jueves, 25 de mayo de 2017

Jeremias 14

Jeremías 14
1 La palabra del Señor vino a Jeremías por causa de la sequía. 2 Judá está de luto. Ya nadie frecuenta sus puertas. Todos se sientan en el suelo, y el clamor de Jerusalén va en aumento. 3 Los ricos mandan a sus criados por agua, y ellos van a las cisternas; pero vuelven con las vasijas vacías porque agua no hay, y avergonzados se sonrojan y no dan la cara. 4 La tierra se resquebraja porque no ha llovido en el país. Los labradores están confundidos, y esconden el rostro. 5 Aun las ciervas paren a sus crías y las abandonan en los campos, porque ya no hay hierba. 6 Los asnos salvajes se paran en lo alto de los cerros, con la mirada perdida, y aspiran el viento, como chacales, porque ya no hay hierba.
7 Señor, aunque nuestras iniquidades nos acusan, y aunque nuestras rebeliones se han multiplicado y hemos pecado contra ti, haz honor a tu nombre y actúa en nuestro favor.
8 ¡Tú eres la esperanza de Israel! ¡Tú eres su protector en momentos de angustia! ¿Por qué actúas como si fueras un extraño en la tierra, como un caminante que se retira para pasar la noche?
9 ¿Por qué te quedas atónito, como un guerrero incapaz de salvarnos? ¡Tú estás en medio de nosotros, Señor, y tu nombre es invocado sobre nosotros! ¡No nos desampares!
10 Así ha dicho el Señor acerca de este pueblo:
«A ellos les encanta ir de un lado a otro, sin descanso. Por eso no son de mi agrado. Así que voy a tomar en cuenta su maldad, y castigaré sus pecados.»
11 El Señor me dijo:
«No me pidas que trate bien a este pueblo. 12 Cuando ayunen, no voy a atender su clamor; cuando me ofrezcan holocaustos y ofrendas, no los aceptaré. Al contrario, voy a exterminarlos con la espada, el hambre y la peste.»
13 Yo le contesté:
«¡Ay, Señor, Señor! Toma en cuenta que los profetas les dicen que no van a enfrentar la espada, y que tampoco sufrirán de hambre, sino que en este lugar les darás una paz duradera.»
14 Y el Señor me dijo:
«Eso que los profetas anuncian en mi nombre es una mentira. Yo no los envié, ni los mandé, ni les hablé. Lo que ellos anuncian es una visión falsa, una adivinanza. De su mente sacan palabras huecas y engañosas.»
15 Por lo tanto, así ha dicho el Señor:
«En cuanto a los profetas que hablan en mi nombre, y que dicen que no habrá espada ni hambre en esta tierra, aclaro que yo no los envié a profetizar, y que con espada y con hambre serán consumidos. 16 El pueblo al cual le profetizan será lanzado a las calles de Jerusalén a punta de espada y por causa del hambre. No habrá quien los entierre a ellos, ni a sus mujeres, ni a sus hijos e hijas. Sobre ellos derramaré su propia maldad.
17 »Tú les dirás lo siguiente: “Que mis ojos derramen sin cesar lágrimas noche y día, porque la virginal hija de mi pueblo sufre de un gran quebrantamiento: sufre de una plaga muy dolorosa. 18 Si salgo al campo, veo a los que han muerto a filo de espada; si entro en la ciudad, veo a los que se están muriendo de hambre. Y es que tanto los profetas como los sacerdotes recorrieron el país, sin saber lo que hacían.”»
19 ¿Acaso has desechado por completo a Judá? ¿En verdad aborreces a Sión?
¿Por qué nos has herido sin darnos el remedio?
Esperábamos tener paz, y no recibimos ningún bien; esperábamos ser sanados, y sólo estamos confundidos.
20 Reconocemos, Señor, nuestra impiedad y la iniquidad de nuestros padres, pues contra ti hemos pecado.
21 ¡Pero no nos deseches! ¡No deshonres tu trono glorioso! ¡Haz honor a tu nombre!
¡Acuérdate de tu pacto con nosotros! ¡No lo invalides!
22 No hay entre los ídolos de las naciones uno solo que haga llover.
¡Pero tú, Señor, eres nuestro Dios! ¡Tú eres quien nos manda del cielo las lluvias!
Por eso esperamos en ti, pues tú haces todas estas cosas.

JEREMIAS INTERCEDE POR ISRAEL
1.       El clamor de Jeremías e Israel (v.1-9)
Producto del juicio de Dios, Israel padece hambre y sequía. Jeremías junto con Israel claman para que Dios los salve y no los desampare.
Preg. Aplic.: ¿Estoy padeciendo hambre y sequía en mi vida producto de mis pecados?, ¿estoy clamando a Dios y arrepintiéndome de todas mis faltas?, ¿clamo al Señor?
2.       La respuesta de Dios sobre Israel (v.10-12)
El Señor le responde sus razones a Jeremías del juicio a Israel: Son inestables (van de aquí a allá), están llenos de maldad, son religiosos y no íntegros (tienen doblez de espíritu).
Preg.Aplic.: ¿Estoy siendo inestable en mis decisiones?, ¿hay en mí una vida integridad y santidad ante Dios o hay doblez de espíritu?
3.       Los falsos profetas (v.13-18)
Se han levantado falsos profetas que dan mensajes positivos y de paz. El Señor los delata: son mentirosos, Dios no los ha levantado ni mandado, hablan sus propios sueños engañosos y no tienen norte claro. Dios va a hacer juicio contra los falsos profetas e Israel.
Preg.Aplic.: ¿Qué tipo de líderes religiosos estoy siguiendo hoy?, ¿estoy siguiendo falsos profetas mentirosos y que siguen sus propias profecías?, ¿Cómo líder estoy haciendo mi voluntad o la voluntad de Dios?, ¿sigo mi impulsos y sueños y no obedezco al Señor?
4.       Jeremías intercede por Israel (v.19-)
Jeremías eleva su oración a Dios: Pide sanidad y paz, reconoce los pecados de Israel (y se incluye), pide que cumpla Su Palabra, y reconoce el poder de Dios y confía en El.
Preg.Aplic.: ¿Estoy orando con frecuencia al Señor?, ¿estoy intercediendo por los pecados de mi nación?, ¿confío y dependo del poder de Dios?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC



miércoles, 24 de mayo de 2017

Jeremias 13

Jeremías 13
1 Así me dijo el Señor:
«Ve y cómprate un cinturón de lino, y cíñetelo, pero no lo remojes en agua.»
2 En obediencia a la palabra del Señor, fui y compré el cinturón, y me lo ceñí. 3 Por segunda vez vino a mí la palabra del Señor, y me dijo:
4 «Toma el cinturón que compraste, y que te has ceñido a la cintura, y disponte a ir al río Éufrates para esconder el cinturón en la hendidura de una peña.»
5 Yo fui y escondí el cinturón junto al Éufrates, tal y como el Señor me lo ordenó. 6 Después de un largo tiempo el Señor me dijo:
«Levántate y vete al Éufrates, y saca de allí el cinturón que te mandé esconder allá.»
7 Entonces fui al Éufrates, y cavé y saqué el cinturón de donde lo había escondido, ¡y resultó que el cinturón se había podrido! ¡Ya no servía para nada!
8 La palabra del Señor vino entonces a mí, y me dijo:
9 «Así dice el Señor: Del mismo modo haré que se pudran la soberbia de Judá y la mucha soberbia de Jerusalén. 10 Este pueblo malvado no quiere oír mis palabras. Anda divagando en su corazón y va en pos de dioses ajenos para servirles y adorarlos, pero vendrá a ser como este cinturón, que no sirve para nada. 11 Yo quería que toda la casa de Israel y toda la casa de Judá se juntaran conmigo, así como el cinturón se junta a la cintura. Quería que fueran un pueblo que me diera renombre, y que me alabara y honrara. ¡Pero no me hicieron caso!
—Palabra del Señor.
12 »Diles también que yo, el Señor y Dios de Israel, he dicho: “Todos los odres se llenan de vino.” Ellos te responderán: “¿Y acaso no sabemos que todos los odres se llenan de vino?” 13 Entonces les dirás: “Así ha dicho el Señor: Voy a llenar de vino a todos los habitantes de esta tierra, lo mismo a los reyes de la estirpe de David, que ocupan su trono, que a los sacerdotes y profetas y a todos los habitantes de Jerusalén. 14 Los voy a estrellar unos contra otros, lo mismo a los padres que a los hijos. No los perdonaré, ni les tendré piedad ni compasión para no destruirlos.”»
—Palabra del Señor.
15 ¡Escuchen! ¡Presten atención! No sean arrogantes, que quien habla es el Señor. 16 Denle gloria al Señor su Dios antes de que él haga venir las tinieblas; antes de que ustedes tropiecen en montes sombríos, y ustedes esperen la luz, y él la convierta en las más densas sombras y tinieblas. 17 Pero si no me hacen caso, mi alma llorará en secreto por culpa de la soberbia de ustedes; mis ojos se anegarán en lágrimas y llorarán amargamente, porque el rebaño del Señor será llevado cautivo.
18 «Diles al rey y a la reina que se humillen y se sienten en el suelo. Ha caído de su cabeza la corona que les daba potestad. 19 Las ciudades del Néguev han sido clausuradas, y no hay quien abra sus puertas; todo el pueblo de Judá ha sido llevado en cautiverio. 20 Levanten los ojos, y vean a los que vienen del norte. ¿Dónde está ese hermoso rebaño que les fue confiado? 21 ¿Qué dirán cuando el Señor ponga al frente de ustedes a quienes ustedes creían que eran sus amigos? ¿No se retorcerán de dolor, como cuando una mujer está a punto de dar a luz? 22 Si acaso se preguntan por qué les sobrevino esto, sepan que fue por causa de su gran maldad. ¡Por eso fueron desgarrados sus vestidos! ¡Por eso quedó al descubierto su desnudez! 23 ¿Acaso pueden los etíopes cambiar de piel, o los leopardos cambiar sus manchas? ¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien, ya que están habituados a hacer el mal! 24 Por lo tanto, yo los lanzaré al viento del desierto, para que desaparezcan como el tamo. 25 ¡Ésa es la suerte de ustedes! ¡Ésa es la parte que les he asignado, por haberse olvidado de mí y por confiar en dioses falsos!
—Palabra del Señor.
26 »Pero yo también te desgarraré los vestidos y pondré al descubierto tu desnudez 27 y tus adulterios, tus jadeos e infidelidades en las colinas y en los campos, donde vi tu abominable conducta.
»¡Ay de ti, Jerusalén! ¿Hasta cuándo seguirás sin purificarte?»

EL LLAMADO DE DIOS
1.       La señal del cinturón (v.1-14)
El Señor le da una señal del cinturón a Jeremías, que por el tiempo se pudre. Igual el Señor hará que se pudra la soberbia de Israel debido a su falta de arrepentimiento, idolatría y por no obedecer la voz y voluntad de Dios. El Señor va a hacer que pierdan los estribos con el vino y se van a destruir entre ellos.
Preg.Aplic.: ¿Hay soberbia y altivez en mi corazón?, ¿estoy cayendo en idolatría?, ¿estoy escuchando y obedeciendo la Palabra de Dios?, ¿me dejo dominar por el vino?
2.       El llamado de Dios (v-15-27)
El Señor llama a Israel a dejar la arrogancia y buscarle antes de sufrir su juicio. Los líderes deberían humillarse ante la invasión del norte. El juicio de Dios va a descubrir sus pecados y abominable conducta.
Preg.Aplic.: ¿Estoy como líder siendo de ejemplo en mi búsqueda a Dios?, ¿están las pruebas desnudando mi débil carácter y falta de santidad?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


miércoles, 17 de mayo de 2017

Jeremías 12

Jeremías 12
1 Tú, Señor, eres justo y no puedo disputar contigo. Sin embargo, defenderé mi caso ante ti. ¿Por qué prosperan los impíos en todo lo que hacen, y les va bien a todos los que son desleales?
2 Tú los plantas, y ellos echan raíces; crecen y dan fruto. Te tienen en la punta de la lengua, pero te mantienen lejos de su corazón.
3 A mí en cambio, Señor, me conoces. Tú me has visto y has puesto a prueba mi corazón. ¡Arrástralos al degolladero, como a las ovejas! ¡Márcalos para el día de la matanza!
4 ¿Hasta cuándo va a estar desierta la tierra, y marchita toda la hierba del campo? Por la maldad de quienes la habitan, faltan ganados y aves. Y es que dijeron: «Dios no verá nuestro fin.»
5 Si corriste con los de infantería, y te cansaste, ¿cómo podrás contender con los de caballería? Si en terreno seguro te caíste, ¿qué harás en los matorrales del Jordán?
6 ¡Hasta tus hermanos y tu familia se levantaron contra ti! ¡Hasta ellos gritaron a tus espaldas! Así que no les creas cuando te hablen bien.
7 He dejado mi casa y descuidado a mi pueblo. Lo que yo más quería lo he entregado en manos de sus enemigos. 8 Mi pueblo es para mí como un león de la selva. Lanzó sus rugidos contra mí, y por eso lo aborrecí. 9 Mi pueblo es para mí como un ave de rapiña, rodeada por otras aves de rapiña a punto de atacarla; las hienas invitan a las fieras del bosque a juntarse para devorarla.
10 Muchos pastores han destrozado mi viña; han pisoteado mi propiedad. ¡Han hecho de mi bella herencia un desolado desierto!
11 La han dejado en ruinas, y desconsolada llora sobre mí; ¡toda la tierra ha quedado asolada, pero a nadie le importa!
12 Todas las alturas del desierto se han cubierto de destructores; la espada del Señor devora la tierra de un extremo al otro. ¡No hay paz para nadie!
13 Los que sembraron trigo, segaron espinos; ser dueños de la tierra de nada les sirvió. Por causa de la ardiente ira del Señor, sus frutos les son motivo de vergüenza.
14 Así ha dicho el Señor:
«A todos los malos vecinos que se atreven a tocar la tierra que di en posesión a mi pueblo Israel, los voy a arrancar de su tierra, y de entre ellos rescataré a la casa de Judá. 15 Y después de que los haya rescatado, volveré y tendré misericordia de ellos, y haré que cada uno de ellos vuelva a su propiedad y a su tierra. 16 Y si se dedican a aprender los caminos de mi pueblo y a jurar en mi nombre y decir “Vive el Señor”, así como antes enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, entonces serán prosperados en medio de mi pueblo. 17 Pero si no obedecen, desarraigaré a esa nación y la arrancaré de raíz para destruirla.»
—Palabra del Señor.

EL RECLAMO DE JEREMIAS Y LA RESPUESTA DE DIOS
1.       El reclamo de Jeremías (v.1-4)
Jeremías reclama a Dios por la prosperidad de los impíos, que nunca lo reconocen. Pide juicio para ellos, y se queja de los escases.
Preg.Aplic.: ¿Me quejo con facilidad ante Dios?, ¿me estoy comparando con otros que no temen a Dios?, ¿la prosperidad material no refleja el carácter de Dios?
2.       La respuesta de Dios (v.5-13)
El Señor le muestra que el juicio es por causa del pecado de Israel y de sus familiares. Israel su pueblo se ha rebelado y el juicio de Dios ha llegado.
Preg.Aplic.: ¿Estoy padeciendo dificultades por causa de mi rebeldía contra Dios?, ¿hay en mi corazón arrepentimiento para volver al Señor?
3.       La restauración de Dios (v.14-17)
El Señor va a juzgar a los que oprimen a Israel porque El los salvará y los restaurará, y les dará herencia. El Señor podrá perdonar a los impíos si se vuelven a Dios y El los prosperará.
Preg.Aplic.: ¿Estoy creyendo y confiando en la restauración de Dios?, ¿disfruto de la verdadera prosperidad en Dios?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


martes, 16 de mayo de 2017

Jeremías 11

Jeremías 11
1 Ésta es la palabra que vino a Jeremías de parte del Señor:
2 «Oigan las palabras de este pacto. Hablen con todos los hombres de Judá, y con todos los habitantes de Jerusalén. 3 Tú les dirás que yo, el Señor y Dios de Israel, he dicho: “Maldito sea el que no obedezca las palabras de este pacto”, 4 pacto que mandé a sus padres obedecer el día que los saqué de ese horno de hierro que es la tierra de Egipto.
»Yo les dije: “Oigan mi voz, y cumplan con mis palabras. Cíñanse a todo lo que les mando. Entonces ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Dios.” 5 Así confirmaré el juramento que les hice a sus padres, y que vuelvo a hacerles hoy, de darles la tierra donde fluye leche y miel.»
Yo respondí: «Así sea, Señor.»
6 Entonces el Señor me dijo:
«Da a conocer todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Diles que oigan las palabras de este pacto, y que las pongan por obra. 7 Porque desde el día que saqué a sus padres de la tierra de Egipto, y hasta el día de hoy, una y otra vez les he advertido solemnemente que escuchen mi voz. 8 Pero ellos no me escuchan ni me prestan atención. Pero bien, cada uno tercamente ha seguido el parecer de su malvado corazón. Por lo tanto, voy a hacer que recaigan sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual les ordené que cumplieran, y no cumplieron.»
9 El Señor me dijo:
«Se ha encontrado que los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén están preparando una conspiración. 10 Han vuelto a cometer las mismas maldades de sus antepasados, los cuales no quisieron escuchar mis palabras sino que se fueron en pos de dioses ajenos y les sirvieron. Tanto la casa de Israel como la casa de Judá invalidaron el pacto que hice con sus padres.»
11 Por lo tanto, así ha dicho el Señor:
«Voy a lanzar sobre ellos una calamidad, de la que no podrán librarse. Entonces clamarán a mí, pero yo no les haré caso. 12 Entonces los de las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén irán a pedir la ayuda de los dioses a los que les queman incienso, pero ellos no podrán salvarlos cuando les sobrevenga la calamidad. 13 Tú, Judá, tuviste tantos dioses como ciudades. Y tú, Jerusalén, en cada una de tus calles levantaste altares repugnantes, y allí le ofreciste incienso a Baal.
14 »Así que tú, Jeremías, no me ruegues por este pueblo; no eleves hacía mí ningún clamor ni oración por ellos, porque el día que afligidos clamen a mí yo no les haré caso. 15 ¿Qué derechos puedes reclamar en mi casa, amada mía, si has incurrido en tantos hechos repugnantes? ¿Crees acaso que los sacrificios y la carne consagrada de los animales ofrendados pueden librarte del castigo? ¿Puedes jactarte de eso?»
16 El Señor te puso por nombre «Olivo verde», de hermosos frutos y de bella apariencia; pero a la voz de un fuerte estrépito hizo que le prendieran fuego, y se quebraron sus ramas. 17 Ciertamente el Señor de los ejércitos, que te plantó, ha decretado contra ti una calamidad por causa de las maldades cometidas por la casa de Israel y la casa de Judá; ¡por provocar su ira al ofrecerle incienso a Baal!
18 Tú, Señor me lo hiciste saber, y yo lo comprendí. Tú hiciste que yo me diera cuenta de sus obras. 19 Yo parecía un cordero inocente que llevan al degolladero. No entendía lo que estaban tramando contra mí, cuando decían: «Destruyamos el árbol con su fruto. Cortémoslo de esta tierra de los vivientes, y que de su nombre no quede ni el recuerdo.»
20 Pero tú, Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia y que escudriñas la mente y el corazón, permíteme ver cómo te vengas de ellos, porque ante ti he expuesto mi causa.
21 Por lo tanto, así ha dicho el Señor acerca de los hombres de Anatot que quieren matarme y que me ordenan no profetizar en el nombre del Señor, para que no me maten. 22 Así ha dicho el Señor de los ejércitos:
«Voy a castigarlos. Los jóvenes morirán a filo de espada, y sus hijos y sus hijas morirán de hambre. 23 Cuando yo castigue a los hombres de Anatot, lanzaré sobre ellos una calamidad, y ninguno de ellos sobrevivirá.»

ISRAEL SE REBELA Y NO CUMPLE EL PACTO
1.       El Señor recuerda el pacto con Israel (v.1-8)
El Señor recuerda a Israel su pacto. Les llama a que le obedezcan, el los confirmará como su pueblo y cumplirá su pacto proveyéndoles una tierra bendecida. El Señor siempre los ha llamado, pero ellos se han rebelado tercamente.
Preg.Aplic.:¿Estoy obedeciendo o me rebelo a los mandamientos de Dios?, ¿estoy en dificultades o está bendecida mi tierra producto de la obediencia?
2.       El castigo de Dios contra Israel (v.9-17)
La realidad es que Israel se ha rebelado y sigue la idolatría, y han invalidado el pacto. El Señor los va a castigar con calamidades, y no les va escuchar ni aceptar ofrendas religiosas sin arrepentimiento.
Preg.Aplic.: ¿Estoy cayendo en idolatría dejando a Dios de lado?, ¿caigo en actos religiosos, pero con un corazón desviado?
3.       Jeremías pide protección (v.18-23)
Jeremías eleva una oración y reconoce la soberanía de Dios y entiende su juicio. Pide protección contra sus enemigos, El Señor lo protegerá y los castigará.
Preg.Aplic.: ¿Frente a las dificultades estoy orando y buscando a Dios?, ¿estoy clamando por protección en mi vida?, ¿está el Señor respondiendo a mis oraciones?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

miércoles, 10 de mayo de 2017

Jeremias 10

Jeremías 10
1 Oigan la palabra que el Señor ha pronunciado contra ustedes, casa de Israel. 2 Así ha dicho el Señor:
«No sigan las enseñanzas de las naciones, ni tengan temor de las señales del cielo, aun cuando las naciones las teman. 3 Mantienen costumbres que no sirven para nada. Porque en el bosque cortan un árbol, y un artífice le da forma con un buril; 4 luego lo adornan con oro y plata, y lo afirman con clavos y martillo para que no se mueva. 5 Se quedan erguidos como una palmera, pero no hablan; ¡y tienen que ser llevados, porque no pueden andar! No tengan temor de ellos, porque no tienen ningún poder, ni para hacer mal ni para hacer bien.»
6 ¡Nada hay semejante a ti, Señor!
¡Grande eres tú, y grande tu fama y poder!
7 ¿Quién no te temerá, Rey de las naciones?
Tú eres digno de ser reverenciado, porque no hay ningún sabio ni rey que pueda compararse a ti.
8 Todos ellos son tontos y engreídos; de sus dioses de madera sólo aprenden tonterías.
9 De Tarsis traen planchas de plata, y de Ufaz traen oro refinado; y luego los visten con telas purpúreas.
Todo es obra de artífices y fundidores; todo es obra de manos expertas.
10 Pero el Señor es el Dios verdadero; es el Dios de la vida, ¡el Rey eterno!
Cuando se enoja, tiembla la tierra; ¡no hay nación que resista su furor!
11 Ustedes, díganles así:
«¡Que desaparezcan de la tierra, de lo que está bajo los cielos, los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra!»
12 Con su poder, el Señor hizo la tierra; con su saber, puso orden en el mundo; con su sabiduría, extendió los cielos.
13 Habla él y se juntan las aguas en los cielos y se levantan las nubes en los confines de la tierra.
Con los relámpagos le abre paso a la lluvia, y deja que el viento salga de sus depósitos.
14 La gente carece de ciencia y de talento.
Los fundidores se avergüenzan de los ídolos que funden, porque su obra es una mentira: carece de espíritu. 15 Esos ídolos están vacíos; son una obra hueca. Cuando les llegue la hora del castigo, serán destruidos. 16 Pero el Dios que es la porción de Jacob, y cuyo nombre es el Señor de los ejércitos, no es así; él es quien ha hecho todo, y el pueblo de Israel es su herencia.
17 Tú, que habitas en un lugar fortificado, recoge de la tierra tus mercaderías. 18 Porque así ha dicho el Señor:
«Esta vez me verás arrojar con una honda a los habitantes del país. Voy a afligirlos, para que lo sientan.»
19 ¡Ay de mí! ¡Estoy hecho pedazos! ¡Mi herida no va a sanar! Aunque tengo que admitir que este mal es mío, y tengo que sufrirlo. 20 Mi tienda de campaña está desmantelada; todas las cuerdas están rotas. Mis hijos me abandonaron, y ahora están muertos. ¡Ya no hay nadie que me ayude a levantar mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas! 21 A los pastores les falta inteligencia; no buscan al Señor; por eso no prosperan y todo su ganado se ha esparcido.
22 Se oye un rumor. Ya se aproxima. Del país del norte llega un gran desasosiego, que hará de todas las ciudades de Judá un desierto, una guarida de chacales. 23 Yo sé bien, Señor, que nadie es dueño de su vida, ni nadie puede por sí mismo ordenar sus pasos. 24 ¡Castígame, Señor, pero hazlo con justicia! ¡No me castigues con tu furor, pues de lo contrario acabarás conmigo!
25 Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen y sobre las naciones que no invocan tu nombre, porque se devoraron a Jacob; acabaron por completo con él, y dejaron en ruinas su país.

EL DIOS INCOMPARABLE
1.       Dios es incomparable (v.1-16)
Los ídolos hechos por Israel no tienen poder. Jeremías adora al Señor y señala que no hay nadie como El: es incomparable, es Dios verdadero, es Todopoderoso, es creador y soberano de todo, es la herencia de Israel y es Señor de los Ejércitos.
Preg.Aplic.: ¿Estoy confiando en ídolos o en el Dios verdadero?, ¿mi Dios es incomparable, todopoderoso y soberano de todo?, ¿es el Señor mi herencia?, ¿vivo una vida de adoración a El?
2.       Jeremías intercede por Israel (v.17-25)
El Señor le muestra a Jeremías su juicio, se identifica con el sufrimiento de Israel: no hay nadie que levante lo caído, falta sabiduría, no buscan a Dios y no prosperan. Jeremías clama por misericordia y justicia contra los enemigos de Israel.
Preg.Aplic.: ¿Estoy buscando a Dios por sabiduría en mis decisiones?, ¿estoy siendo prosperado por Dios?, ¿oro a Dios clamo para que obre hoy en mi vida y en la de los demás?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

lunes, 8 de mayo de 2017

Jeremías 9

Jeremías 9
1 ¡Cómo quisiera yo que mi cabeza fuera un mar, y mis ojos un manantial de lágrimas! ¡Así podría llorar día y noche por los muertos de la hija de mi pueblo!
2 ¡Cómo quisiera que alguien me diera en el desierto un albergue de caminantes! ¡Así podría dejar a mi pueblo y apartarme de ellos! Porque todos ellos son adúlteros, ¡son una banda de pecadores!
3 «Han hecho de su lengua un arco, y con ella lanzan mentiras. La verdad en la tierra no es su fortaleza. Cometen maldad tras maldad, y a mí no me reconocen.
—Palabra del Señor.
4 »Cuídense todos de sus amigos. Que no confíe nadie en su propio hermano. Porque todo hermano engaña descaradamente, y todo amigo esparce calumnias. 5 No hay nadie que no engañe a su amigo. No hay nadie que diga la verdad. Entrenaron su lengua para la mentira, y sólo saben perpetrar la maldad. 6 Viven en medio del engaño, y por su espíritu engañoso no han querido reconocerme.
—Palabra del Señor.
7 »Por lo tanto, yo los pondré a prueba y los refinaré. ¿Qué más puedo hacer por la hija de mi pueblo?
—Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.
8 »Ellos tienen por lengua una flecha puntiaguda, que sólo profiere engaño. Con los labios desean paz a su amigo, pero dentro de ellos le tienden trampas.
9 ¿Y no los he de castigar por estas cosas? ¿No habré de vengarme de una nación así?»
—Palabra del Señor.
10 Haré oír por los montes mi llanto y mis lamentos; por los pastos del desierto derramaré mis lágrimas, porque todo ha sido destruido y nadie pasa ya por aquí. Ya no se oye bramar al ganado, y hasta las aves del cielo y las bestias del campo huyeron por igual.
11 «¡Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, a una guarida de chacales! ¡Dejaré en ruinas las ciudades de Judá, y no quedará en ella un solo habitante!»
12 ¿Quién es lo suficientemente sabio para entender esto? ¿A quién comunicó esto la boca del Señor, para que pueda declararlo? ¿Por qué ha perecido la tierra? ¿Por qué ha quedado deshabitada como un desierto?
13 Y el Señor responde:
«Porque abandonaron mi ley, que a la vista de ellos entregué, y no atendieron mi voz ni se condujeron en obediencia a ella, 14 sino que siguieron las enseñanzas de sus padres y se fueron en pos de los baales y de su necio corazón. 15 Por lo tanto, a este pueblo voy a darle a comer ajenjo, y a beber aguas amargas.
—Palabra del Señor de los ejércitos, Dios de Israel.
16 »Voy a dispersarlos entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron, y tras ellos enviaré a la espada, hasta que acabe con ellos.»
17 Así dice el Señor de los ejércitos:
«Piensen bien, y manden a llamar plañideras. Busquen a las que conozcan su oficio.»
18 ¡Apresúrense, y dejen oír su llanto por nosotros! ¡Que se bañen en lágrimas nuestros ojos! ¡Que se ahoguen en llanto nuestros párpados!
19 Porque desde Sión se escucha la voz de la endecha. ¡Cómo hemos sido destruidos! Hemos sido grandemente avergonzados, y tenemos que abandonar la tierra porque nuestras casas han sido destruidas.
20 Escuchen, mujeres, la palabra del Señor. Presten oído a la palabra de su boca. Enseñen a sus hijas y amigas a entonar lamentos.
21 La muerte se ha colado por nuestras ventanas; ha penetrado en nuestros palacios, para acabar con los niños de las calles y con los jóvenes de las plazas.
22 «Diles que los cadáveres caerán sobre el campo como estiércol, como manojos de trigo que caen al paso del segador, y que no hay quien los recoja.»
—Palabra del Señor.
23 Así ha dicho el Señor:
«No debe el sabio vanagloriarse por ser sabio, ni jactarse el valiente por ser valiente, ni presumir el rico por ser rico. 24 Quien se quiera vanagloriar, que se vanaglorie de entenderme y conocerme. Porque yo soy el Señor, que hago misericordia, imparto justicia y hago valer el derecho en la tierra, porque estas cosas me complacen.
—Palabra del Señor.
25 »Ya viene el día en que castigaré a los circuncidados y a los incircuncisos.
—Palabra del Señor
26 »Castigaré a Egipto y a Judá, a Edom y a los descendientes de Amón y de Moab; a todos los que se hallen en el lugar más recóndito y a los que viven en el desierto. Ciertamente, todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.»

EL JUICIO Y LLAMADO DE DIOS
1.       La rebeldía de Israel (v.1-6)
Jeremías llora desconsoladamente por el juicio contra Israel. Reconoce que son pecadores, que son mentirosos y calumniadores, y que no conocen a Dios.
Preg.Aplic.: ¿Estoy orando por el arrepentimiento de los que me rodean y no conocen a Dios?, ¿hay en mi corazón pasión por las almas perdidas?
2.       Las razones del juicio de Dios (v.7-16)
El Señor va a probar a Israel y castigar por su rebeldía contra El. Jerusalén quedará en ruinas y serán esparcidos. Las razones son: han dejado la ley de Dios, han seguido en idolatrías, y no se han arrepentido.
Preg.Aplic.: ¿Estoy obedeciendo la ley de Dios?, ¿estoy dejando toda idolatría?, ¿hay en mi corazón un verdadero arrepentimiento por mis pecados?
3.       El llamado de Dios (v.17-26)
Hay lamentos por las muertes, pero no hay arrepentimiento sino altivez. El Señor llama a Israel a dejar toda jactancia, a que le busquen y que lo conozcan a El. El Señor es misericordioso e imparte justicia. El ejercerá justicia contra incircunciso de corazón.
Preg.Aplic.: ¿Frente a las dificultades que enfrento a consecuencia de mis malas decisiones, hay humildad y arrepentimiento, o hay altivez de mi corazón?, ¿estoy buscando y conociendo más a Dios?, ¿confío en su misericordia?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


jueves, 4 de mayo de 2017

Jeremías 8

Jeremías 8
1 »Cuando llegue el momento, se sacarán de sus sepulcros los huesos de los reyes de Judá y de sus príncipes, los huesos de los sacerdotes y de los profetas, y los huesos de los habitantes de Jerusalén.
—Palabra del Señor.
2 »Puesto que ellos amaron y sirvieron al sol, a la luna y a todo el ejército del cielo, y se postraron delante de ellos y los siguieron y consultaron, sus huesos no serán recogidos ni enterrados, sino que serán lanzados a esos astros, y se quedarán tirados como estiércol sobre la faz de la tierra. 3 A dondequiera que yo arroje a los pocos sobrevivientes de esta mala generación, éstos preferirán morir antes que seguir viviendo.
—Palabra del Señor de los ejércitos.
4 »También les dirás: “Así ha dicho el Señor: ¿Acaso el que cae no se levanta? ¿Y acaso el que se desvía no vuelve al camino?
5 ¿Por qué, entonces, este pueblo de Jerusalén es rebelde todo el tiempo? Se aferran al engaño, y no quieren volverse a mí.
6 Les he prestado atención, y he escuchado lo que dicen. No hablan con rectitud, y no hay nadie que se arrepienta de su maldad. Nadie se pregunta: ‘¿Pero qué he hecho?’ Son como caballos desbocados en medio de una batalla: cada uno corre como mejor le conviene.
7 Hasta la cigüeña en el cielo sabe cuándo ha llegado su tiempo. La tórtola, la grulla y la golondrina respetan los tiempos de su llegada. ¡En cambio, mi pueblo no conoce la justicia de su Señor!”
8 »¿Cómo pueden decir que son sabios, y que la ley del Señor está con ellos? Lo cierto es que la pluma mentirosa de los escribas la ha convertido en mentira.
9 Los sabios se avergüenzan, se espantan y quedan consternados. Es un hecho que aborrecen la palabra del Señor. Entonces, ¿de qué sabiduría hablan?
10 Por lo tanto, voy a entregar a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, sólo siguen sus propios intereses; todos, desde el profeta hasta el sacerdote, sólo saben engañar.
11 Se les hace fácil sanar la herida de la hija mi pueblo, con sólo decir “¡Paz, paz!” ¡Pero no hay paz!
12 ¿Acaso se avergüenzan de los hechos repugnantes que cometen? ¡No les causa la más mínima vergüenza! ¡No saben lo que es tener vergüenza! Por eso les advierto que, cuando los castigue, morirán entre los que van a morir. 13 Voy a arrancarlos por completo. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera. Todas las hojas se caerán. ¡Voy a quitarles lo que les había dado!»
—Palabra del Señor.
14 ¿Qué hacemos aquí, sentados? ¡Vamos a juntarnos, y entremos en las ciudades fortificadas para morir allí! El Señor nuestro Dios nos ha condenado a morir; nos ha dado a beber aguas amargas, porque pecamos contra él. 15 Esperábamos vivir en paz, y no llegó el bien; esperábamos el momento de sanar, y sólo vemos confusión. 16 Desde Dan se oye cómo resoplan los caballos. Tiembla la tierra al escucharse los relinchos de los corceles. Llegaron y acabaron con la tierra y su abundancia, con la ciudad y sus habitantes.
17 «Es que yo estoy lanzando contra ustedes serpientes y áspides, para que los muerdan. Contra ellas, no hay encantamiento que sirva.»
—Palabra del Señor.
18 Es tan grande el dolor que siento, que mi corazón desfallece. 19 Escuchen el clamor de la hija de mi pueblo, que viene de lejanas tierras, y pregunta:

«¿Acaso ya no está el Señor en Sión? ¿Acaso ya no está en ella su Rey?»
Y el Señor contesta:
«¿Por qué me hicieron enojar con sus imágenes talladas y con falsos dioses ajenos?»
20 Ya ha terminado la cosecha; ya pasó el verano. ¡Y nosotros no hemos sido salvados! 21 La ruina de la hija de mi pueblo me tiene destrozado. Me siento apesadumbrado, ¡sobrecogido de terror! 22 ¿Acaso ya no hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí ningún médico? Si lo hay, ¿por qué no hay medicina para la hija de mi pueblo?

LA OBSTINADA REBELDIA DE ISRAEL
1.       La obstinada rebeldía de Israel (v.1-9)
Los muertos de Israel quedarán regados por haber sido idólatras. Y los sobrevivientes querrán morir, en vez de ser sabios y arrepentirse, seguirán pecando, haciendo cada uno su voluntad, ignorando el camino de Dios y sus mandamientos.
Preg.Aplic.: ¿Estoy sufriendo a consecuencia de mis fallas?, ¿estoy siendo sensible a la disciplina de Dios?, ¿estoy haciendo mis caminos o siguiendo la voluntad de Dios?
2.       Consecuencias de los pecados de Israel (v.10-17)
El Señor les va a entregar a sus mujeres y campos a sus enemigos, porque todos son mentirosos y no se avergüenza de sus actos. El Señor los va a arrancar por completo.
Preg.Aplic.: ¿Soy una persona íntegra o soy mentiroso?, ¿hay un verdadero arrepentimiento en mi vida por mis pecados=
3.       El dolor de Jeremías (v.18-22)
El profeta Jeremías se siente desolado porque Israel no reacciona, está triste porque no hay remedio para Israel debido a sus pecados.
Preg.Aplic.: ¿Estoy orando por los perdidos?, ¿hay en mi corazón sensibilidad por compartir la salvación de Cristo a los demás?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

miércoles, 3 de mayo de 2017

Jeremías 7

Jeremías 7
1 La palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:
2 «Ponte a la entrada de la casa del Señor, y proclama allí esta palabra. Di esto: “Ustedes, los de Judá, que entran por estas puertas para adorar al Señor, escuchen su palabra.”»
3 Así ha dicho el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel:
«Mejoren sus caminos y sus obras, y yo los haré habitar en este lugar. 4 No se fíen de palabras mentirosas, que dicen: “Templo del Señor, templo del Señor. ¡Éste es el templo del Señor!” 5 Al contrario, si ustedes mejoran su conducta y sus acciones, y si imparten verdadera justicia entre ustedes y sus semejantes, 6 y si no oprimen al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraman sangre inocente en este lugar, ni se van tras dioses ajenos, para su propio mal, 7 yo los haré habitar en este lugar, en la tierra que les di a sus padres para siempre.
8 »Lo que veo es que ustedes confían en palabras mentirosas, que para nada les sirven. 9 Hurtan, matan, adulteran, juran falsamente, le queman incienso a Baal, y siguen a dioses extraños que nunca antes conocieron. 10 ¿Acaso van a venir a pararse delante de mí en esta casa, donde se invoca mi nombre, para decir que están en libertad de seguir haciendo todas estas cosas repugnantes? 11 ¿Acaso esta casa, donde se invoca mi nombre, es para ustedes una cueva de ladrones? Tomen en cuenta que yo también veo esto.
—Palabra del Señor.
12 »Vayan a mi santuario en Silo, donde al principio establecí la residencia de mi nombre, y vean lo que hice con él por causa de la maldad de mi pueblo Israel. 13 Y ahora, como ustedes han cometido todas estas acciones, y como yo los llamé y ustedes no me respondieron, aun cuando una y otra vez les hablé,
—Palabra del Señor.
14 »Con esta casa donde se invoca mi nombre, y en la que ustedes confían, y con este lugar que les di a ustedes y a sus padres, haré lo mismo que hice con Silo. 15 Voy a arrojarlos lejos de mi presencia, como antes arrojé a todos sus hermanos, a toda la generación de Efraín.
16 »Y tú, no ores por este pueblo. No eleves por ellos ningún clamor ni oración. No me ruegues por ellos, porque no voy a hacerte caso. 17 ¿Acaso no ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres hacen la masa, para ofrecerle tortas a la reina del cielo; para presentar ofrendas a dioses ajenos; ¡para provocar mi enojo! 19 ¿Pero en realidad provocarán mi enojo? ¿No es más bien para ellos mismos la vergüenza?»
—Palabra del Señor.
20 Por lo tanto, así ha dicho Dios, el Señor:
«Ahora voy a derramar mi enojo y mi furor sobre este lugar. Se encenderán sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra, y no se apagarán.»
21 Así ha dicho el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel:
«Añadan sus holocaustos a sus sacrificios, y cómanse la carne. 22 Porque el día que los saqué de la tierra de Egipto, yo no hablé de esto con sus padres, ni les di ninguna orden en cuanto a holocaustos y sacrificios. 23 Al contrario, esto fue lo que les ordené: “Escuchen mi voz, y yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. Vayan siempre por el camino que yo les mande seguir, para que les vaya bien.”
24 »Pero ellos no me hicieron caso ni me prestaron atención, sino que por la terquedad de su malvado corazón siguieron sus propios consejos, y en vez de avanzar, retrocedieron. 25 Esto ha sido así desde que sus padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Yo, desde muy temprano y sin falta, les envié a todos mis siervos, los profetas, 26 pero ellos no me hicieron caso ni me prestaron atención, sino que se encapricharon y fueron peores que sus padres.
27 »Tú les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, pero no te responderán. 28 Por lo tanto, les dirás: “Ésta es la nación que no escuchó la voz del Señor su Dios, ni admitió corrección; por eso la verdad fue extirpada de la boca de ellos, y ya no existe.”»
29 ¡Córtate el cabello, y deshazte de él! ¡Da rienda suelta a tu llanto en la cima de los montes! ¡El Señor aborrece a la generación que ha provocado su enojo, y la ha abandonado!
30 «¡Ante mis propios ojos, los hijos de Judá han hecho lo malo! ¡Han profanado la casa misma donde se invoca mi nombre, al exponer allí sus actos repugnantes!
—Palabra del Señor.
31 »Han edificado altares en los montes de Tofet, en el valle de Ben Jinón, para lanzar al fuego a sus hijos y a sus hijas, que es algo que nunca les pedí que hicieran, y que ni siquiera pensé pedirles. 32 Por eso vienen días en que ese lugar ya no se llamará Tofet, ni valle de Ben Jinón, sino Valle de la Matanza. Y los muertos se enterrarán en Tofet, por no haber otro lugar.
—Palabra del Señor.
33 »Los cadáveres de esta gente serán la comida de las aves del cielo y de las bestias del campo, y no habrá quien las espante. 34 En las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén pondré fin a las voces de gozo y alegría, y a la voz del esposo y de la esposa, porque la tierra quedará en ruinas.

EL IMPLACABLE JUICIO DE DIOS CONTRA LA RELIGIOSIDAD Y FALTA DE INTEGRIDAD DE ISRAEL
1.       El llamado de Dios a dejar la religiosidad (v.1-7)
A través de Jeremías el Señor llama a Israel a que mejoren sus caminos y no vayan sólo al templo en forma religiosa, sino que reflejen en su fe con acciones de justicia, dejar idolatría e integridad, si son fieles el Señor confirmará su herencia.
Preg.Aplic.: ¿Estoy yendo a la iglesia sólo por religiosidad?, ¿vivo una fe verdadera sólo en el templo y en vida diaria hago lo que quiero?, ¿estoy siendo justo e integro ante Dios?
2.       El juicio de Dios contra la religiosidad (v.8-15)
El Señor denuncia los pecados de Israel: palabras mentirosas, robo, asesinatos, adulterios (perversiones sexuales), idolatría. Ellos van al templo “creyéndose” íntegros, pero el Señor los disciplinará por sus rebeldías y destruirá el templo.
Preg.Aplic.: ¿Hay en vida integridad o pecados?, ¿vivo una sola vida o tengo doble vida ante Dios?, ¿vivo una religiosidad aparente, pero en realidad vivo en pecado?, ¿estoy experimentando dificultades producto de mis pecados?
3.       El Señor denuncia la terquedad de Israel (v.16-26)
El Señor le dice a Jeremías que no ore por Israel porque no le va a escuchar. La apostasía de Israel ha sido gigante y el juicio mayor. Cuando el Señor los sacó de Egipto les ordenó a Israel obediencia a sus mandamientos, pero ellos desobedecieron, se rebelaron y nunca escucharon a Sus advertencias.
Preg.Aplic.: ¿he dejado de orar por los perdidos?, ¿hay en mi corazón pasión por los no alcanzados?, ¿estoy obedeciendo los mandamientos del Señor?
4.       El Señor hará un juicio implacable por la idolatría de Israel (v.27-34)
El juicio de Dios será implacable porque Israel ha hecho lo malo y han profanado Su casa, y han levantado altares a los ídolos. Habrá matanza y habrá tristeza y ruinas.
Preg.Aplic.: ¿Estoy cayendo en idolatría?, ¿estoy levantando altares como ídolos a mi casa, mi empleo, mis ingresos, mis propiedades, mi familia, mis vicios?,

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC