lunes, 30 de diciembre de 2019

Jonas 1



Jonás 1
1 La palabra del Señor vino a Jonás hijo de Amitay, y le dijo:
2 «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive, y predica contra ella, porque hasta mí ha llegado la maldad de sus habitantes.»
3 Y Jonás se levantó para irse a Tarsis y huir de la presencia del Señor. Descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis. Entonces pagó su pasaje y, para alejarse de la presencia del Señor, subió a bordo, dispuesto a irse con ellos a Tarsis.
4 Pero el Señor hizo que en el mar se levantara un fuerte viento, y se desató una tempestad tan grande que parecía que la nave se iba a partir. 5 Los marineros tenían mucho miedo, y cada uno de ellos clamaba a su dios. Entonces echaron al mar los enseres que había en la nave, para deshacerse de ellos. Jonás, en cambio, había bajado al interior de la nave y se había echado a dormir. 6 Así que el patrón de la nave se le acercó y le dijo:
«¿Qué te pasa, dormilón? ¡Levántate, y clama a tu Dios! Tal vez tenga compasión de nosotros, y no pereceremos.»
7 Los marineros decían cada uno a sus compañeros:
«Vengan, echemos suertes para saber por culpa de quién nos ha sobrevenido este mal.»
Y echaron suertes, y la suerte recayó sobre Jonás. 8 Entonces ellos le dijeron:
«Dinos ahora por qué nos ha sobrevenido este mal. ¿A qué te dedicas? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?»
9 Y él les respondió:
«Soy hebreo, y temo al Señor, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.»
10 Aquellos hombres tuvieron mucho miedo, y le dijeron:
«¿Por qué has hecho esto?»
Y como sabían que Jonás huía de la presencia del Señor, pues él mismo se lo había dicho, 11 le dijeron:
«¿Qué haremos contigo para que el mar se calme?»
Y como el mar se iba embraveciendo más y más, 12 Jonás les respondió:
«Pues agárrenme y échenme al mar, y el mar se calmará. Yo sé bien que por mi culpa les ha sobrevenido esta gran tempestad.»
13 Aquellos hombres se esforzaron para llevar la nave a tierra, pero no pudieron porque el mar se iba embraveciendo más y más.
14 Entonces clamaron al Señor y dijeron:
«Señor, te rogamos que no nos dejes perecer por causa de este hombre, ni nos culpes de derramar sangre inocente, pues tú, Señor, haces lo que te parece mejor.»
15 Entonces tomaron a Jonás y lo arrojaron al mar, y la furia del mar se calmó. 16 Y aquellos hombres sintieron gran temor del Señor, y le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos. 17 Pero el Señor tenía preparado un gran pez, para que se tragara a Jonás; y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches.

EL LLAMADO Y HUIDA DE JONAS
1.       El llamado a Jonás (v.1-2)
El Señor manda a Jonás para que vaya y predique contra Ninive por sus maldades y por ser una ciudad sanguinaria. Pero Jonás huye de Dios y se va en sentido contrario a la costa fenicia a Tarsis.
Preg.Aplic.: ¿Estoy obedeciendo el llamado de Dios?, ¿estoy orando y clamando por las maldades de mi ciudad y de los pueblos que me rodean?, ¿hay en mi corazón sensibilidad por las necesidades de otros?, ¿me rebelo y cuestiono el llamado de Dios?, ¿estoy “huyendo” de Dios y me alejo de El?
2.       Jonás se enfrenta a un tormenta (v.4-10)
Se levantó una gran tempestad y los marineros clamaban a sus dioses. Pero Jonás estaba durmiendo, y es recriminado por el patrón para que también clame a Dios. Buscando el culpable por suerte salió Jonás. El informa que es hebreo y que teme a Dios, pero les confiesa que está huyendo del Señor.
Preg.Aplic.: ¿Estoy siendo buen administrador del tiempo?, ¿estoy orando a Dios en tiempo de tempestad?, ¿estoy reflejando mi temor a Dios al obedecer sus mandamiento y hacer su voluntad?
3.       Los marineros temen a Dios (v.11-17)
Para calmar la tempestad les pide que lo echen al mar. Los hombres antes de arrojar a Jonás oran y confiesan al Señor. Lo lanzan al mar y la tormenta calma. Y los marineros tuvieron temor de Dios y lo adoraron. Y Jonás fue tragado por un pez por tres días.
Preg.Aplic.: ¿Está mi vida inspirando que otros busquen a Dios?, ¿estoy siendo agradecido a Dios por responder a mis oraciones?, ¿estoy ofreciendo a Dios mi vida en sacrificio real?, ¿confío que Dios tiene control de todo?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


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