Salmos 8
1 Señor y
Dios nuestro, ¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu
gloria sobre los cielos!
2 Las
alabanzas de los niños de pecho son tu mejor defensa contra tus enemigos; ellas
silencian a tus vengativos adversarios.
3 Cuando
contemplo el cielo, obra de tus dedos, y la luna y las estrellas que has
creado, 4 me pregunto:
¿Qué es el
ser humano, para que en él pienses?, ¿Qué es la humanidad, para que la tomes en
cuenta?
5 Hiciste al
hombre poco menor que un dios, y lo colmaste de gloria y de honra.
6 ¡Lo has
hecho señor de las obras de tus manos! ¡todo lo has puesto debajo de sus pies!
7 ¡Todas las
ovejas y todos los toros! ¡Todos los animales del bosque!
8 ¡Las aves
en el cielo y los peces en el mar! ¡Todo lo que surca las profundidades del
mar!
9 Señor y
Dios nuestro, ¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
LA GLORIA DE DIOS Y LA DIGNIDAD DEL
HOMBRE
1. La gloria de Dios (v.1-2; 9)
David
alaba la grandeza de Dios y su gloria se manifiesta en su creación. Los niños
alaban a Dios y dan testimonio de su poder. Y toda la creación glorifica a
Dios.
P.A.: ¿Estoy adorando a Dios por su
grandeza?, ¿alabo y canto a Dios en forma constante?, ¿mi vida da gloria a Dios?
2. La dignidad del hombre (v.3-8)
David
contempla la grandeza de la creación y se pregunta quienes son los hombres para
que Dios piense en ellos: nos ha hecho a su imagen, nos ha tratado como a reyes
y nos ha dado autoridad sobre todo lo creado.
P.A.: ¿Estoy agradecido por el grande amor
de Dios para mí?, ¿soy feliz de ser hijo de Dios?, ¿estoy siendo un buen
administrador de lo que Dios me ha encomendado?
Oremos,
Pedro A.
Torres G.
Equipo AATC
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