jueves, 12 de junio de 2014

Job 2

Job 2
1 En otra ocasión se presentaron ante el Señor sus servidores, y también llegó Satanás. 2 Cuando el Señor lo vio, le preguntó:
«¿De dónde vienes?»
Y Satanás le contestó:
«Vengo de andar recorriendo la tierra.»
3 El Señor le preguntó:
«¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay nadie en la tierra que se le compare? Es un hombre de conducta intachable; no le hace mal a nadie, y es temeroso de Dios. Tú me incitaste a hacerle daño, y a que sin ningún motivo lo arruinara, y aun así él sigue siendo un hombre intachable.»
4 Pero Satanás le respondió al Señor:
«Todo es cuestión de dar y recibir. La gente es capaz de darlo todo, con tal de salvar el pellejo. 5 Pero quítale a Job tu protección, tócalo en su propio cuerpo, ¡y ya verás cómo blasfema contra ti en tu propia cara!»
6 Entonces el Señor dijo:
«Ahí está Job. Lo dejo en tus manos. Pero no le quites la vida.»
7 Satanás salió de la presencia del Señor, pero le envió a Job una sarna tan violenta que lo cubrió de pies a cabeza. 8 Era tal la comezón que Job, sentado en medio de la ceniza, se rascaba con un pedazo de teja.
9 Su esposa lo llenó de reproches y le dijo: «¿Todavía insistes en seguir siendo perfecto? ¡Maldice a Dios, y muérete!»
10 Pero Job le respondió:
«Hablas como una de tantas necias. ¿Acaso hemos de recibir de Dios sólo bendiciones, y no las calamidades?»
Y aun así, Job no pecó ni de palabra.
11 Job tenía tres amigos de lugares diferentes: Elifaz era de Temán, Bildad era de Súaj, y Sofar era de Namat. Cuando ellos se enteraron de la tragedia de su amigo, se pusieron de acuerdo para ir a visitarlo y consolarlo. 12 Cuando ya estaban cerca, como a la distancia no pudieron reconocerlo, se pusieron a llorar, rasgaron sus mantos, y en señal de dolor se echaron ceniza sobre la cabeza. 13 Luego se sentaron en el suelo junto a Job, y así estuvieron siete días con sus noches, sin que ninguno de ellos se atreviera a decirle algo, pues veían que era muy grande su dolor.

LA ENFERMEDAD DE JOB
1.       Dios da autorización a satanás para que toque a Job (v.1-6)
En una nueva conversación, El Señor se siente orgulloso de la integridad de Job a pesar de lo que ha perdido, pero el diablo señala que es porque no se le ha tocado su cuerpo. Dios le da autorización para que lo toque, pero que no lo mate.
P.A.: ¿Estoy siendo integro ante Dios a pesar de las calamidades que estoy pasando o me he derrumbado y desanimado al ver el tamaño de las dificultades?, ¿estoy basando mi fe en mi salud o en mis competencias personales?, ¿estoy sometido al Señorío de Dios y a su poder?
2.       A pesar de la enfermedad, Job mantiene su integridad (v.7-10)
El diablo le manda una sarna de los pies a la cabeza. Al verlo, su mujer reprocha su integridad y más bien lo presiona a maldecir y que se muera. Job la cuestiona y le dice que se debe recibir de Dios las bendiciones y las calamidades. Y no juzgó ni cuestionó a Dios.
P.A.: ¿Estoy padeciendo alguna enfermedad?, ¿me estoy quejando y maldiciendo por la enfermedad que padezco?, ¿está mi corazón rendido confiado en la soberanía de Dios?, ¿acepto las bendiciones y pruebas que Dios permite en mi vida?,
3.       Tres amigos van a consolar a Job (v.11-13)
3 amigos fueron a visitar y consolar a Job. Al verlo se humillaron y se sentaron con Job y estuvieron con él por 7 días sin hablar consolándole.
P.A.: ¿Hay algún amigo padeciendo algo?, ¿estoy haciendo algo por consolarle y ayudarle?, ¿me identifico con el dolor de los demás?, ¿estoy actuando más que hablando?

Oremos,


Pedro

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