sábado, 29 de agosto de 2015

Salmos 118

Salmos 118
1 ¡Alabemos al Señor, porque él es bueno; porque su misericordia permanece para siempre!
2 Que lo diga ahora Israel:
«¡Su misericordia permanece para siempre!»
3 Que lo digan los descendientes de Aarón:
«¡Su misericordia permanece para siempre!»
4 Que lo digan los temerosos del Señor:
«¡Su misericordia permanece para siempre!»
5 En medio de la angustia clamé al Señor, y él me respondió y me dio libertad.
6 El Señor está conmigo; no tengo miedo de lo que simples mortales me puedan hacer.
7 El Señor está conmigo y me brinda su ayuda; ¡he de ver derrotados a los que me odian!
8 Es mejor confiar en el Señor que confiar en simples mortales.
9 Es mejor confiar en el Señor que confiar en gente poderosa.
10 Todas las naciones me han rodeado, pero en el nombre del Señor las venceré.
11 Me han rodeado y me acosan, pero en el nombre del Señor las venceré.
12 Zumban a mi alrededor, como abejas; crepitan como espinos que arden; pero en el nombre del Señor las venceré.
13 Me empujan con violencia, para hacerme caer, pero el Señor me sostendrá.
14 El Señor es mi fuerza, y a él dedico mi canto porque en él he hallado salvación.
15 En el campamento de los hombres justos se oyen gritos jubilosos de victoria:
«¡La diestra del Señor hace grandes proezas!
16 ¡La diestra del Señor se ha levantado! La diestra del Señor hace grandes proezas!»
17 No voy a morir. Más bien, voy a vivir para dar a conocer las obras del Señor.
18 Aunque el Señor me castigó con dureza, no me entregó a la muerte.
19 ¡Ábranme las puertas donde habita la justicia! ¡Quiero entrar por ellas para alabar al Señor!
20 Ellas son las puertas que llevan al Señor, y por ellas entran quienes son justos.
21 Te alabo, Señor, porque me escuchas, y porque me das tu salvación.
22 La piedra que los constructores rechazaron, ha llegado a ser la piedra angular.
23 Esto viene de parte del Señor, y al verlo nuestros ojos se quedan maravillados.
24 Éste es el día que el Señor ha hecho; y en él nos alegraremos y regocijaremos.
25 Señor, ¡te ruego que vengas a salvarnos! ¡Te ruego que nos concedas la victoria!
26 ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Desde el templo del Señor los bendecimos.
27 El Señor es Dios, y nos brinda su luz.
¡Que comience la fiesta! ¡Aten las ofrendas a los cuernos del altar!
28 Tú eres mi Dios, y siempre te alabaré; siempre, Dios mío, exaltaré tu nombre.
29 ¡Alabemos al Señor, porque él es bueno; porque su misericordia permanece para siempre!

LA ALABANZA AL DIOS REAL
1.       La misericordia de Dios (v.1-4)
La misericordia de Dios permanece para siempre y de ello pueden atestiguar los temerosos del Señor.
Preg.Aplic.: ¿Soy consciente de que Dios es misericordioso conmigo a pesar de lo que yo soy?
2.       La confianza en Dios (v.5-20)
El salmista clamó y el Señor le respondió. No tiene miedo de enemigos humanos porque confía en Dios. Con el Señor tiene victoria porque El es su fuerza. Confía en la justicia de Dios.
Preg.Aplic.: ¿En medio de las injusticias estoy clamando a Dios?, ¿estoy rendido confiando en Dios?, ¿El es mi fuerza y mi justicia?
3.       La alabanza a Dios (v.21-28)
Alabo a Dios porque es mi salvación porque es bueno y porque es digno de alabanza. Llama a los demás alabar a a Dios.
Preg.Aplic.: ¿Cuántas razones tengo para alabar a Dios?, ¿me gozo en la salvación del Señor?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


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