miércoles, 14 de octubre de 2020

Marcos 5

Marcos 5

1 Llegaron al otro lado del lago, a la región de los gerasenos, 2 y en cuanto Jesús salió de la barca, se le acercó un hombre que tenía un espíritu impuro.

3 Este hombre vivía entre los sepulcros, y nadie lo podía sujetar, ni siquiera con cadenas. 4 Muchas veces había sido sujetado con grilletes y cadenas, pero él rompía las cadenas y despedazaba los grilletes, de manera que nadie podía dominarlo.

5 Este hombre andaba de día y de noche por los montes y los sepulcros, gritando y lastimándose con las piedras, 6 pero al ver a Jesús de lejos, corrió para arrodillarse delante de él, 7 y a voz en cuello le dijo: «Jesús, Hijo del Dios Altísimo, ¿qué tienes que ver conmigo? ¡Yo te ruego por Dios que no me atormentes!»

8 Y es que Jesús le había dicho: «Espíritu impuro, ¡deja a este hombre!»

9 Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?», y él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos.»

10 Y el hombre le rogaba e insistía que no los mandara lejos de aquella región.

11 Cerca del monte pacía un gran hato de cerdos, 12 y todos los demonios le rogaron: «¡Envíanos a los cerdos! ¡Déjanos entrar en ellos!»

13 Jesús se lo permitió. Y en cuanto los espíritus impuros salieron del hombre, entraron en los cerdos, que eran como dos mil, y el hato se lanzó al lago por un despeñadero, y allí se ahogaron.

14 Los que cuidaban de los cerdos huyeron, y fueron a contar todo esto a la ciudad y por los campos. La gente salió a ver qué era lo que había sucedido, 15 y cuando llegaron a donde estaba Jesús, y vieron que el que había estado atormentado por la legión de demonios estaba sentado, vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.

16 Luego, los que habían visto lo sucedido con el endemoniado y con los cerdos, se lo contaron a los demás, 17 y comenzaron a rogarle a Jesús que se fuera de sus contornos.

18 Cuando Jesús abordó la barca, el que había estado endemoniado le rogó que lo dejara estar con él; 19 pero Jesús, en vez de permitírselo, le dijo: «Vete a tu casa, con tu familia, y cuéntales las grandes cosas que el Señor ha hecho contigo. Cuéntales cómo ha tenido misericordia de ti.»

20 El hombre se fue, y en Decápolis comenzó a contar las grandes cosas que Jesús había hecho con él. Y todos se quedaban asombrados.

21 Jesús regresó en una barca a la otra orilla, y como una gran multitud se reunió alrededor de él, decidió quedarse en la orilla del lago.

22 Entonces vino Jairo, que era uno de los jefes de la sinagoga, y cuando lo vio, se arrojó a sus pies 23 y le rogó con mucha insistencia: «¡Ven que mi hija está agonizando! Pon tus manos sobre ella, para que sane y siga con vida.»

24 Jesús se fue con él, y una gran multitud lo seguía y lo apretujaba.

25 Allí estaba una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias 26 y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, pero que lejos de mejorar había gastado todo lo que tenía, sin ningún resultado.

27 Cuando oyó hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la gente, y le tocó el manto.

28 Y es que decía: «Si alcanzo a tocar aunque sea su manto, me sanaré.»

29 Y tan pronto como tocó el manto de Jesús, su hemorragia se detuvo, por lo que sintió en su cuerpo que había quedado sana de esa enfermedad.

30 Jesús se dio cuenta enseguida de que de él había salido poder. Pero se volvió a la multitud y preguntó: «¿Quién ha tocado mis vestidos?»

31 Sus discípulos le dijeron: «Estás viendo que la multitud te apretuja, y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”»

32 Pero Jesús seguía mirando a su alrededor, para ver quién había hecho eso.

33 Entonces la mujer, que sabía lo que en ella había ocurrido, con temor y temblor se acercó y, arrodillándose delante de él, le dijo toda la verdad.

34 Jesús le dijo: «Hija, por tu fe has sido sanada. Ve en paz, y queda sana de tu enfermedad.»

35 Todavía estaba él hablando cuando de la casa del jefe de la sinagoga vinieron a decirle: «Ya no molestes al Maestro. Tu hija ha muerto.»

36 Pero Jesús, que oyó lo que decían, le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas. Sólo debes creer.»

37 Y con la excepción de Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo, no permitió que nadie más lo acompañara.

38 Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio mucho alboroto, y gente que lloraba y lamentaba.

39 Al entrar, les dijo: «¿A qué viene tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, sino dormida.»

40 La gente se burlaba de él, pero él ordenó que todos salieran. Tomó luego al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró adonde estaba la niña. 41 Jesús la tomó de la mano, y le dijo: «¡Talita cumi!», es decir, «A ti, niña, te digo: ¡levántate!»

42 Enseguida la niña, que tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Y la gente se quedó llena de asombro.

43 Pero Jesús les insistió mucho que no dijeran a nadie lo que había ocurrido, y les mandó que dieran de comer a la niña.

 

JESUS HACE ASOMBROSOS MILAGROS

1.       Jesús libera al endemoniado gadareno (v.1-20)

Le sale al encuentro un hombre endemoniado que era incontrolable y andaba por los montes y se lastimaba. Cuando vio a Jesús se arrodilló, reconoció su divinidad y le pidió que no lo atormente. Era una legión de demonios que estaban en el hombre y le pidieron que los envíe al hato de 2,000 cerdos. Estos cayeron y de ahogaron. Los cuidadores fueron a contar los sucedido y volviendo vieron al hombre vestido y en su sano juicio, y tuvieron temor, le pidieron a Jesús que se fuera de sus contornos. El Señor manda al hombre sanado que testifique de lo que Dios ha hecho con él a su familia. Y se fue a Decápolis a compartir su testimonio.

Preg.Aplic.:  ¿Estoy predicando a otros de la misericordia de Dios conmigo?, ¿comparto el evangelio se salvación y de liberación?, ¿creo que Dios puede liberar de demonios hoy?

2.       La hija de Jairo, jefe de la sinagoga (v.21-24; 35-39)

Jairo, uno de los principales líderes judíos, le pide con súplicas y humillación que sane a su hija que está agonizando. Y Jesús va a su casa. En el camino le dicen a Jairo que su hija a muerto, pero Jesús lo alienta a que no tema y que crea. Cuando llegaron a la casa había mucho alboroto, llantos y lamentos. El Señor dice que la niña no está muerta sino dormida. Jesús entra donde la niña con sus padres y discípulos y manda a la niña a levantarse, y la niña de 12 años comenzó a caminar y fue asombroso. Jesús mandó que no se publicite.

Preg.Aplic.: ¿Estoy buscando a Dios con suplicas y humillación?, ¿estoy clamando a Dios para que obre milagros hoy?, ¿creo en los imposibles de Dios?, ¿creo en el poder de la resurrección de Cristo?, ¿estoy teniendo temor en las pruebas?, ¿confió y espero en los milagros de Dios?

3.       La mujer del flujo de sangre (v.25-34)

Entre la grande multitud, había una mujer que padecía de hemorragias y que había gastado todo su dinero sin sanarse. Ella creía que si tocaba a Jesús, sería sana y tocó el manto de Jesús, se detuvo la hemorragia y quedó sana. Jesús pregunta quien lo había tocado porque había salido poder. Y la mujer se acerca con temor y se arrodilla y le dice la verdad. Jesús le dice que por su fe ha sido sana. Y que vaya en paz, ya quedó sana.

Preg.Aplic.: ¿En medio de las multitudes estoy siguiendo los modelos humanos de sanidades?, ¿creo con fe que si toco el manto de Jesús, El me va a sanar?, ¿está el Señor manifestando su poder en mi vida?, ¿estoy siendo por fe sano de mis enfermedades?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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Pueden ver el video de la aplicación del devocional en el link:

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Equipo AATC

 

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