viernes, 31 de octubre de 2014

Salmos 87

Salmos 87
1 Dios mismo fundó la ciudad de Jerusalén sobre su montaña.
2 No hay en todo Israel otra ciudad más amada por Dios que la ciudad de Jerusalén.
3 Ciudad de Dios, de ti se dicen cosas muy bellas.
4-5 Dios ha dicho:
«Entre los pueblos que me adoran se encuentran Egipto y Babilonia, Tiro, Etiopía y Filistea.
La gente de esas naciones dirá:
“¡Conocí a Dios en Jerusalén!”
Y lo mismo dirán los del monte Sión.
»Yo, el Dios altísimo, fundé Jerusalén con mis propias manos.
6 En mi lista de naciones, yo mismo escribí:
“Toda esta gente me conoció en Jerusalén”».
7 Y entre cantos y danzas, esas naciones dirán:
«Conocimos a Dios en Jerusalén».

JERUSALEN: LA CIUDAD DE DIOS
·         El Señor fundó Jerusalén Jerusalén en el monte Sión. Es una ciudad amada por El (v.1-2)
·         El Señor se mostró desde ahí a todas las naciones (v.3-5)
·         Las naciones darán testimonio que conocieron a Dios en Jerusalén (v.6-7
Preg.Aplic.: ¿Entiendo el amor de Dios para mi vida y cómo El me ha formado?, ¿está mi vida siendo de testimonio a los demás?, ¿estoy dando a conocer el reino de Dios a mis prójimos?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


jueves, 30 de octubre de 2014

Salmos 86

Salmos 86
1 Señor, inclina tu oído y escúchame, pues me encuentro afligido y necesitado.
2 Sálvame la vida, pues te soy fiel. Dios mío, salva a tu siervo, que en ti confía.
3 Señor, ten misericordia de mí, porque a ti clamo todo el día.
4 Alegra la vida de este siervo tuyo, porque a ti, Señor, elevo mi alma.
5 Tú, Señor, eres bondadoso y sabes perdonar; ¡grande es tu misericordia para los que te invocan!
6 Señor, escucha mi oración y atiende a la voz de mis súplicas.
7 Cuando me encuentro angustiado, te llamo porque tú me respondes.
8 Señor, no hay entre los dioses otro como tú, ni hay obras que se comparen con tus obras.
9 Todas las naciones que tú, Señor, has creado vendrán y se postrarán delante de ti y glorificarán tu nombre, 10 porque sólo tú eres Dios; tú eres grande, y haces maravillas.
11 Enséñame, Señor, tu camino, para que camine yo en tu verdad.
Dale firmeza a mi corazón, para que siempre tema tu nombre.
12 Señor y Dios mío, yo te alabaré con todo el corazón, y por siempre glorificaré tu nombre.
13 Grande es tu misericordia para conmigo, pues me has librado de caer en el sepulcro.
14 Dios mío, gente soberbia se levanta contra mí; gente violenta hace planes para quitarme la vida. Son gente que no te toma en cuenta.
15 Pero tú, Señor, eres un Dios compasivo y clemente, lento para la ira, pero grande en misericordia y verdad.
16 ¡Dígnate mirarme, y ten misericordia de mí! ¡Lléname de tu poder, pues soy tu siervo! ¡Protégeme, pues soy el hijo de tu sierva!
17 ¡Dame una prueba de tu bondad! ¡Que sean avergonzados los que me odian al ver que tú, Señor, me ayudas y me consuelas!

LA CONFIANZA EN DIOS
1.       El clamor del salmista (v.1-7; 16-17)
El salmista clama a Dios y le pide: que se incline, que lo escuche porque está necesitado, que lo salve (él es fiel), que tenga misericordia y que lo alegre. Espera su pronta respuesta y cree en El. Y manifiesta su humildad y confianza en Dios.
Preg.Aplic.: ¿Estoy rendido confiando totalmente en Dios?, ¿estoy dejando en oración todo deseo y necesidad ante el Señor?, ¿soy humilde en depender de Dios?
2.       Reconoce la grandeza de Dios (v.8-15)
El salmista reconoce la grandeza de Dios. Pide que le guie por Su camino y le de firmeza. Le alaba por su misericordia. Pide protección y confía en Su misericordia.
Preg.Aplic.: ¿Estoy buscando a Dios para hacer Su voluntad?, ¿está el Señor dándome firmeza para seguirle?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


miércoles, 29 de octubre de 2014

Salmos 85

Salmos 85
1 Señor, tú has sido propicio a tu tierra: has hecho volver a Jacob de su cautividad, 2 has perdonado la iniquidad de tu pueblo, has perdonado todos sus pecados, 3 has reprimido completamente tu enojo, has alejado de ti el ardor de tu ira.
4 ¡Ahora restáuranos, Dios de nuestra salvación! ¡Deja ya de estar airado contra nosotros!
5 ¿Acaso vas a estar enojado con nosotros siempre? ¿Mantendrás tu ira de una generación a otra?
6 ¿Acaso no volverás a darnos vida, para que este pueblo tuyo se regocije en ti?
7 Señor, ¡danos muestras de tu misericordia! ¡Concédenos tu salvación!
8 Escucharé lo que Dios el Señor va a decir; va a hablar de paz a su pueblo y a sus santos, para que no caigan en la locura.
9 Su salvación está cerca de quienes le temen, para que su gloria se asiente en nuestra tierra.
10 Se encontrarán la misericordia y la verdad, se besarán la justicia y la paz.
11 Desde la tierra brotará la verdad, y desde los cielos observará la justicia.
12 Además, el Señor nos dará buenas cosas, y nuestra tierra producirá buenos frutos.
13 Delante de él irá la justicia, para abrirle paso y señalarle el camino.

LA PROVISION DE DIOS
1.       La misericordia de Dios (v.1-7)
Dios ha tenido misericordia de su pueblo y ha perdonado sus pecados. Pide que Dios los restaure y los salve.
Preg.Aplic.: ¿Esto arrepentido de todos mis pecados?, ¿confío en la misericordia de Dios?, ¿está el Señor restaurando mi vida?
2.       La provisión de Dios (v.8-13)
El salmista se dispone a escuchar al Señor y temerle. Dios hará justicia y el proveerá, y guiará a Su pueblo.
Preg.Aplic.: ¿Estoy escuchando y obedeciendo a Dios?, ¿estoy confiando en provisión del Señor?, ¿está guiando Dios mi vida?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


martes, 28 de octubre de 2014

Salmos 84

Salmos 84
1 Señor de los ejércitos, ¡cuán grato es habitar en tu templo!
2 ¡Mi alma anhela ardientemente estar, Señor, en tus atrios!
¡A ti, Dios de la vida, elevan su canto mi corazón y todo mi ser!
3 Hasta los gorriones y las golondrinas hallan dónde anidar a sus polluelos:
¡cerca de tus altares, Señor de los ejércitos, rey mío y Dios mío!
4 ¡Cuán felices son los que habitan en tu templo!, ¡Todo el tiempo te cantan alabanzas!
5 ¡Cuán felices son los que hallan fuerzas en ti, los que ponen su corazón en tus caminos!
6 Cuando cruzan por el valle de las lágrimas, cambian su aridez en un manantial al llenar la lluvia los estanques.
7 Van de victoria en victoria, hasta llegar a verte, oh Dios, en Sión.
8 Señor, Dios de los ejércitos, ¡oye mi oración!
Dios de Jacob, ¡escúchame!
9 ¡Míranos, Dios y escudo nuestro, y posa la mirada en el rostro de tu ungido!
10 Es mejor pasar un día en tus atrios que vivir mil días fuera de ellos.
¡Prefiero estar a la puerta de tu templo, oh Dios, que vivir en las mansiones de la maldad!
11 Tú, Dios y Señor, eres sol y escudo; tú, Señor, otorgas bondad y gloria a los que siguen el camino recto, y no les niegas ningún bien.
12 Señor de los ejércitos, ¡cuán dichoso es el que en ti confía!

LA DICHA DEL SALMISTA
1.       El anhelo del salmista (v.1-7)
El salmista expresa su necesidad de estar ante Dios. Y es feliz al estar en el templo ante la presencia de Dios. En su altar el Señor los renueva y les da victoria.
Preg.aplic.: ¿Estoy anhelando y buscando a Dios con ímpetu?, ¿mi vida de oración es constante?, ¿está el Señor renovando y guiando mi vida?
2.       La petición al Señor (v.8-12)
El salmista expresa que le está buscando y clamando para que Dios obre en ellos. Dios es escudo y protección a los rectos de corazón y son dichosos los que confian en El.
Preg.Aplic.: ¿Estoy buscando a Dios en oración y dejando toda necesidad?, ¿estoy confiando en la protección de Dios?, ¿está en Señor dándome paz?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


lunes, 27 de octubre de 2014

Salmos 83

Salmos 83
1 Dios mío, ¡no guardes silencio!. Dios mío, ¡no te quedes callado!
2 Date cuenta de que tus enemigos rugen, de que te desafían los que te aborrecen.
3 Con astucia y en secreto conspiran contra tu pueblo; se han juntado y hacen planes contra tus protegidos.
4 Amenazantes dicen: «¡Vamos a destruir a Israel!, ¡Borremos de la memoria el nombre de esa nación!»
5 Conspiran con un solo propósito: establecen alianzas para luchar en contra tuya 6 los campamentos edomitas e ismaelitas, y también los moabitas y los agarenos, 7 los de Gebal, los de Amón y de Amalec, los filisteos y los habitantes de Tiro.
8 También los asirios se les han unido, y brindan su apoyo a los descendientes de Lot.
9 ¡Haz con ellos lo que hiciste con Madián!, ¡Trátalos como a Sísara y Jabín en el arroyo de Cisón!
10 Ellos fueron derrotados en Endor, y se convirtieron en estiércol para la tierra.
11 ¡Trata a sus capitanes y a todos sus príncipes como trataste a Oreb y a Zeeb, a Zebaj y a Salmuná, 12 esos que amenazantes decían:
«¡Vamos a adueñarnos de los pastizales de Dios!»
13 Dios mío, ¡envuélvelos en un torbellino!, ¡Arrástralos como hojas secas lanzadas al viento!
14 ¡Que ardan como el fuego que consume el monte!, ¡Que ardan como las llamas que abrasan el bosque!
15 ¡Persíguelos con tu tempestad!, ¡Hazlos temblar de miedo con tu torbellino!
16 ¡Llénales la cara de vergüenza, para que busquen, Señor, tu nombre!
17 ¡Que sean avergonzados y turbados para siempre!, ¡Que sean deshonrados, y perezcan!
18 ¡Que reconozcan que tu nombre es el Señor, y que sólo tú, Altísimo, estás sobre toda la tierra!

LOS ENEMIGOS DE ISRAEL
1.       Los enemigos conspiran contra Israel (v.1-8)
Los enemigos hacen planes para atacar a Israel y buscan alianzas contra el pueblo de Dios.
Preg.Aplic.: ¿Estoy padeciendo dificultades e injusticias?, ¿estoy buscando a Dios para intervenga en mi vida?
2.       El salmista pide que intervenga Dios (v.9-18)
El salmista pide que Dios intervenga y humille a los enemigos del pueblo del Señor. Con el fin de que busquen a Dios y reconozcan que El es el Señor.
Preg.aplic.: ¿Estoy confiando en la justicia de Dios?, ¿estoy cayendo en pecados y dureza de corazón?, ¿hay verdadero arrepentimiento en vida para volver a Dios?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC



sábado, 25 de octubre de 2014

Salmos 82

Salmos 82
1 Dios preside la reunión de los dioses, y en medio de ellos emite su sentencia:
2 «¿Hasta cuándo ustedes juzgarán con injusticia, y tratarán como inocentes a los impíos?
3 ¡Defiendan a los pobres y a los huérfanos!, ¡Hagan justicia a los afligidos y a los menesterosos!
4 ¡Liberen a los afligidos y a los necesitados!, ¡Pónganlos a salvo del poder de los impíos!
5 »Pero ustedes no saben ni entienden; ¡andan en completa oscuridad!, ¡Por eso la tierra tiembla hasta sus cimientos!
6 »Alguna vez les dije: “Ustedes son dioses. Todos ustedes son hijos del Altísimo.”
7 ¡Pero ahora morirán como cualquier hombre!, ¡Morirán como cualquiera de los príncipes!»
8 ¡Levántate, oh Dios, y juzga la tierra!, ¡Tuyas son todas las naciones!

EL JUICIO DE DIOS A LOS GOBERNANTES
·         Cuestiona su injusticia e imparcialidad, porque no han defendido a los pobres y necesitados (v.2-4)
·         Son ciegos e injustos, afectando la tierra (v.5)
·         Al final, morirán como cualquiera sin ninguna diferencia a pesar de su autoridad (6-7)
·         El salmista clama para que Dios haga justicia (v.8)
Preg.Aplic.: ¿Estoy como líder siendo justo e imparcial?, ¿estoy cayendo en soberbia y falta de sabiduría en mis decisiones?, ¿estoy clamando y confiando en la justicia de Dios y no la de los hombres?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC





viernes, 24 de octubre de 2014

Salmos 81

Salmos 81
1 Cantemos con gozo a Dios, nuestra fortaleza; aclamemos con júbilo al Dios de Jacob.
2 Entonemos cánticos, al son del pandero, de la melodiosa arpa y del salterio.
3 Toquemos la trompeta en el novilunio, en el día señalado para nuestra fiesta solemne.
4 Esto es un estatuto para Israel; es una ordenanza del Dios de Jacob, 5 que la constituyó como testimonio para José cuando salió contra la tierra de Egipto.
Oí un lenguaje que no pude entender:
6 «Liberé tu hombro de llevar pesada carga; tus manos dejaron de cargar los cestos.
7 En tu angustia clamaste a mí, y yo te salvé; desde el centro del trueno te respondí, y junto a las aguas de Meriba te puse a prueba.
8 »Escúchame, pueblo mío, que quiero amonestarte. ¡Cómo quisiera yo, Israel, que me escucharas!
9 No debes tener ningún dios ajeno. No debes inclinarte ante dioses extraños.
10 Yo soy el Señor, tu Dios; yo te saqué de la tierra de Egipto. Abre la boca, y yo te daré de comer.
11 »Pero tú, mi pueblo, no escuchaste mi voz; tú, Israel, no quisiste obedecerme, 12 y por tu obstinación te abandoné para que siguieras tus propios consejos.
13 ¡Ay, pueblo mío! ¡Si me hubieras escuchado!, ¡Ay, Israel! ¡Si hubieras seguido mis caminos!
14 ¡En un instante habría derrotado a tus enemigos, y habría descargado mi mano sobre tus adversarios!
15 Los que me aborrecen se me habrían sometido, y yo, el Señor, pondría para siempre fin a sus días.
16 Pero a ti te alimentaría con lo mejor del trigo, y apagaría tu sed con miel extraída de la peña.»

ISRAEL SUFRE POR NO OBEDECER A DIOS
1.       Israel debe cumplir a Dios (v.1-5)
Anima cantar al Señor que es la fortaleza de Israel, y que cumpla la ordenanza de Dios cuando Israel salió de Egipto.
Preg.Aplic.: ¿Estoy alabando a Dios con mi voz y con mi vida?, ¿estoy cumpliendo con las ordenanzas de Dios?
2.       Dios reprende a Israel por sus obstinados pecados (v.6-16)
El Señor siempre escuchó a Israel en su angustia, les dio ordenanzas, pero no le escucharon y cayeron en obstinados pecados. Por ello, el Señor los dejó sino hubieran vencido a sus enemigos y no hubieran pasado hambre.
Preg.Aplic.: ¿Estoy clamando a Dios en medio de las pruebas?, ¿estoy escuchando y obedeciendo a Dios?, ¿estoy sufriendo por causa de mis pecados?, ¿estoy arrepentido y dispuesto a volver a Dios?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


jueves, 23 de octubre de 2014

Salmos 80

Salmos 80
1 Pastor de Israel, ¡escucha!.
Tú, que guías a José como a una oveja, y que estás entre los querubines, ¡manifiéstate!
2 En presencia de Efraín, de Benjamín y de Manasés, ¡manifiesta tu poder y ven a salvarnos!
3 ¡Restáuranos, Dios nuestro!, ¡Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvados!
4 Señor, Dios de los ejércitos, ¿hasta cuándo te mostrarás indignado contra la oración de tu pueblo?
5 Nos has dado a comer lágrimas en vez de pan; nos has hecho beber lágrimas en abundancia.
6 Nos has puesto en ridículo ante nuestros vecinos; nuestros enemigos se burlan de nosotros.
7 ¡Restáuranos, Dios de los ejércitos!, ¡Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvados!
8 Desde Egipto trajiste una vid; expulsaste a las naciones, y la plantaste.
9 Limpiaste el terreno delante de ella, hiciste que echara raíces, y ésta llenó la tierra.
10 Los montes se cubrieron con su sombra; los cedros de Dios se cubrieron con sus sarmientos.
11 Y la vid extendió sus vástagos y sus renuevos hasta el mar, y hasta el gran río.
12 ¿Por qué derribaste sus cercas?. ¡Todos los que pasan le arrancan uvas!
13 ¡Los jabalíes le hacen destrozos!, ¡Las bestias salvajes la devoran!
14 Dios de los ejércitos, ¡vuélvete a nosotros!. Desde el cielo dígnate mirarnos, y reconsidera; ¡ven y ayuda a esta viña!
15 ¡Es la viña que plantaste con tu diestra!, ¡Es el renuevo que sembraste para ti!
16 ¡La han cortado! ¡Le han prendido fuego!, ¡Déjate ver, y repréndelos, para que perezcan!
17 Pero posa tu mano sobre tu hombre elegido, sobre el hombre al que has dado tu poder.
18 Así no nos apartaremos de ti. Tú nos darás vida, y nosotros invocaremos tu nombre.
19 Señor, Dios de los ejércitos, ¡restáuranos!, ¡Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvados!

EL CLAMOR POR ISRAEL
1.       Pide a Dios que intervenga ante Israel vencido (v.1-13)
Pide a Dios, que es el pastor de Israel, que restaure a su pueblo y que los defienda ante sus enemigos, ya que han sido humillados y sufrido destrozos.
Preg.Aplic.:  ¿Estoy padeciendo dificultades?, ¿estoy confiando y dependiendo de mi Pastor?, ¿confío y dependo de El?
2.       Confia en Dios (v.14-19)
Pide que Dios escuche su oración e intervenga por Israel ante sus enemigos. Ora por dirección para su rey. Confirma su fidelidad y que Dios glorifique su nombre en Israel.
Preg.Aplic.: ¿Estoy orando y dependiendo de Dios?, ¿estoy siendo testigo de la fidelidad de Dios para mi vida?, ¿estoy siendo fiel a mi Señor?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

miércoles, 22 de octubre de 2014

Salmos 79

Salmos 79
1 Dios mío, las naciones han venido a tu país, y han profanado tu santo templo.
¡Han dejado a Jerusalén en ruinas!
2 Arrojaron por comida los cadáveres de tus fieles siervos a los animales salvajes y a las aves de rapiña.
3 Alrededor de Jerusalén derramaron su sangre como agua, y no hubo nadie que les diera sepultura.
4 Los pueblos vecinos nos ofenden; nos insultan, ¡se burlan de nosotros!
5 ¿Hasta cuándo, Señor, vas a estar enojado?, ¿Para siempre arderá tu celo como un fuego?
6 ¡Descarga tu ira sobre la gente que no te conoce, sobre los reinos que no invocan tu nombre!
7 ¡Son ellos los que han consumido a Jacob, los que han dejado en ruinas sus ciudades.
8 ¡No te acuerdes de la maldad de nuestros padres!, ¡Por tu bondad, ven pronto a nuestro encuentro, porque estamos totalmente abatidos!
9 Por la gloria de tu nombre, ¡ayúdanos, Dios de nuestra salvación!.
Por causa de tu nombre, ¡líbranos y perdona nuestros pecados!
10 Que no digan los paganos: «¿Dónde está su Dios?»
¡Que vean los paganos, y también nosotros, cómo vengas la sangre de tus siervos!
11 ¡Que llegue a tu presencia el clamor de los cautivos!.
Por tu gran poder, ¡salva la vida de los sentenciados a muerte!
12 Señor, ¡págales con creces a nuestros vecinos por tanta infamia con que te han deshonrado!
13 Así nosotros, que somos tu pueblo y tu rebaño, te alabaremos de generación en generación, y para siempre cantaremos tus alabanzas.

EL CLAMOR DEL SALMISTA POR ISRAEL
1.       El salmista expresa sus temores ante los enemigos de Israel (v.1-7)
Los enemigos han profanado el templo, han derramado sangre inocente y han ofendido a Israel. Pide a Dios que haga justicia contra los enemigos.
Preg.Aplic.: ¿Estoy padeciendo y sufriendo injusticias?, ¿me estoy rindiendo a Dios y confiando en Su justicia?
2.       El salmista clama a Dios (v.8-13)
Pide a Dios piedad y liberación de Israel. Clama perdón por sus pecados. Anhela que Dios glorifique su nombre y que su pueblo le alabe por siempre.
Preg.Aplic.: ¿Estoy arrepentido por mis pecados?, ¿mi vida está glorificando a Dios?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


martes, 21 de octubre de 2014

Salmos 78

Salmos 78
1 Pueblo mío, escucha mis enseñanzas; inclina tu oído a las palabras de mi boca.
2 Abriré mi boca y diré proverbios; hablaré de los misterios de tiempos pasados, 3 de cosas que ya hemos oído y que conocemos porque nuestros padres nos las contaron.
4 No las mantendremos ocultas a nuestros hijos, sino que diremos a las generaciones futuras que el Señor es digno de alabanza por su poder y por sus hechos portentosos.
5 El Señor estableció su ley para Jacob; le entregó sus enseñanzas a Israel, y ordenó a nuestros padres que nos las enseñaran, 6 para que las conociera la generación futura, los hijos que nos habrían de nacer, y ellos a su vez las contaran a sus hijos, 7 para que pusieran en Dios su confianza y no se olvidaran de sus grandes hechos; para que obedecieran sus mandamientos, 8 y no fueran como sus padres, gente rebelde y desobediente, gente que no entrega a Dios su corazón, y cuyo espíritu no le es fiel.
9 Los efraimitas, arqueros armados, volvieron la espalda en el día de la batalla.
10 No cumplieron con el pacto de Dios, ni quisieron ceñirse a su ley; 11 más bien, se olvidaron de sus obras, y de las maravillas que les había mostrado.
12 Allá en Egipto, en el campo de Soán, Dios hizo maravillas a los ojos de sus padres.
13 Partió el mar en dos, y los hizo pasar, conteniendo las aguas como dos murallas.
14 Durante el día los guiaba con una nube, y durante la noche con un resplandor de fuego.
15 En el desierto hendió las peñas, y les dio a beber agua de los grandes abismos: 16 ¡de la peña hizo brotar corrientes, y las aguas fluyeron como ríos!
17 Pero ellos volvieron a pecar contra Dios; en el desierto se rebelaron contra el Altísimo.
18 Decidieron poner a prueba a Dios y pidieron comida a su antojo.
19 Hablaron en contra de Dios, y dijeron:
«¿Podrá Dios tendernos una mesa en el desierto?
20 Hemos visto que hirió la peña, y que brotaron aguas, y que en torrentes inundaron la tierra, ¿pero podrá también darnos pan?, ¿Podrá darle carne a su pueblo?»
21 Cuando el Señor oyó esto, se indignó, y su furor se encendió contra Jacob, como un fuego; su furor se encendió contra Israel, 22 porque no tuvieron fe en Dios, ni confiaron en que él podía salvarlos.
23 Sin embargo, dio órdenes a las nubes, y abrió las compuertas de los cielos, 24 y como lluvia dejó caer sobre ellos el maná; ¡les dio a comer el trigo de los cielos!
25 ¡Los mortales comieron pan angelical!, ¡Dios les envió comida hasta saciarlos!
26 Cambió la dirección del viento del este, y con su poder hizo venir el viento del sur, 27 y cayó sobre ellos carne como lluvia; ¡llovieron tantas aves como arena hay en el mar!
28 Dios las dejó caer en el campamento, y en los alrededores de sus tiendas, 29 y ellos comieron y quedaron saciados, pues Dios satisfizo su apetito.
30 Pero aun no habían calmado su hambre; aún tenían la comida en la boca, 31 cuando el furor de Dios vino sobre ellos y acabó con sus hombres más robustos; ¡Dios derribó a los mejores israelitas!
32 A pesar de todo, ellos siguieron pecando y no dieron crédito a sus grandes hechos.
33 Por eso Dios puso fin a sus días, ¡y en un soplo les quitó la vida!
34 Si Dios los hacía morir, ellos lo buscaban y con gran diligencia se volvían a él; 35 ¡se acordaban de que Dios era su refugio, de que el Dios Altísimo era su redentor!
36 Pero con los labios lo adulaban, y con la lengua le mentían.
37 En el fondo, nunca fueron rectos con él, ni se mantuvieron fieles a su pacto.
38 Dios, en su bondad, les perdonaba su maldad; más de una vez contuvo su enojo, calmó su ira y no los destruyó.
39 Se acordó de que eran mortales, ¡un simple soplo que se va y no vuelve!
40 ¡Cuántas veces lo desobedecieron en el desierto!, ¡Cuántas veces lo hicieron enojar en el yermo!
41 ¡Una y otra vez ponían a prueba a Dios!, ¡Provocaban al Santo de Israel!
42 No traían a la memoria su poder, ni el día en que él los libró de la angustia, 43 cuando realizó en Egipto sus señales, y sus maravillas en el campo de Soán; 44 cuando convirtió en sangre sus ríos y sus corrientes, para que no bebieran.
45 Les mandó enjambres de moscas, que los devoraban, y también ranas, que los destruían; 46 dejó que la oruga y la langosta destruyera el fruto de su trabajo.
47 Con granizo destruyó sus viñas, y con escarcha acabó con sus higueras.
48 Con granizo hizo estragos en sus ganados, y con sus rayos acabó con sus animales.
49 Descargó sobre ellos el ardor de su ira; los angustió con su enojo y su indignación, ¡con un ejército de ángeles destructores!
50 Le abrió paso a su furor y no les salvó la vida, sino que los entregó a la muerte.
51 En Egipto, en los campamentos de Cam, les quitó la vida a todos los primogénitos, a los primeros frutos de su vigor.
52 Dios hizo que su pueblo saliera como ovejas, y como un rebaño los llevó por el desierto; 53 con mano segura los fue llevando, para que no tuvieran ningún temor, mientras que el mar cubrió a sus enemigos.
54 Y los trajo a las fronteras de su tierra santa, a este monte que ganó con su mano derecha.
55 Expulsó a las naciones de la presencia de su pueblo, repartió en sorteo las tierras que les dio en propiedad, y permitió que las tribus de Israel se asentaran allí.
56 Pero ellos pusieron a prueba al Dios Altísimo; lo hicieron enojar y no obedecieron sus decretos.
57 Hicieron lo que sus padres, y se rebelaron contra él; ¡se torcieron como un arco engañoso!
58 Lo hicieron enojar con sus lugares altos; lo provocaron a celo con sus imágenes talladas.
59 Cuando Dios lo supo, se enojó y rechazó por completo a Israel.
60 Se alejó del tabernáculo de Silo, de su lugar de residencia terrenal, 61 y dejó caer en manos del enemigo el símbolo de su gloria y su poder.
62 Fue tanto su enojo contra su pueblo que los dejó caer a filo de espada.
63 Sus jóvenes fueron devorados por el fuego; sus doncellas no llegaron a oír cantos nupciales.
64 Sus sacerdotes cayeron a filo de espada, y sus viudas no lamentaron su muerte.
65 Pero el Señor despertó como de un sueño, y gritando como un guerrero que ha tomado vino, 66 hirió a sus enemigos y los puso en fuga; ¡los dejó avergonzados para siempre!
67 Desechó los campamentos de José, y no escogió a la tribu de Efraín, 68 sino que prefirió a la tribu de Judá y al monte Sión, que tanto ama.
69 Edificó su santuario semejante a las alturas, y semejante a la tierra, que afirmó para siempre.
70 Eligió a su siervo David, al que tomó de los rebaños de ovejas;
71 David cuidaba a las ovejas recién paridas, pero Dios lo puso a cuidar de su pueblo Israel, de Jacob, que es su heredad.
72 Y David cuidó de ellos con todo el corazón; con gran pericia los guió como a un rebaño.

LA OBRA DE DIOS EN ISRAEL
1.       El legado de la ley de Dios (v.1-8; 67-72)
Dios entregó su ley a Israel para que no se pierdan sino para que le obedezcan y no sean rebeldes como sus padres. Y sigan el ejemplo de David, quien fue obediente y guió a Israel con todo su corazón.
Preg.Aplic.: ¿Estoy guardando y obedeciendo los mandamientos de Dios?, ¿me estoy conduciendo en temor ante el Señor?, ¿mi vida está encaminada en la voluntad de Dios?
2.       La rebeldía de Israel  y la misericordia de Dios (v.9-66)
A pesar de las maravillas que hizo Dios en Egipto y como los libró, Israel se rebeló al Señor, pero tuvo misericordia y les proveyó alimentos. Cuando se rebelaban Dios les castigaba, pero ellos se humillaban y el Señor volvía a perdonarles. Israel fue muy inestable olvidando lo que hizo Dios al protegerlos y al darles su herencia persistiendo en su rebeldía el Señor tuvo que disciplinarlos.
Preg.Aplic.: ¿Estoy olvidando de donde Dios me sacó?, ¿estoy siendo malagradecido con la provición del Señor?, ¿hay en mi vida estabilidad o inestabilidad en mi fe?, ¿estoy sufriendo la disciplina de Dios por causa de mi rebeldía?, ¿estoy dispuesto a humillarme y volver al Señor?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


lunes, 20 de octubre de 2014

Salmos 77

Salmos 77
1 Con mi voz clamé a Dios, a Dios clamé, y él me escuchó.
2 Busqué al Señor cuando me vi angustiado; por las noches, sin cesar, a él levanté mis manos; pues mi alma rehusaba ser consolada.
3 Me acordé de Dios, y me sentí conmovido; al quejarme, mi ánimo decaía.
4 Dios no me dejaba pegar los ojos; tan quebrantado estaba yo, que no podía hablar.
5 Pensaba yo en los días de antaño, en los años de tiempos pasados.
6 Me acordaba de mis cánticos nocturnos, y en mi corazón meditaba, y mi espíritu inquiría:
7 «¿Nos abandonará el Señor para siempre?, ¿Acaso no volverá a tratarnos con bondad?
8 ¿Se habrá agotado para siempre su misericordia?, ¿Habrá puesto fin para siempre a su promesa?
9 ¿Se habrá olvidado Dios de tener misericordia?, ¿Habrá, en su enojo, puesto un límite a su piedad?»
10 También me dije: «Debo estar enfermo. ¿Cómo puedo pensar que la diestra del Altísimo ha cambiado?. 11 Es mejor que haga memoria de las obras del Señor.»
Sí, haré memoria de tus maravillas de antaño; 12 meditaré en todas tus obras, y proclamaré todos tus hechos.
13 Santo es, oh Dios, tu camino; ¿qué otro dios es tan grande como tú, Dios nuestro?
14 Tú eres el Dios que hace maravillas; has manifestado entre los pueblos tu poder.
15 Con tu brazo diste libertad a tu pueblo, a los descendientes de Jacob y de José.
16 Cuando las aguas te vieron, oh Dios, cuando las aguas te vieron, sintieron temor, y hasta los abismos se estremecieron.
17 Las nubes derramaron torrentes de agua, los cielos retumbaron, y atronaron tus rayos; 18 resonó en el torbellino la voz de tu trueno; tus relámpagos iluminaron el mundo, y la tierra tembló y se estremeció.
19 Te abriste paso en el mar, y atravesaste las muchas aguas, aunque nadie vio jamás tus pisadas, 20 y por medio de Moisés y de Aarón guiaste a tu pueblo como a un rebaño.

EL CLAMOR Y CONFIANZA DEL SALMISTA
1.       El clamor del salmista (v.1-12)
El salmista quebrantado clama a Dios buscando ánimo y confianza ya que tiene algunas dudas. Y para confiar comienza recordar Sus maravillas.
Preg.Aplic.: ¿A pesar de mis miedos y dudas, estoy clamando y buscando a Dios en oración?, ¿estoy haciendo memoria de sus obras y misericordia en mi vida?
2.       La grandeza de Dios (v.13-)
Dios es santo y grande, y maravilloso. Liberó a Israel en medio del mar Rojo. Dios es Todopoderoso y soberano.
Preg.Aplic.: ¿Estoy adorando a Dios y reconociendo lo que El es?, ¿estoy confiando en el Todopoderoso?, ¿dependo del Señor y creo en Su soberanía?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

domingo, 19 de octubre de 2014

Salmos 76

Salmos 76
1 Dios es bien conocido en Judá; grande es su nombre en Israel.
2 En Salén está su tabernáculo, y en Sión está el lugar donde reside.
3 Allí hizo pedazos las saetas y los arcos, los escudos, las espadas y las armas de guerra.
4 ¡Glorioso eres tú, Señor, y más imponente que los montes!
5 Los valientes fueron despojados, y durmieron su sueño; ningún valiente guerrero pudo defenderse.
6 Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste, jinetes y caballos quedaron desconcertados.
7 Tú, mi Dios, inspiras temor; en tu enojo, ¿quién puede sostenerse ante ti?
8 Desde los cielos dictaste tu sentencia; la tierra tuvo miedo y se quedó en suspenso 9 cuando tú, mi Dios, te levantaste para juzgar y salvar a los mansos de la tierra.
10 La ira humana redunda en tu alabanza; todos sus enojos se vuelven para ti una corona.
11 ¡Cumplamos a Dios el Señor nuestras promesas!.
Todos los que rodean al Dios temible, ¡tráiganle ofrendas!
12 Dios abate el ánimo de los príncipes, e infunde temor en los reyes de la tierra.

LA GLORIA DE DIOS
1.       La gloria de Dios (v.1-10)
Dios es glorioso e imponente, Dios ha hecho justicia contra los malvados. Y quien es el hombre ante Su majestad?
Preg.Aplic.: ¿Estoy reconociendo el poder de Dios?, ¿confío en su justicia y me rindo ante El?
2.       El compromiso del justo (v.11-12)
Cumplir sus votos, darles ofrendas y humillarse ante Su poder.
Preg.Aplic.: ¿Estoy siendo fiel al Señor?, ¿estoy humillando y dependiendo de El?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


sábado, 18 de octubre de 2014

Salmos 75

Salmos 75
1 Gracias te damos, Dios mío, gracias te damos, porque tu nombre está cerca de nosotros.
¡Todos hablan de tus hechos portentosos!
2 «En el momento en que yo decida, habré de juzgar con rectitud.
3 Aunque la tierra y sus habitantes se estremezcan, Yo sostengo sus columnas.
4 A los insensatos les digo: “No sean arrogantes”, y a los impíos: “No sean orgullosos; 5 no hagan alarde de su poder; no levanten tanto la nariz.”
6 El juicio no viene del este ni del oeste, ni del desierto ni de las montañas:
7 El juicio proviene de mí, que soy Dios. A unos humillo, y a otros enaltezco.
8 Ya el cáliz del juicio está en mi mano; ya el vino mezclado se ha fermentado, y yo, el Señor, estoy por derramarlo; ¡todos los impíos de la tierra lo beberán hasta el fondo!»
9 Yo siempre hablaré de ti, te cantaré salmos, Dios de Jacob.
10 Tú deshaces todo el poder de los pecadores, pero exaltas la fuerza de los hombres justos.

LA AUTORIDAD DE DIOS
1.       Alabanza al Señor(v.1; 9-10)
El salmista señala que su pueblo alaba a Dios. Y confirma que siempre lo alabará y reconoce su justicia y fidelidad.
Preg.Aplic.: ¿Estoy alabando constantemente a Dios?, ¿estoy reconociendo su justicia y fidelidad?
2.       El Señor expresa su autoridad (v.2-8)
Dios habla a su pueblo. Señala que es justo y soberano. Va a humillar a los arrogantes y hará juicio a los impíos.
Preg.Aplic.: ¿Estoy reconociendo la justicia y soberanía de Dios?, ¿estoy cayendo en altivez y arrogancia?, ¿me estoy humillando ante Dios reconociendo su poder?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC



viernes, 17 de octubre de 2014

Salmos 74

Salmos 74
1 Dios nuestro, ¿por qué nos has desechado para siempre?, ¿Por qué te has enojado contra las ovejas de tu prado?
2 Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos, la que rescataste para hacer de ella tu propio pueblo; acuérdate del monte Sión, donde has habitado.
3 Ven a ver estas ruinas interminables: ¡mira cuánto daño ha hecho el enemigo en tu santuario!
4 En medio de tus asambleas tus enemigos vociferan; han izado sus banderas en señal de victoria.
5 Levantan sus hachas y hacen destrozos, como leñadores en medio de un tupido bosque.
6 ¡Todos los tallados en madera los han hecho pedazos con sus hachas y martillos!
7 ¡Le han prendido fuego a tu santuario!, ¡Han profanado y derribado el tabernáculo a tu nombre!
8 Se dijeron: «¡Destruyamos todo de una vez!», y quemaron todas las sinagogas de Dios en la tierra.
9 ¡Ya no vemos nuestras banderas!, ¡Ya no hay profetas entre nosotros, ni nadie que nos diga cuánto más tenemos que aguantar!
10 Dios nuestro, ¿hasta cuándo nos afrentará el enemigo?, ¿Hasta cuándo el enemigo ofenderá tu nombre?
11 ¿Por qué te quedas cruzado de brazos?, ¿Por qué escondes en el pecho tu diestra?
12 Dios mío, tú eres mi rey desde tiempos antiguos; tú eres quien salva en medio de la tierra.
13 Con tu poder; partiste el mar en dos y en las aguas rompiste las cabezas de los monstruos.
14 Aplastaste las cabezas del leviatán, y lo diste por comida a los habitantes del desierto.
15 Abriste los manantiales y los ríos, y dejaste secos torrentes impetuosos.
16 Tuyo es el día, tuya es también la noche, pues tú estableciste el sol y la luna.
17 Tú estableciste todos los límites de la tierra, y formaste el verano y el invierno.
18 Acuérdate, Señor, que el enemigo te ha ofendido, y que un pueblo insensato ha blasfemado tu nombre.
19 ¡No entregues a las fieras la vida de tus tórtolas!, ¡No olvides para siempre a tu pueblo afligido!
20 Acuérdate del pacto que hiciste con nosotros, pues la tierra está llena de oscuridad y violencia.
21 No permitas que los afligidos sean avergonzados; así alabarán tu nombre los afligidos y los menesterosos.
22 Dios mío, ¡levántate y defiende tu causa!. Acuérdate que los necios te ofenden cada día.
23 No te olvides de los gritos de tus enemigos, cuyo alboroto a todas horas va en aumento.

EL SALMISTA CLAMA A DIOS
1.       El salmista expresa su desazón (v.1-11)
El salmista piensa que Dios se ha enojado con Israel porque está en ruinas y sus enemigos los han humillados. Estos han profanado el templo. Pide que el Señor intervenga.
Preg.Aplic.: ¿Estoy pensando que Dios me ha dejado porque enfrento muchas dificultades?, ¿estoy dejando de confiar en el Señor?
2.       El salmista reconoce la grandeza de Dios (v.12-23)
El salmista clama para Dios salve a su pueblo. Dios es soberano de Su creación y manifiesta en ella Su poder. El salmista clama y pide que intervenga por Israel ante los malvados que no temen a Dios.
Preg.Aplic.: ¿Estoy reconociendo que Dios es soberano y tiene control de todo?, ¿estoy clamando para que Dios obre milagros hoy?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC