viernes, 12 de agosto de 2016

Eclesiastés 8

Eclesiastés 8
1 ¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas?
La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.
2 Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.
3 No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere.
4 Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces?
5 El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.
6 Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; 7 pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?
8 No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.
9 Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.
10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad.
11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.
12 Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; 13 y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.
14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.
15 Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.
16 Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); 17 y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.

EL SENTIDO DE LA VIDA
1.       LA OBEDIENCIA AL REY (v.1-8)
El sabio siempre se ve amable y sonriente. Uno debe sujetarse y cumplir las órdenes de la autoridad y hacer las cosas bien para vivir con sabiduría antes de morir.
Preg.Aplic.: ¿En mi vida y mi rostro se está reflejando la sabiduría que Dios me ha dado?, ¿transmito el verdadero temor al Señor?, ¿me estoy sujetando a mis autoridades y haciendo las cosas bien para mi Dios?
2.       LA VIDA ES DIFICIL DE ENTENDER (v.9-17)
A veces en el mundo hay una contradicción: que al malo lo tratan como si fuera bueno, y al bueno le tratan como si fuera malo. Pero realmente, la verdadera prosperidad la da Dios cuando el hombre le teme. Además, uno debe disfrutar de la vida, y no gastarse en conocer las cosas que sólo el Señor puede revelar.
Preg.Aplic.: ¿Me estoy quejando de las injusticias de la vida?, ¿me estoy ajustando a vivir en obediencia a Dios y vivo agradecido por cualquier circunstancia?, ¿vivo una vida plena en el temor de Dios?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

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