lunes, 30 de noviembre de 2020

Marcos 11

 

Marcos 11

1 Cuando ya estaban cerca de Jerusalén, Betfagué y Betania, y frente al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos 2 y les dijo: «Vayan a la aldea que tienen ante ustedes. Al entrar en ella, van a encontrar atado un burrito, sobre el cual nadie se ha montado. Desátenlo y tráiganlo acá.

3 Si alguien les pregunta: “¿Por qué hacen esto?”, respondan que el Señor lo necesita, y que muy pronto lo devolverá.»

4 Los discípulos fueron, y en la calle, junto a una puerta, encontraron el burrito atado. Lo desataron.

5 Algunos de los que estaban allí les preguntaron: «¿Qué hacen? ¿Por qué están desatando el burrito?»

6 Ellos les respondieron lo que Jesús les había dicho, y los dejaron desatarlo.

7 Ellos llevaron a Jesús el burrito, sobre el que echaron sus mantos, y luego Jesús se montó sobre él.

8 Por el camino, muchos tendían también sus mantos, mientras que otros cortaban ramas que habían cortado en el campo.

9 Tanto los que iban delante como los que iban detrás gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

10 ¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!»

11 Jesús entró en Jerusalén y se dirigió al templo. Después de mirar todo a su alrededor, se fue a Betania con los doce, pues ya estaba anocheciendo.

12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús tuvo hambre.

13 Al ver de lejos una higuera con hojas, fue a ver si hallaba en ella algún higo; pero al llegar no encontró en ella más que hojas, pues no era el tiempo de los higos.

14 Entonces Jesús le dijo a la higuera: «¡Que nadie vuelva a comer fruto de ti!» Y sus discípulos lo oyeron.

15 Llegaron a Jerusalén. Y al entrar Jesús en el templo comenzó a echar de allí a los que vendían y compraban en su interior. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, 16 y no permitía que nadie atravesara el templo llevando algún utensilio; 17 más bien, les enseñaba y les decía: «¿Acaso no está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”? ¡Pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones!»

18 Cuando los escribas y los principales sacerdotes lo oyeron, comenzaron a buscar la manera de matarlo. Y es que le tenían miedo, pues toda la gente estaba admirada de sus enseñanzas. 19 Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad.

20 A la mañana siguiente, cuando pasaron cerca de la higuera, vieron que ésta se había secado de raíz.

21 Pedro se acordó y le dijo: «¡Mira, Maestro! ¡La higuera que maldijiste se ha secado!»

22 Jesús les dijo: «Tengan fe en Dios. 23 Porque de cierto les digo que cualquiera que diga a este monte: “¡Quítate de ahí y échate en el mar!”, su orden se cumplirá, siempre y cuando no dude en su corazón, sino que crea que se cumplirá.

24 Por tanto, les digo: Todo lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y se les concederá. 25 Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus ofensas.

26 Porque si ustedes no perdonan, tampoco su Padre que está en los cielos les perdonará a ustedes sus ofensas.»

27 Volvieron a Jerusalén. Y mientras Jesús andaba por el templo, los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos se le acercaron 28 y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te dio autoridad para hacerlo?»

29 Jesús les dijo: «Yo también voy a hacerles una pregunta. Si me la responden, entonces les diré con qué autoridad hago esto.

30 Díganme: el bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?»

31 Ellos comenzaron a discutir entre sí: «Si decimos que era del cielo, él nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?”

32 Y si decimos que era de los hombres...» Y es que tenían miedo de la gente, pues todos consideraban que Juan era un verdadero profeta.

33 Entonces le respondieron a Jesús: «No lo sabemos.» Y Jesús les dijo: «Pues yo tampoco voy a decirles con qué autoridad hago todo esto.»

 

JESUS ENTRA A JERUSALEN E IMPONE ORDEN CON AUTORIDAD EN EL TEMPLO

1.       Ingreso de Jesús a Jerusalén (v.1-14)

El Señor manda a sus discípulos que tomen prestado un burrito y que digan que será devuelto. La gente apoya a los discípulos por Jesús. El montó al burrito e ingresó a Jerusalén siendo honrado y ovacionado con Hosanna y el Bendito del Señor. Llegó al templo y se fue a Betania. Luego tuvo hambre y maldijo a la higuera estéril.

Preg.Aplic.: ¿Estoy teniendo una vida de adoración al Señor?, ¿estoy dando frutos que honren a Dios?

2.       El Señor echa a los mercaderes del templo (v.15-19)

En el templo echó a los vendedores y cambistas enseñando que el templo es casa de oración y no cueva de ladrones. Los sacerdotes judíos querían matarlo, pero temían a la gente.

Preg.Aplic.: ¿Estoy usando la religión para enriquecerme?, ¿está siendo mi iglesia una casa de oración?

3.       Jesús enseña sobre la oración que tiene respuesta (v.20-26)

La higuera se había secado. El Señor anima que tengan fe en Dios porque cualquier puede mover un monte y su orden se cumplirá pero no deben dudar y creer que se cumplirá. Todo lo que pidan en oración créanlo y lo recibirán. Y si hay alguna ofensa contra alguien, perdónenlo para que Dios perdone sus ofensas. Sin perdón, Dios no perdonarán ofensas.

Preg.Aplic.: ¿Estoy tendiendo una fe completa en Dios sin dudas y con convicción?, ¿estoy dejando a Dios todas mis necesidades confiando en sus respuestas?, ¿creo y confio que lo voy a recibir?, ¿estoy perdonando las ofensas a otros y estoy pidiendo perdón si he ofendido a otros?

4.       La autoridad de Jesús (v.27-33)

En el templo, los sacerdotes y ancianos le cuestionan que con qué autoridad hace todo. El les re-pregunta si el bautismo de Juan era del cielo o hombres. Ello por temor y comodidad señalan que no lo saben. Y Jesús les dijo que tampoco les diría con qué autoridad hace todo.

Preg.Aplic.: ¿Estoy creyendo en la autoridad de Cristo?, ¿creo que es el Cristo el Mesías prometido?, ¿he aceptado a Jesús como mi Señor y salvador?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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Equipo AATC


lunes, 23 de noviembre de 2020

Marcos 10


 Marcos 10

1 Jesús salió de allí y se fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. El pueblo volvió a reunirse en torno suyo, y él volvió a enseñarles, como era su costumbre.

2 Unos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron si le estaba permitido al esposo divorciarse de su esposa.

3 Jesús les respondió: «¿Qué les mandó Moisés?»

4 Ellos dijeron: «Moisés permitió el divorciarse de la esposa mediante un certificado de divorcio.»

5 Jesús les dijo: «Ese mandamiento les escribió Moisés por lo obstinado que es el corazón de ustedes.

6 Pero, al principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer.

7 Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, 8 y los dos serán un solo ser, así que ya no son dos, sino uno solo. 9 Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe nadie.»

10 Ya en la casa, los discípulos volvieron a preguntarle acerca de lo mismo, 11 y Jesús les dijo: «Quien se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera.

12 Y si la mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio.»

13 Llevaron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendieron a quienes los habían llevado.

14 Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos.

15 De cierto les digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»

16 Entonces Jesús tomó a los niños en sus brazos, puso sus manos sobre ellos, y los bendijo.

17 Jesús salía ya para seguir su camino, cuando un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él, y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?»

18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie que sea bueno, sino sólo Dios.

19 Ya conoces los mandamientos: No mates. No cometas adulterio. No robes. No des falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.»

20 Aquel hombre le respondió: «Maestro, todo esto lo he cumplido desde mi juventud.»

21 Jesús lo miró y, con mucho amor, le dijo: «Una cosa te falta: anda y vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme.»

22 Cuando aquel hombre oyó eso, se afligió y se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

23 Jesús miró a su alrededor, y les dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!»

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras, pero Jesús volvió a decirles: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!

25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de Dios».

26 Ellos se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»

27 Jesús los miró fijamente y les dijo: «Esto es imposible para los hombres, pero no para Dios. Porque para Dios todo es posible.»

28 Pedro comenzó entonces a decirle: «Como sabes, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.»

29 Jesús respondió: «De cierto les digo: No hay nadie que por causa de mí y del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos, o tierras, 30 que ahora en este tiempo no reciba, aunque con persecuciones, cien veces más casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, y en el tiempo venidero la vida eterna.

31 Muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos, serán los primeros.»

32 Iban por el camino, subiendo a Jerusalén, y Jesús iba al frente de los discípulos, los cuales estaban asombrados y lo seguían con miedo. Volvió entonces a llevar aparte a los doce, y comenzó a decirles lo que le iba a suceder.

33 «Como pueden ver, ahora vamos camino a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, los cuales lo condenarán a muerte y lo entregarán a los no judíos.

34 Y se burlarán de él y lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Pero al tercer día resucitará.»

35 Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a él y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.»

36 Jesús les preguntó: «¿Qué quieren que haga por ustedes?»

37 Ellos le respondieron: «Concédenos que, en tu gloria, uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.»

38 Jesús les dijo: «Ustedes no saben lo que piden. ¿Acaso pueden beber del mismo vaso del que yo bebo, o ser bautizados con el mismo bautismo que voy a recibir?»

39 Ellos dijeron: «Sí podemos.» Entonces Jesús les dijo: «A decir verdad, beberán del vaso del que yo bebo, y recibirán el mismo bautismo que voy a recibir, 40 pero no me corresponde concederles que se sienten a mi derecha o a mi izquierda, pues ya es de aquellos para quienes está preparado.»

41 Cuando los otros diez oyeron esto, se enojaron contra Jacobo y Juan.

42 Pero Jesús los llamó y les dijo: «Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones las dominan, y los poderosos les imponen su autoridad.

43 Pero entre ustedes no debe ser así. Más bien, aquel de ustedes que quiera hacerse grande será su servidor, 44 y aquel de ustedes que quiera ser el primero, será su esclavo.

45 Porque ni siquiera el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.»

46 Llegaron a Jericó, y al salir de la ciudad Jesús iba seguido de sus discípulos y de una gran multitud. Junto al camino estaba sentado un mendigo llamado Bartimeo hijo de Timeo, que era ciego.

47 Cuando éste supo que quien venía era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: «Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!»

48 Muchos lo reprendían para que callara, pero él gritaba con más fuerza: «Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!»

49 Jesús se detuvo y mandó que lo llamaran. Los que llamaron al ciego le dijeron: «¡Mucho ánimo! ¡Levántate, que Jesús te llama!»

50 Arrojando su capa, el ciego dio un salto y se acercó a Jesús, 51 y Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le respondió: «Maestro, quiero recobrar la vista.»

52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y enseguida el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús en el camino.

 

JESUS SIGUEN ENSEÑANDO Y HACIENDO MILAGROS

1.       Jesús habla sobre el divorcio (v.1-12)

Los fariseos prueban a Jesús sobre el divorcio. El les re-pregunta, y ellos contestan que Moisés lo permitió con un certificado de divorcio, pero Jesús replica que  Moisés lo hizo por la obstinación del hombre. El señala que Dios creo hombre y mujer, en el matrimonio, el hombre dejará a sus padres y se unirá a su mujer, dejando de ser dos para ser uno y lo que Dios ha unido no lo separe el hombre. En sentido estricto, si uno se divorcia y se casa nuevamente está adulterando porque el matrimonio es indisoluble. Nota: En Mateo se habla de divorcio por infidelidad.

Preg.Aplic.: ¿Estoy teniendo claro que el matrimonio es para siempre?, ¿cuándo me caso considero la posibilidad de un divorcio?, ¿estoy siendo prudente y sabio al elegir a mi futuro cónyuge?

2.       El reino de Dios es para los que son como niños (v.13-16)

El Señor permite que los niños se le acerquen, señala que el reino de Dios es de los que son como niños. Se requiere su actitud y pureza para entrar al reino.

Preg.Aplic.: ¿Estoy siendo como niño creyendo en el Señor?, ¿creo como un niño las promesas de Dios y no las cuestiono?

3.       El hombre rico (v.17-27)

Un hombre le pregunta cómo hacer para tener vida eterna. Jesús le responde si sabe los mandamientos: no matar, no adulterar, no robar, no dar falso testimonio, no defraudar y honrar padre y madre. El le dice que todo lo ha cumplido. Con amor Jesús le dice que venda todo lo que tiene y se lo dé a los pobres, luego tendrá tesoros en el cielo y lo invita a seguirlo. El hombre se fue triste porque tenía muchas posesiones.  El Señor señala que va a ser muy difícil de un rico entre al reino de los cielos. Pero para Dios no hay nada imposible.

Preg.Aplic.: ¿Estoy guardando los mandamientos de Dios?, ¿estoy amando las riquezas más que Dios?, ¿qué es lo que está guiando mi vida: éxito material, riquezas, evangelio?, ¿creo que Dios puede salvar a todo ser humano?, ¿estoy dispuesto a entregar mi vida a Cristo?

4.       Jesús les va a recompensar y les da el mensaje de lo que ocurrirá en Jerusalén (v.28-33)

Pedro le dice a Jesús que ellos lo han dejado todo para seguirlo. Jesús afirma que van a recibir junto con la persecución cien veces más y la vida eterna. Dios va a levantar a los últimos, desplazando a que se creen primeros.  Sus discípulos andan con él con miedo y Jesús les dice que va a morir a manos de los sacerdotes y escribas, pero al tercer día resucitará.

Preg.Aplic.: ¿Qué he dejado para seguir a Cristo?, ¿está el Señor prosperando mi vida?, ¿tengo en Cristo seguridad de vida eterna?, ¿confío y creo en Dios?

5.       El modelo de liderazgo en Cristo (v.35-45)

Jacobo y Juan le piden a Jesús los lugares especiales para ellos en su gloria. Jesús les responde que beber de su vaso y recibir su bautismo, pero sólo Dios decidirá para quienes está reservado ese privilegio. Los otros discípulos se enteraron y se enojaron con ellos. El Señor les enseña que los poderosos dominan e imponen su autoridad, pero entre los discípulos el que quiera ser grande debe ser el servidor y esclavo de los demás. Cristo vino para servir y dar su vida en rescate por muchos.

Preg.Aplic.: ¿Estoy buscando los mejores y la pre-eminencia sobre otros?, ¿estoy usando mi poder para humillar a otros?, ¿estoy siendo servidor y esclavo de los demás por Cristo?, ¿estoy siguiendo el modelo de Cristo de servir a mis prójimos?

6.       El ciego Bartimeo (v.46-52)

En el camino un mendigo ciego llamado Bartimeo al saber de Jesús comenzó a gritar y clamar por misericordia al Señor, sin temor a que lo callaran. Jesús manda a llamarlo y lo animan. Jesús le pregunta que quiere que le haga, el ciego le responde que recobre la vista, el Señor le dice que vaya porque su fe lo ha salvado. Bartimeo recobró la vista y siguió a Jesús.

Preg.Aplic.:  ¿Estoy gritando y clamando a Dios por su sanidad?, ¿tengo fe que el Señor puede sanarme de toda enfermedad?, ¿tengo esperanza y confianza del pronto obrar de Dios?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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martes, 10 de noviembre de 2020

Marcos 9

 

Marcos 9

1 Jesús les dijo: «De cierto les digo que algunos de los que están aquí no morirán hasta que vean llegar el reino de Dios con poder.»

2 Seis días después, Jesús se llevó aparte a Pedro, Jacobo y Juan. Los llevó a un monte alto, y allí se transfiguró delante de ellos.

3 Sus vestidos se volvieron resplandecientes y muy blancos, como la nieve. ¡Nadie en este mundo que los lavara podría dejarlos tan blancos!

4 Y se les aparecieron Elías y Moisés, y hablaban con Jesús.

5 Pedro le dijo entonces a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es para nosotros estar aquí! Vamos a hacer tres cobertizos; uno para ti, otro para Moisés, y otro para Elías.»

6 Y es que no sabía qué decir, pues todos estaban espantados.

7 En eso, vino una nube y les hizo sombra. Y desde la nube se oyó una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!»

8 Miraron a su alrededor, pero no vieron a nadie; sólo Jesús estaba con ellos.

9 Mientras bajaban del monte, Jesús les mandó que no dijeran a nadie nada de lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre hubiera resucitado de los muertos.

10 Por eso ellos guardaron el secreto entre sí, aunque se preguntaban qué querría decir aquello de «resucitar de los muertos».

11 Entonces le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?»

12 Él les respondió: «A decir verdad, Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas. ¿Y cómo, entonces, dice la Escritura que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado?

13 Pues yo les digo que Elías ya vino, y que hicieron con él todo lo que quisieron, tal y como está escrito acerca de él.»

14 Cuando llegaron adonde estaban los otros discípulos, los encontraron rodeados de una gran multitud. Algunos escribas discutían con ellos.

15 En cuanto la gente vio a Jesús, se quedó asombrada y corrió a saludarlo. 16 Jesús les preguntó: «¿Qué es lo que discuten con ellos?»

17 De entre la multitud, uno le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo. Tiene un espíritu que lo ha dejado mudo.

18 Cada vez que se posesiona de él, lo sacude; entonces mi hijo echa espuma por la boca, rechina los dientes, y se queda rígido. Les pedí a tus discípulos que expulsaran a ese espíritu, pero no pudieron.»

19 Jesús dijo: «¡Ay, gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? ¡Tráiganme al muchacho!»

20 Cuando se lo llevaron, tan pronto como el espíritu vio a Jesús, sacudió al muchacho con violencia, y éste cayó al suelo revolcándose y echando espuma por la boca.

21 Jesús le preguntó al padre: «¿Desde cuándo le sucede esto?» Y el padre respondió: «Desde que era niño. 22 Muchas veces lo arroja al fuego, o al agua, con la intención de matarlo. Si puedes hacer algo, ¡ten compasión de nosotros y ayúdanos!»

23 Jesús le dijo: «¿Cómo que “si puedes”? Para quien cree, todo es posible.»

24 Al instante, el padre del muchacho exclamó: «¡Creo! ¡Ayúdame en mi incredulidad!»

25 Cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu impuro y le dijo: «Espíritu sordo y mudo, ¡yo te ordeno que salgas de este muchacho, y que nunca vuelvas a entrar en él!»

26 El espíritu salió gritando y sacudiendo con violencia al muchacho, el cual se quedó como muerto. En efecto, muchos decían: «Está muerto.»

27 Pero Jesús lo tomó de la mano, lo enderezó, y el muchacho se puso de pie.

28 Cuando Jesús entró en la casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?»

29 Jesús les respondió: «Estos demonios no salen sino con oración.»

30 Cuando se fueron de allí, pasaron por Galilea. Pero Jesús no quería que nadie lo supiera, 31 porque estaba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del Hombre será entregado a los poderes de este mundo, y lo matarán. Pero, después de muerto, al tercer día resucitará.»

32 Ellos no entendieron lo que Jesús quiso decir con esto, pero tuvieron miedo de preguntárselo.

33 Llegaron a Cafarnaún, y cuando ya estaban en la casa, Jesús les preguntó: «¿Qué tanto discutían ustedes en el camino?»

34 Ellos se quedaron callados, porque en el camino habían estado discutiendo quién de ellos era el más importante.

35 Jesús se sentó, llamó a los doce, y les dijo: «Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y el servidor de todos.» 36 Luego puso a un niño en medio de ellos, y tomándolo en sus brazos les dijo:

37 «El que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, no me recibe a mí sino al que me envió.»

38 Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, pero se lo prohibimos, porque no es de los nuestros.»

39 Pero Jesús les dijo: «No se lo prohíban, porque nadie puede hacer un milagro en mi nombre, y luego hablar mal de mí.

40 El que no está contra nosotros, está a favor de nosotros. 41 De cierto les digo que cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre, por ser ustedes de Cristo, no perderá su recompensa.

42 »A cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino, y que lo arrojaran al mar.

 43 Si tu mano te lleva a pecar, córtatela. Es mejor que entres en la vida manco, y no que entres con las dos manos y que vayas al infierno, al fuego que nunca se apaga.

44 [Allí, los gusanos no mueren, y el fuego nunca se apaga.

45 Si tu pie te lleva a pecar, córtatelo. Es mejor que entres en la vida cojo, y no que tengas los dos pies y que vayas al infierno, [al fuego que no puede ser apagado, 46 donde los gusanos no mueren, y el fuego nunca se apaga.]

47 Si tu ojo te lleva a pecar, sácatelo. Es mejor que entres en el reino de Dios con un solo ojo, y no que tengas los dos ojos y seas arrojado al infierno, 48 donde los gusanos no mueren, y el fuego nunca se apaga. 49 Porque todos serán sazonados con fuego.

50 La sal es buena. Pero si la sal se hace insípida, ¿con qué le devolverán su sabor? Tengan sal en ustedes mismos, y vivan en paz unos con otros.»

 

JESUS SIGUE SU MINISTERIO Y ENSEÑANZAS

1.       Transfiguración de Jesús (v.1-13)

El Señor habla de los eventos futuros. Jesús se transfigura ante Pedro, Jacobo y Juan. Y se aparecen Elías y Moisés. Pedro quiere quedarse disfrutando de este evento. Desde el cielo el Padre afirma su divinidad. El Señor les pidió a sus discípulos que no digan nada a nadie hasta que resucite, aunque ellos no entendieron. Le preguntaron por Elías, y el respondió que él ya vino y lo rechazaron (él fue Juan el Bautista)

Preg.Aplic.: ¿Creo que Cristo es el Mesías?, ¿creo que Cristo es Dios?

2.       Jesús libera a un endemoniado (v.14-29)

Jesús encuentra a los otros discípulos discutiendo con escribas. Un hombre le explica que llevó a su hijo mudo y que está endemoniado, pero los discípulos no pudieron liberarlos. El Señor los cuestiona porque son incrédulos. El padre explica que desde niño está poseído y le clama para que le ayude.  El Señor le señala que si cree es posible. El padre responde que cree y pide que ayude a su incredulidad. El Señor con autoridad libera al muchacho. El Señor lo levantó y se sanó. Los discípulos le preguntan porque no pudieron liberarlo, Jesús dice que sale los demonios sólo con oración.

Preg.Aplic.:¿Tengo fe para liberar endemoniados?, ¿estoy creyendo y clamando a Dios para que ayude a mi incredulidad?, ¿creo que Dios puede sanar toda enfermedad?

3.       Jesús enseña el modelo de servicio (v.30-42)

El Señor les informa que será muerto y resucitará al tercer día, pero sus discípulos no entienden. El Señor les pregunta porque han estado discutiendo entre ellos. Quería saber quién era el más importante. El Señor dice que el que quiere ser el primero, debe ser el último y servidor de todos. Se debe aceptar a los demás como un niño. El Señor manda que no impidan que otros prediquen y sanen en su nombre. Y hay que cuidar de no hacer tropezar a los pequeños en la fe.

Preg.Aplic.: ¿Me gusta los primeros lugares y quiero ser el más importante?, ¿estoy siguiendo el modelo de Jesús de ser el servidor de los demás y ser el último?, ¿estoy siendo cuidadoso de hacer tropezar a los débiles en la fe?

4.       Jesús enseña cómo ser salvos y no perdernos en el infierno (v.43-50)

Si mi mano me hace pecar, debo cortarla y dejar mis debilidades de mi mano al Señor y ser salvo y no perderme en el infierno. De igual modo, si mi pie o a los lugares donde voy debo ser tajante y dejarlo al Señor y ser salvo. Asimismo, si mi ojo me hace pecar, debo cortar definitivamente lo que me llevar a la perdición y dejar todo a Cristo, y ser salvo, y no perderme. Debo ser sal con sabor y que sea pacificador con los demás.

Preg.Aplic.: ¿Estoy reconociendo y dejando todo pecado a Cristo?, ¿estoy dejando a Dios mis debilidades de manos, pies y ojos que me hacen caer?, ¿he decidido dejarlo todo y he afirmado mi fe en Cristo a seguirlo y serle fiel con su ayuda?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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