de la autoridad de Dios?, ¿estoy siendo usado por Dios para liberar endemoniados?, ¿estoy en dependencia de Dios, orando y pidiendo sanidad por toda enfermedad?

4.       Jesús sana a un leproso que lo divulga (v.35-45)

Muy temprano Jesús se fue a orar apartado. Sus discípulos lo encuentran y le dicen que lo están buscando. El les dice para ir a predicar y recorrió Galilea predicando en sinagogas. Un leproso se arrodilla y le dice que si quiere limpiarlo, el Señor le dice que si quiere y quedó limpio, y le pidió que sea prudente y cumpla la ley. Pero el hombre divulgó su fama y Jesús ya no podía entrar a las ciudades, entonces se apartaba, pero la gente lo seguía.

Preg.Aplic.: ¿Estoy desarrollando una vida de oración?, ¿dependo de Dios en todas las decisiones que hago?, ¿estoy predicando el evangelio de Cristo?, ¿estoy siendo humilde como el leproso y le pido a Dios sanidad?, ¿creo en el poder sanador del Señor?, ¿hay enfermedad imposible que Dios no pueda sanar?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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Equipo AATC

jueves, 17 de septiembre de 2020

Mateo 28


 Mateo 28

1 Cuando pasó el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro.

2 De pronto, hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo, removió la piedra, y se sentó sobre ella.

3 Su aspecto era el de un relámpago, y sus vestidos eran blancos como la nieve. 4 Al verlo, los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos.

5 Pero el ángel les dijo a las mujeres: «No teman. Yo sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado.

6 No está aquí, pues ha resucitado, como él dijo. Vengan y vean el lugar donde fue puesto el Señor.

7 Luego, vayan pronto y digan a sus discípulos que él ha resucitado de los muertos. De hecho, va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán. Ya se lo he dicho.»

8 Entonces ellas salieron del sepulcro con temor y mucha alegría, y fueron corriendo a dar la noticia a los discípulos.

9 En eso, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Salve!» Y ellas se acercaron y le abrazaron los pies, y lo adoraron.

10 Entonces Jesús les dijo: «No teman. Vayan y den la noticia a mis hermanos, para que vayan a Galilea. Allí me verán.»

11 Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad y les contaron a los principales sacerdotes todo lo que había sucedido.

12 Éstos se reunieron con los ancianos y, después de ponerse de acuerdo, dieron mucho dinero a los soldados 13 y les dijeron: «Ustedes digan que sus discípulos fueron de noche y se robaron el cuerpo, mientras ustedes estaban dormidos.

14 Si el gobernador se entera de esto, nosotros lo convenceremos y a ustedes los pondremos a salvo.»

15 Ellos tomaron el dinero y siguieron las instrucciones recibidas. Y ésta es la versión que se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había señalado, 17 y cuando lo vieron, lo adoraron. Pero algunos dudaban.

18 Jesús se acercó y les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.

19 Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

20 Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén.

 

JESUS RESUCITA!!!

1.       Jesús resucita (v.1-10)

Fueron al sepulcro María Magdalena y María, y hubo un terremoto y un ángel removió la piedra. Los guardias quedaron como muertos. El ángel les dice a ellas que Jesús ha resucitado y díganselo a los discípulos, y lo verán en Galilea. En el camino, salió Jesús y las saludó, y ellas postradas lo adoraron. Les dice que en Galilea se verán (v.8-10)

Preg.Aplic.: ¿Estoy siendo fiel con mis cercanos en sus enfermedades y muerte?, ¿creo en el Dios de los imposibles?, ¿estoy adorando a Dios con mi vida?, ¿vivo en la victoria de la resurrección de Cristo?

2.       Los guardias van donde los sacerdotes (v.12-15)

Los guardias van donde los sacerdotes judíos a contarles, y les dieron mucho dinero a los soldados para que digan que su cuerpo fue robado por los discípulos de Jesús. Y esa versión se ha mantenido con los judíos (v.12-15)

Preg.Aplic.: ¿Estoy usando el dinero para coimear a autoridades y lograr mis fines?, ¿soy mentiroso y cambio la verdad?, ¿propago las murmuraciones y las doy por cierto?, ¿Cómo creyente corto toda mentira y hablo verdad?

3.       La gran comisión de Jesús a sus discípulos (v.16-20)

Los discípulos se encontraron con Jesús en el monte de Galilea y lo adoraron. Aunque algunos dudaban. El les da su gran comisión:

·         Jesús tiene toda autoridad en el cielo y tierra (v.18)

·         Ir y hacer discípulos en todas las naciones (v.19 a)

·         Bautizarles en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo (v.19 b)

·         Enseñarles a guardar todos los mandamientos (v.20 a)

·         Jesús estará con ellos hasta el fin del mundo (v.20 b)

Preg.Aplic.: ¿Estoy dudando del poder de Dios de resucitar a los muertos?, ¿creo en los imposibles de Dios?, ¿dependo y confío en la autoridad de Dios?, ¿estoy haciendo discípulos?, ¿enseño el bautismo como señal de arrepentimiento y fe en Cristo?, ¿enseño que la fe crece con la obediencia a la Palabra de Dios?, ¿tengo la convicción que Dios está conmigo y está siempre en mí?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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lunes, 14 de septiembre de 2020

Mateo 27


 Mateo 27

1 Cuando llegó la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se confabularon contra Jesús, para condenarlo a muerte.

2 Lo ataron y se lo llevaron para entregárselo a Poncio Pilato, el gobernador.

3 Cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que Jesús había sido condenado, se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos.

4 Les dijo: «He pecado al entregar sangre inocente.» Pero ellos le dijeron: «¿A nosotros qué nos importa? ¡Allá tú!»

5 Entonces Judas arrojó en el templo las monedas de plata, y después de eso salió y se ahorcó.

6 Los principales sacerdotes tomaron las monedas y dijeron: «No está bien echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es el precio de sangre derramada.»

7 Y después de ponerse de acuerdo, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultar allí a los extranjeros.

8 Por eso hasta el día de hoy aquel campo se llama «Campo de sangre». 9 Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: «Y tomaron las treinta monedas de plata, que es el precio estimado por los hijos de Israel, 10 y las usaron para comprar el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.»

11 Jesús estaba en pie ante el gobernador, y éste le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Jesús le respondió: «Tú lo dices.»

12 Pero ante las acusaciones de los principales sacerdotes y de los ancianos no respondió nada.

13 Entonces Pilato le preguntó: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?»

14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra, de tal manera que el gobernador se quedó muy asombrado.

15 Ahora bien, en el día de la fiesta el gobernador acostumbraba poner en libertad a un preso, el que el pueblo quisiera.

16 En aquel momento tenían un preso muy famoso, llamado Barrabás.

17 Pilato se reunió con ellos y les preguntó: «¿A quién quieren que les suelte: a Barrabás, o a Jesús, al que llaman el Cristo?»

18 Y es que Pilato sabía que ellos lo habían entregado por envidia.

19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, su mujer mandó a decirle: «No tengas nada que ver con ese justo, pues por causa de él hoy he tenido un sueño terrible.»

20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud de que pidieran a Barrabás, y que mataran a Jesús.

21 El gobernador les preguntó: «¿A cuál de los dos quieren que les suelte?» Y ellos dijeron: «¡A Barrabás!»

22 Pilato les preguntó: «¿Qué debo hacer entonces con Jesús, al que llaman el Cristo?» Y todos le dijeron: «¡Que lo crucifiquen!»

23 Y el gobernador les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaban aún más, y decían: «¡Que lo crucifiquen!»

24 Al ver Pilato que no conseguía nada, sino que se armaba más alboroto, tomó agua, se lavó las manos en presencia del pueblo, y dijo: «Allá ustedes. Yo me declaro inocente de la muerte de este justo.»

25 Y todo el pueblo respondió: «¡Que recaiga su muerte sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»

26 Entonces les soltó a Barrabás, y luego de azotar a Jesús lo entregó para que lo crucificaran.

27 Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y alrededor de él reunieron a toda la compañía; 28 luego lo desnudaron, le echaron encima un manto escarlata; 29 sobre la cabeza le pusieron una corona tejida de espinas, y en la mano derecha le pusieron una caña; entonces se arrodillaron delante de él, y burlonamente le decían: «¡Salve, Rey de los judíos!» 30 Además, le escupían y con una caña le golpeaban la cabeza. 31 Después de burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y lo llevaron para crucificarlo.

32 Al salir de allí, se encontraron con un hombre de Cirene que se llamaba Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.

33 Llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa «Lugar de la Calavera», 34 y allí le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero Jesús, después de haberlo probado, no quiso beberlo. 35 Después de que lo crucificaron, echaron suertes para repartirse sus vestidos, con lo que se cumplió lo dicho por el profeta: «Se repartieron mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.»

36 Luego se sentaron a custodiarlo.

37 Sobre su cabeza pusieron su causa escrita: «ÉSTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS».

38 Junto a él crucificaron también a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda.

39 Los que pasaban lo insultaban, y mientras meneaban la cabeza 40 decían: «Tú, que derribas el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo. Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.»

41 Del mismo modo, también se burlaban de él los principales sacerdotes, los escribas, los fariseos y los ancianos. Decían:

42 «Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. Si es el Rey de Israel, que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. 43 Ya que él confió en Dios, pues que Dios lo libre ahora, si lo quiere. Porque él ha dicho: “Soy Hijo de Dios.”»

44 Y también lo insultaban los ladrones que estaban crucificados con él.

45 Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde hubo tinieblas sobre toda la tierra.

46 Cerca de las tres de la tarde, Jesús clamó a gran voz. Decía: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?», es decir, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»

47 Algunos de los que estaban allí, decían al oírlo: «Está llamando a Elías.»

48 Al instante, uno de ellos corrió y tomó una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en una caña, le dio a beber.

49 Los otros decían: «Deja, veamos si Elías viene a librarlo.»

50 Pero Jesús, después de clamar nuevamente a gran voz, entregó el espíritu.

51 En ese momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba hacia abajo; la tierra tembló, las rocas se partieron, 52 los sepulcros se abrieron, y muchos cuerpos de santos, que ya habían muerto, volvieron a vivir.

53 Después de la resurrección de Jesús, éstos salieron de sus sepulcros y fueron a la santa ciudad, donde se aparecieron a muchos.

54 Al ver el terremoto y las cosas que habían sucedido, el centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús se llenaron de miedo, y dijeron: «¡En verdad, éste era Hijo de Dios!»

55 Muchas mujeres, que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo, estaban allí mirando de lejos.

56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

57 Cuando llegó la noche, un hombre rico de Arimatea que se llamaba José, y que también había sido discípulo de Jesús, 58 fue a hablar con Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato ordenó que se lo entregaran.

59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, 60 y lo puso en su sepulcro nuevo, que había sido cavado en una peña. Después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue.

61 María Magdalena y la otra María se quedaron sentadas delante del sepulcro.

62 Al día siguiente, que es el día después de la preparación, los principales sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato 63 y le dijeron: «Señor, nos acordamos que, cuando aún vivía, aquel engañador dijo: “Después de tres días resucitaré.”

64 Por lo tanto, manda asegurar el sepulcro hasta el tercer día; no sea que sus discípulos vayan de noche y se lleven el cuerpo, y luego digan al pueblo: “¡Resucitó de entre los muertos!” Porque entonces el último engaño sería peor que el primero.»

65 Y Pilato les dijo: «Ahí tienen una guardia. Vayan y aseguren el sepulcro como sepan hacerlo.»

66 Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.

 

LA MUERTE DE JESUS

1.       Judíos conspiran contra Jesús y muerte de Judas (v.1-14)

Confabulados los líderes de Israel llevaron a Jesús para condenarlo a la muerte al gobernador Poncio Pilato. El interroga a Jesús, le dice que si es el rey de los judíos, y él le responde que el lo ha dicho. Luego, le pregunta por las acusaciones de los judíos, no responde.

Luego Judas va y devuelve las monedas por la injusticia, pero los líderes judíos lo rechazan, de ahí sale y se ahorca. Con el dinero los sacerdotes compraron el campo del alfarero para cementerio.

Preg.Aplic.: ¿En medio de las injusticias, estoy confiando en el Señor?, ¿confío en la justicia de Dios?, ¿estoy con remordimiento de mis pecados o tengo un verdadero arrepentimiento que me lleve a un cambio de vida?

2.       Se sentencia la muerte de Jesús (v.15-26)

En fiesta el gobernador podría liberar al que el pueblo quisiera. Estaba el preso Barrabás, y les pregunta a quien liberar a Cristo o a Barrabas?.

La mujer de Pilato le advierte, que no se meta. Y los líderes judíos pidieron a favor de Barrabás y que maten a Jesús y lo crucifiquen. Pilato ve que es injusto, pero por miedo a la multitud y al alboroto, se lava las manos y se declara inocente. Y el pueblo señala que la muerte caiga sobre ellos y sus hijos. Soltó a Barrabás y entregó a Jesús para que lo crucifiquen.

Preg.Aplic.: ¿Estoy asumiendo mi responsabilidad como líder?, ¿o me estoy lavando las manos y culpando a otros?

3.       Jesús es crucificado (v.27-65)

Los soldados de Pilato lo llevaron, lo desnudaron y le pusieron un manto escarlata, y es su cabeza una corona de espinas y una caña en la mano derecha, y se burlaron como rey judío les escupían y le golpeaban la cabeza. Lo llevaron a crucificarlo.

·         En el camino, a José de Cirene le obligaron a llevar la cruz (v.32)

·         Llegaron a Gólgota, lugar de la calavera (v.33)

·         Le dieron a beber vinagre con hiel, pero Jesús no quiso (v.34)

·         Lo crucificaron y  se sortearon sus vestidos cumpliéndose la profecía (v.35)

·         Sobre su cabeza pusieron el cartel de que es Jesús, el rey de los judíos (v.36-37)

·         Lo crucificaron junto a dos ladrones a sus ambos lados (v.3)

·         Los que pasaban se burlaban de que se salve a si mismo y descienda de la cruz si es hijo de Dios (v.39-40)

·         Los principales sacerdotes, escribas, fariseos y ancianos se burlaban que se salve así mismo, que descienda de la cruz y que Dios lo libere si es hijo de Dios(v.41-43)

·         Los ladrones que estaba crucificados lo insultaban (v.44)

·         Desde las 12pm. a las 3pm. hubo tinieblas en la tierra (v.45)

·         A las 3pm., clamó a Dios por qué lo había desamparado (v.46)

·         Unos piensan que clama a Elías, de dan vinagre de beber, van a ver si Elias viene (v.47-49)

·         El Señor luego de clamar nuevamente, falleció (v.50)

·         El velo del templo se rasgó en dos, hubo un terremoto, y de los sepulcros muchos resucitaron y fueron a Jerusalén (v.51-53)

·         Los romanos se llenan de miedo y señalan que si es el hijo de Dios (v.54)

·         Estaban ahí: María Magdalena, María la mama de Jacobo y José, y Maria la madre de Juan y Jacobo (v.55-56)

·         José de Arimatea fue donde Pilatos para pedirle el cuerpo de Jesús para sepultarlo. Y lo puso en un sepulcro nuevo y lo selló con una gran piedra (v.57-60)

·         María Magdalena y María estaban en el sepulcro (v.61)

·         Los líderes judíos van donde Pilato para que asegure el sepulcro para que no roben su cuerpo y digan que ha resucitado. Aseguraron el sepulcro y pusieron guardia (v.62-65)

Preg.Aplic.: ¿Me burlo de los débiles y hago escarnio de los necesitados?, ¿creo en el sacrificio de Cristo en la cruz y acepto su salvación?, ¿creo en el Señor todopoderoso?, ¿apoyo a las familias necesitadas en medio de la muerte?, ¿estoy siendo fiel hasta la muerte?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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sábado, 12 de septiembre de 2020

Mateo 26


 Mateo 26

1 Cuando Jesús terminó de decir todo esto, dijo a sus discípulos:

2 «Como ustedes saben, dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.»

3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio de Caifás, el sumo sacerdote, 4 y se confabularon para aprehender con engaños a Jesús, y matarlo.

5 Pero decían: «Que no sea durante la fiesta, para que no se alborote el pueblo.»

6 Mientras Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el leproso, 7 se le acercó una mujer. Llevaba un vaso de alabastro con un perfume muy caro, que derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa.

8 Al ver esto, los discípulos se enojaron y dijeron: «¿Pero qué desperdicio es éste?

9 ¡Pudo haberse vendido esto por mucho dinero, y ser dado a los pobres!»

10 Jesús se dio cuenta de esto, y les dijo: «¿Por qué molestan a esta mujer? Lo que ha hecho conmigo es una buena obra.

11 Porque ustedes siempre tendrán a los pobres, pero a mí no siempre me tendrán.

12 Lo que ha hecho ella al derramar sobre mí este perfume, es prepararme para la sepultura. 13 De cierto les digo que en cualquier parte del mundo donde este evangelio sea proclamado, también se contará lo que esta mujer ha hecho, y así será recordada.»

14 Entonces Judas Iscariote, que era uno de los doce, fue a ver a los principales sacerdotes, 15 y les dijo: «¿Cuánto me darían, si yo les entrego a Jesús?» Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.

16 Desde entonces Judas buscaba el mejor momento de entregar a Jesús.

17 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la comida de la pascua?»

18 Él les indicó ir a la ciudad, a la casa de cierto hombre, y decirle: «El Maestro dice: “Mi tiempo está cerca. Celebraré la pascua con mis discípulos en tu casa.”»

19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les mandó, y prepararon la pascua.

20 Cuando llegó la noche, Jesús se sentó a la mesa con los doce, 21 y mientras comían dijo: «De cierto les digo, que uno de ustedes me va a traicionar.»

22 Ellos se pusieron muy tristes, y cada uno comenzó a preguntarle: «¿Soy yo, Señor?»

23 Él les respondió: «El que mete la mano conmigo en el plato, es el que me va a entregar.

24 A decir verdad, el Hijo del Hombre sigue su camino, como está escrito acerca de él, ¡pero ay de aquél que lo traiciona! ¡Más le valdría no haber nacido!»

25 Entonces Judas, el que lo iba a traicionar, le preguntó: «¿Soy yo, Maestro?» Y Jesús le respondió: «Tú lo has dicho.»

26 Mientras comían, Jesús tomó el pan y lo bendijo; luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, y les dijo: «Tomen, coman; esto es mi cuerpo.»

27 Después tomó la copa, y luego de dar gracias, la entregó a sus discípulos y les dijo: «Beban de ella todos, 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos, para perdón de los pecados. 29 Yo les digo que, desde ahora, no volveré a beber de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.»

30 Luego de cantar el himno, fueron al monte de los Olivos.

31 Allí Jesús les dijo: «Todos ustedes se escandalizarán de mí esta noche, porque está escrito: “Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.”

32 Pero después de que yo haya resucitado, iré delante de ustedes a Galilea.»

33 Pedro le dijo: «Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.»

34 Jesús le dijo: «De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.»

35 Pedro le dijo: «Aun cuando tenga yo que morir contigo, jamás te negaré.» Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

36 Entonces Jesús fue con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí, mientras yo voy a orar en aquel lugar.»

37 Jesús llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a ponerse triste y muy angustiado.

38 Entonces les dijo: «Quédense aquí, y velen conmigo, porque siento en el alma una tristeza de muerte.»

39 Unos pasos más adelante, se inclinó sobre su rostro y comenzó a orar. Y decía: «Padre mío, si es posible, haz que pase de mí esta copa. Pero que no sea como yo lo quiero, sino como lo quieres tú.»

40 Luego volvió con sus discípulos, y como los encontró durmiendo, le dijo a Pedro: «¿Así que no han podido mantenerse despiertos conmigo ni una hora?

41 Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.»

42 Otra vez fue y oró por segunda vez, y dijo: «Padre mío, si esta copa no puede pasar de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad.»

43 Una vez más fue y los halló durmiendo, porque los ojos se les caían de sueño.

44 Entonces los dejó y volvió a irse, y por tercera vez oró con las mismas palabras.

45 Luego volvió con sus discípulos y les dijo: «Sigan durmiendo y descansando. Miren que ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.

46 ¡Vamos, levántense, que ya se acerca el que me traiciona!»

47 Todavía estaba hablando Jesús cuando llegó Judas, que era uno de los doce. Con él venía mucha gente armada con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

48 El que lo estaba traicionando les había dado esta contraseña: «Al que yo le dé un beso, ése es; arréstenlo.»

49 Enseguida se acercó a Jesús, y le dijo: «¡Hola, Maestro!» Y le dio un beso.

50 Jesús le dijo: «Amigo, ¿a qué vienes?» Entonces aquellos hombres se acercaron, le echaron mano y lo arrestaron.

51 Pero uno de los que estaban con Jesús extendió su mano, sacó su espada, e hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó una oreja.

52 Entonces Jesús le dijo: «Vuelve tu espada a su lugar. Quien esgrime la espada, muere por la espada.

53 ¿No te parece que yo puedo orar a mi Padre, y que él puede mandarme ahora mismo más de doce legiones de ángeles?

54 Pero entonces ¿cómo se cumplirían las Escrituras? Porque es necesario que así suceda.»

55 En ese momento, Jesús dijo a la gente: «¿Han venido a arrestarme con espadas y palos, como si fuera yo un ladrón? ¡Todos los días me sentaba a enseñarles en el templo, y ustedes no me aprehendieron!

56 Pero todo esto sucede, para que se cumpla lo escrito por los profetas.» Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

57 Los que aprehendieron a Jesús lo llevaron ante el sumo sacerdote Caifás, donde estaban reunidos los escribas y los ancianos.

58 Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote, y entró y se sentó con los alguaciles, para ver cómo terminaba aquello.

59 Los principales sacerdotes, y los ancianos y todo el concilio, buscaban algún falso testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; 60 pero no lo hallaron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Finalmente, llegaron dos testigos falsos 61 y dijeron: «Éste dijo: “Puedo derribar el templo de Dios, y reedificarlo en tres días.”»

62 El sumo sacerdote se levantó y le preguntó: «¿No vas a responder? ¡Mira lo que éstos dicen contra ti!»

63 Pero Jesús guardó silencio. Entonces el sumo sacerdote le dijo: «Te ordeno en el nombre del Dios viviente, que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.»

64 Jesús le respondió: «Tú lo has dicho. Y además les digo que, desde ahora, verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poderoso, y venir en las nubes del cielo.»

65 El sumo sacerdote se rasgó entonces las vestiduras y dijo: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos de más testigos? ¡Ustedes acaban de oír su blasfemia!

66 ¿Qué les parece?» Y ellos respondieron: «¡Que merece la muerte!»

67 Entonces unos lo escupieron en el rostro, y le dieron puñetazos; y otros lo abofeteaban 68 y decían: «¡Profetízanos, Cristo; dinos quién te golpeó!»

69 Mientras Pedro estaba sentado afuera, en el patio, se le acercó una criada y le dijo: «También tú estabas con Jesús el galileo.»

70 Pero él lo negó delante de todos, y dijo: «No sé de qué hablas.»

71 Y se fue a la puerta. Pero otra criada lo vio, y dijo a los que estaban allí: «También éste estaba con Jesús el nazareno.»

72 Pero él lo negó otra vez, y hasta juró: «No conozco a ese hombre.»

73 Un poco después, los que estaban por allí se acercaron a Pedro y le dijeron: «Sin lugar a dudas, tú también eres uno de ellos, porque hasta tu manera de hablar te delata.»

74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: «No conozco a ese hombre.» Y enseguida cantó el gallo.

75 Entonces Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y saliendo de allí, lloró amargamente.

 

JESUS ES TRAICIONADO Y ARRESTADO

1.       El Señor anuncia su muerte y una mujer lo honra (v.1-16)

El Señor informa que será entregado en dos días. Los líderes judíos se reúnen para confabular contra Jesús y con engaños matarlo. Una mujer se le acercó cuando estaba con el leproso Simón y le echó un perfume muy caro. Los discípulos se incomodan, pero el Señor les increpa que lo hecho por la mujer es una buena obra, esta mujer lo está preparando para la sepultura y ella será recordada por este hecho.

Judas va a los sacerdotes y les propone entregar a Jesús y ellos le proponen 30 piezas de plata (precio de un esclavo). Desde ahí buscaba entregar a Jesús.

Preg.Aplic.: ¿Soy una persona justa o busco confabular para hacer daño a otro?, ¿estoy ofrendando al Señor lo mejor?, ¿estoy consagrando a Dios y entregando todo mi ser, talentos y recursos?, ¿soy avaro y me rindo al dinero?

2.       La pascua de Jesús con sus discípulos (v.17-35)

Para celebrar la pascua, el Señor manda a sus discípulos que a un hombre para que les dé su casa para esta celebración. Y prepararon la pascua.

En la mesa el Señor señala que uno de ellos lo va a traicionar. Todos se ponen tristes, afirma que el traicionero será castigado. Judas pregunta si es el, el Señor le responde que él lo ha dicho. El Señor institucionaliza la santa cena: el pan que simboliza su cuerpo y el vino su sangre símbolo del nuevo pacto en Cristo. Se fueron a cantar himnos al monte de los olivos.

Luego de su muerte todos huirán, y luego de resucitado los verá en Galilea. Pedro dice que él nunca lo va a abandonar.  El Señor le dice que lo va a negar 3 veces antes que gallo cante. Pedro dice que está dispuesto a morir y nunca negarlo, igual afirman los otros.

Preg.Aplic.: ¿Estoy entregando mis bienes al servicio de Dios?, ¿soy una persona fiel o traiciono por dinero o por miedo?, ¿He reconocido a Cristo como mi salvador y Señor?, ¿soy un creyente impulsivo e inestable?, ¿niego mi fe por temor a otros?

3.       El Señor va a orar a Getsemaní con los discípulos (v.36-46)

El Señor se va orar con ellos. Luego se lleva a Pedro, Jacobo y Juan aparte y se pone triste y angustiado, tenía tristeza de muerte. Ora al Padre: si es posible pasar este sufrimiento, pero que no sea lo que él quiere sino lo que decida el Padre. Los discípulos se quedan dormidos, el Señor les advierte que estén despiertos y oren para no caer en tentación.

El Señor ora por segunda vez clamando de igual forma, pero sujeto a la voluntad del Padre. Los discípulos, nuevamente, se quedaron dormidos.

Volvió a orar por tercera vez, con las mismas palabras. El Señor señala que ya llegó su hora y viene a entregarlo el que lo traiciona.

Preg.Aplic.: ¿Estoy orando como Jesús para no hacer lo que yo quiero sino su voluntad?, ¿estoy llorando y humillándome ante El y dejando toda autosuficiencia?

4.       Judas entrega a Jesús y lo llevan a Caifás (v.47-68)

Judas va con un grupo de gente armada enviada por los por los líderes de Israel. Va y le da un beso de saludo. El Señor le pregunta a que viene. Y los hombres lo arrestaron. Uno de los discípulos sacó su espada en defensa y cortó la oreja al siervo del sumo sacerdote. El Señor le reprende, ya que él puede orar y el Padre enviar legiones a protegerlo, pero está para cumplir las escrituras. Jesús cuestiona a los armados, ya que lo buscan como ladrón cuando pudieron arrestarlo cuando predicaba en el templo. Los discípulos lo abandonaron y huyeron. Lo llevaron donde Caifás sumo sacerdote que estaba con los escribas y ancianos. Pedro lo sigue y está en patio con los alguaciles.

En el concilio presentan falsos testigos. Uno lo acusa porque decía que iba a derribar el templo y levantarlo en 3 días. Jesús no responde.

Caifás le ordena que responda que si es el Cristo, el hijo de Dios. El Señor le responde: “tú los has dicho” y lo verán junto al Padre en su gloria. Caifás lo acusa de blasfemo y lo condenan a muerte. Y lo comenzaron a golpear y humillarlo.

Preg.Aplic.: ¿Estoy huyendo a las dificultades?, ¿estoy haciendo la voluntad a pesar de las dificultades?, ¿estoy padeciendo las mentiras y calumnias por Cristo?, ¿creo que Cristo es el Mesías prometido?,

5.       Pedro niega a Jesús (v.69-75)

Pedro estaba en el patio, una criada señala que él estaba con Jesús, él lo niega delante de todos. Se fue a otra puerta, otra criada dice que él estaba con Jesús, pero él lo niega y jura que no lo conoce. Luego, otros se le acercan y le dicen que su forma de hablar lo delata. Pero Pedro maldice y jura que no conoce a Jesús, y canta el gallo. Pedro se acuerda de lo que dijo el Señor y su fue a llorar con amargura.

Preg.Aplic.: ¿Estoy negando mi fe en Jesús ante los demás?, ¿está mi vida mostrando que soy discípulo de Jesús?, ¿soy autosuficiente y orgulloso creyéndome fiel en mis fuerzas?, ¿estoy siendo humilde y pobre en espíritu reconociendo que si el nada soy?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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