jueves, 27 de abril de 2017

Jeremías 6

Jeremías 6
1 »Ustedes, descendientes de Benjamín, ¡escapen de Jerusalén, y toquen la trompeta en Tecoa! ¡Hagan señales de humo sobre Bet Haqueren! ¡Viene del norte gran calamidad y destrucción!
2 Voy a destruir a la bella y delicada hija de Sión.
3 Como pastores con sus rebaños, vienen a atacarla generales con sus ejércitos; y plantarán tiendas de campaña a su alrededor, y cada uno escogerá su lugar de reposo.
4 Y dirán: “¡Vamos a atacarla! ¡Vamos a asaltarla a plena luz del día!” Pero al ver que la tarde va cayendo, y que se extienden ya las sombras de la noche, dirán: “¡Ay de nosotros!
5 Será mejor que la asaltemos por la noche, y que destruyamos sus palacios.”»
6 Porque así ha dicho el Señor de los ejércitos:
«¡Corten árboles, y levanten un terraplén contra Jerusalén! Ésta ciudad tiene que ser castigada, porque toda ella está llena de violencia.
7 Así como de una fuente nunca deja de manar el agua, así también, de ella nunca deja de manar su maldad. En ella se habla de robos e injusticias; y siempre hay en mi presencia enfermedad y heridas.
8 ¡Corrígete, Jerusalén! De lo contrario, me apartaré de ti y te convertiré en desierto, en tierra deshabitada.»
9 Así ha dicho el Señor de los ejércitos:
«Andarán buscando al resto de Israel, del mismo modo que en la vid vuelve el vendimiador a rebuscar entre los sarmientos.
10 »¿A quién hablaré, para que oigan? ¿A quién le llamaré la atención? ¡No pueden escuchar porque tienen tapados los oídos! Ellos no aman la palabra del Señor. ¡Les resulta vergonzosa! 11 Por tanto, la ira del Señor se me escapa; ya estoy cansado de contenerme. Voy a derramarla sobre los niños en la calle, lo mismo que sobre las reuniones de jóvenes, porque serán hechos cautivos el marido y la mujer, el viejo y el anciano.
12 Voy a extender mi mano contra los habitantes de la tierra; y sus casas, sus propiedades, y hasta sus mujeres, pasarán a otras manos.
—Palabra del Señor.
13 »Y es que todos ellos son mentirosos y avaros. Todos, desde el más chico hasta el más grande, desde el profeta hasta el sacerdote.
14 Se les hace fácil sanar la herida de mi pueblo con sólo decir “¡Paz, paz!” ¡Pero no hay paz! 15 ¿Acaso se han avergonzado de sus actos repugnantes? ¡Claro que no! ¡Ni siquiera saben lo que es tener vergüenza! Por eso, cuando yo los castigue, caerán muertos entre los muertos.»
—Palabra del Señor.
16 Así ha dicho el Señor:
«Deténganse en los caminos y pregunten por los senderos de otros tiempos; miren bien cuál es el buen camino, y vayan por él. Así hallarán ustedes el descanso necesario. Pero ustedes dijeron: “No iremos por allí.”
17 También les puse vigilantes que les advirtieran: “Presten atención al sonido de la trompeta.” Pero ustedes dijeron: “No vamos a prestar atención.”
18 Por lo tanto, naciones, ¡escuchen! Y ustedes, mi pueblo, ¡entiendan lo que va a suceder!
19 ¡Óyeme bien, tierra! Voy a traer sobre este pueblo un mal, que es producto de sus pensamientos, pues no quisieron obedecer mis palabras y aborrecieron mi enseñanza.
20 ¿Para qué me traen de Sabá este incienso, y de lejanas tierras esta fina caña aromática? No encuentro aceptables sus holocaustos, ni me agradan sus sacrificios.»
21 Por lo tanto, así ha dicho el Señor:
«Yo voy a ponerle tropiezos a este pueblo, que harán caer a los padres y a los hijos por igual, y donde el vecino y su compañero perecerán.»
22 Así ha dicho el Señor:
«¡Miren! Del norte viene ya un pueblo de la tierra. Desde los extremos de la tierra se levanta una gran nación. 23 Empuñan el arco y la jabalina. Son crueles, y no saben lo que es la compasión. Sus voces son como los bramidos del mar, y a galope tendido vienen contra ti, hija de Sión, dispuestos ya para el combate.»
24 Al enterarnos de su fama, se nos descoyuntaron las manos; la angustia y el dolor se apoderaron de nosotros, como se apoderan de una parturienta.
25 ¡No salgas al campo! ¡No transites por ningún camino, porque el enemigo está blandiendo la espada! ¡Hay terror por todas partes!
26 Hija de mi pueblo, ¡cúbrete de cilicio y revuélcate en ceniza! ¡Vístete de luto, como si hubiera muerto tu único hijo! ¡Llora amargamente, porque ya viene contra nosotros el destructor!
27 «Yo te he puesto entre mi pueblo para que los pongas a prueba, como si fueran metales. Así que entérate de cómo se conducen, y ponlos a prueba, 28 porque todos ellos son rebeldes, porfiados y chismosos. Y además, corruptores. ¡Son inflexibles como el bronce y como el hierro!
29 Cuando el fuelle arde, el plomo se derrite por el fuego; pero de nada sirve que el fundidor funda el metal si no se desprende la escoria.
30 Pero a ellos se les llamará “plata desechada”, porque yo, el Señor, los he desechado.»

EL JUICIO DE DIOS CONTRA ISRAEL
1.       El castigo contra Israel (v.1-7)
Israel va a ser destruida por ejércitos extranjeros que lo harán de noche. El juicio viene porque está llena de violencia, maldad, robos e injusticias, y están con enfermedades.
Preg.Aplic.: ¿Estoy padeciendo dificultades a causa de mis pecados?, ¿hay en mi vida violencia, maldad, robos e injusticias y enfermedades?, ¿estoy buscando al Señor?
2.       El llamado de Dios (v.8-17)
El Señor llama a Judá a arrepentirse y volver a El, pero no escuchan ni aman la Palabra de Dios. Por ello, El los va a castigar y van a padecer las personas y sus propiedades. Hay dureza y falta de arrepentimiento, a pesar que el Señor se ha acercado a advertirles.
Preg.Aplic.: ¿Estoy escuchando y amando la Palabra de Dios?, ¿estoy escuchando y obedeciendo los consejos de Dios en Su Palabra?
3.       El juicio de Dios contra su pueblo (v.18-30)
El juicio es consecuencia de su desobediencia y de aborrecer la Palabra de Dios. La nación que los va a dominar viene del norte y es implacable. Israel está de luto. El juicio es una prueba para ver su rebeldía y pecados, pero sin arrepentimiento serán desechados.
Preg.Aplic.: ¿Hay en mi corazón sencillez y arrepentimiento?, ¿por qué no busco al Señor y me arrepiento de verdad y busco la restauración de mi vida?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC




lunes, 24 de abril de 2017

Jeremías 5

Jeremías 5
1 Recorran ahora las calles de Jerusalén, y miren e infórmense. Busquen en sus plazas, a ver si encuentran alguien, uno solo, que haga justicia y que busque verdad. Entonces yo la perdonaré. 2 Aun cuando digan: «Vive el Señor», sus juramentos son falsos.
3 ¡Ah, Señor! ¿Acaso tus ojos no se fijan en la verdad? Los castigaste, pero no les dolió; acabaste con ellos, pero no quisieron ser corregidos; endurecieron su semblante más que la roca, ¡y no quisieron volverse a ti!
4 Yo pensaba: «A decir verdad, éstos son unos pobres locos, que no conocen el camino del Señor ni la justicia de su Dios. 5 Voy a ir a hablar con la gente importante, porque ellos sí conocen el camino del Señor y la justicia de su Dios.» ¡Pero ellos también rompieron el yugo y reventaron las coyundas!
6 Por lo tanto, el león de la selva los matará; el lobo del desierto los destruirá; el leopardo acechará sus ciudades, y cualquiera que salga de ellas será arrebatado. Porque sus pecados se han multiplicado, y su falta de lealtad se ha agravado.
7 «¿Cómo voy a perdonarte por esto? Tus hijos me abandonaron, y juraron por dioses que no son dioses. Yo les di abundancia, pero ellos me fueron infieles, y en grupo se pasaban el tiempo en casa de prostitutas. 8 Como caballos sementales, relinchaban de deseos por la mujer de su prójimo. 9 ¿Acaso no tenía yo que castigar esto? ¿Acaso no tenía yo que vengarme de una nación así?»
—Palabra del Señor.
10 «¡Entren a sus viñedos y destrúyanlos, pero no del todo! ¡Destrocen las ramas de sus viñas, porque no son mías! 11 ¡Con gran desfachatez se rebelaron contra mí la casa de Israel y la casa de Judá!»
—Palabra del Señor.
12 Ellos negaron al Señor, y dijeron:
«Él no es Dios. ¡No va a pasarnos nada! ¡Nada sabremos de guerras ni de hambre! 13 Los profetas son como el viento; no hay en ellos palabra, y les va a suceder lo que ellos anuncian.»
14 Por lo tanto, así ha dicho el Señor, el Dios de los ejércitos:
«Puesto que ellos han hablado así, yo pondré mis palabras en tu boca; y ellas serán el fuego, y este pueblo será la leña, y el fuego los consumirá.
15 Casa de Israel, yo voy a hacer que venga contra ustedes un pueblo cuya lengua no conocen, así que no entenderán lo que diga. Es un pueblo ancestral y distante, de gente robusta.
—Palabra del Señor.
16 »Todos ellos son probados guerreros, y su aljaba es como un sepulcro abierto. 17 Acabarán con todo lo que es tuyo: con tu trigo y tu pan, con tus ovejas y tus vacas, con tus viñas y tus higueras, y hasta con tus hijos y tus hijas. ¡A punta de espada reducirá a la nada las ciudades fortificadas en que tú confías! 18 Sin embargo, cuando llegue ese día no los destruiré por completo.
—Palabra del Señor.
19 »Y cuando ellos digan: “¿Por qué el Señor nuestro Dios nos hizo todo esto?”, entonces les dirás de mi parte: “Así como ustedes me dejaron a mí, para servir a dioses ajenos en su propia tierra, así también servirán a gente extraña en tierra ajena.”
20 »Anuncien esto en la casa de Jacob; dejen que esto se oiga en Judá, y digan: 21 “Ahora escucha esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye: 22 ¿No van a tener temor de mí? ¿No van a temblar en mi presencia? ¿Ante mí, que con arena le puse límites al mar? Ésta es una ley permanente, que no se puede quebrantar. Aunque se levanten tempestades, no podrán rebasar esos límites; aunque bramen las olas, no pasarán de allí.”
—Palabra del Señor.
23 »Pero éste es un pueblo que tiene un corazón falso y rebelde. Se apartaron y se fueron. 24 Jamás se pusieron a pensar: “Mostremos ya temor del Señor, nuestro Dios, que a su tiempo nos da la lluvia temprana y la tardía, y que nos respeta los tiempos establecidos para la siega.” 25 ¡Con sus iniquidades han impedido todo esto! ¡Con sus pecados han apartado de ustedes el bien! 26 Entre mi pueblo se ha encontrado gente impía, que a semejanza de los que ponen trampas para los pájaros, se ponen al acecho para atrapar a sus semejantes. 27 Sus casas parecen jaulas llenas de pájaros, pero están llenas de engaño. ¡Fue así como se hicieron grandes y ricos! 28 ¡Tanto engordaron que hasta la piel les brilla! ¡Rebasaron la maldad de los malvados! ¡No le hicieron justicia a los huérfanos ni a los pobres! Y, a pesar de todo, prosperaron. 29 ¿Y yo no habré de castigar esto? ¿Y no habré de vengarme de gente así?
—Palabra del Señor.
30 »Algo feo y espantoso ha ocurrido en la tierra: 31 Los profetas anuncian mentiras, y los sacerdotes dirigen por su propia autoridad. ¡Pero mi pueblo así lo ha querido! ¿Y qué van a hacer cuando les llegue el fin?

LAS DENUNCIAS DE DIOS CONTRA ISRAEL Y JUDA
1.       La sentencia del Señor (v.1-11)
No hay ni uno que sea justo ante Dios. Al contrario, los líderes y su gente de Israel y Judá están duros y rebeldes contra el Señor. Por lo tanto, el juicio de Dios se dará a través de enemigos que los destruirán por sus pecados e idolatría.
Preg.Aplic.: ¿El Señor puede ver en mi disposición y obediencia a El?, ¿estoy escuchando la Palabra de Dios o me estoy rebelando contra ella?
2.       La obstinación de Israel (v.12-24)
Israel y Judá no escuchan ni creen en Dios y sus profetas están perdidos. Vendrá contra ellos, como juicio, un pueblo que los destruirá y los hará esclavos. A pesar del llamado de arrepentimiento de Dios, el pueblo sigue rebelde y no tiene temor del Señor.
Preg.Aplic.: ¿Hay en mi corazón un verdadero arrepentimiento por mis pecados?, ¿tengo temor de Dios en mis actos?
3.       Los otros pecados de Israel (v.25-31)
Los otros pecados de Israel son las injusticias contra sus semejantes. Se han hecho ricos y prósperos con mentiras y engaños, y con injusticias contra los pobres y huérfanos. Sus sacerdotes hacen y dicen lo que ellos quieren.
Preg.Aplic.: ¿Estoy cometiendo injusticias contra los otros?, ¿estoy logrando prosperidad material en base a mentiras y engaños?, ¿he abandonado a los pobres y huérfanos?, ¿estoy como líder espiritual haciendo lo que mi gente quiere y he dejado a Dios?
               
Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


jueves, 20 de abril de 2017

Jeremias 4

Jeremías 4
1 «¡Ah Israel, vuélvete a mí! ¡Cómo quisiera que te volvieras a mí! ¡Cómo quisiera que quitaras de mi vista tus actos repugnantes, y no anduvieras de acá para allá!
—Palabra del Señor.
2 »Si con la verdad, la justicia y el derecho juraras: “¡Vive el Señor!”, entonces las naciones serán plenamente bendecidas por él, y en él se gloriarán.
3 Porque así dice el Señor a todos los de Judá y de Jerusalén: “Aren ustedes sus campos, y no siembren entre los espinos.
4 Hombres de Judá, y habitantes de Jerusalén: ¡Circuncídense en honor del Señor! ¡Quiten de su corazón lo que en él hay de pagano! De lo contrario, y por causa de sus malvadas acciones, mi ira se encenderá como un fuego, y arderá y nadie podrá apagarla.”
5 »Anuncien esto en Judá; proclámenlo en Jerusalén. Toquen trompeta en la tierra; júntense y pregónenlo. Digan: “Reunámonos y entremos en las ciudades fortificadas.”
6 Icen la bandera en Sión, y huyan sin detenerse, porque yo estoy trayendo del norte una calamidad, ¡una gran destrucción!
7 Ya ha salido el león de la espesura; ya está en marcha el destructor de naciones; ya ha salido de su cueva para dejar tu tierra en ruinas. Tus ciudades quedarán desoladas y sin habitantes.»
8 Por lo tanto, vístanse de cilicio; lloren y hagan lamentos, porque la ira del Señor no se ha apartado de nosotros.
9 Cuando llegue ese día, desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes; los sacerdotes se quedarán atónitos, y los profetas no podrán creerlo.
—Palabra del Señor.
10 Yo exclamé:
«¡Ay, Señor y Dios! ¡Grandemente has engañado a este pueblo y a Jerusalén! Tú le prometiste que viviría en paz, ¡y ahora pende la espada sobre su cuello!»
11 Cuando llegue el momento, se le dirá a este pueblo, y también a Jerusalén: «Desde las altas dunas del desierto sopla un viento calcinante sobre la hija de mi pueblo. No viene a aventar el trigo ni a limpiarlo.
12 Pero de mi parte vendrá un viento más intenso que éste, porque yo mismo voy a dictar sentencia contra ellos.»
13 ¡Mírenlo! ¡Se levanta como nube! ¡Su carro parece un torbellino! ¡Sus caballos son más ligeros que las águilas! ¡Ay de nosotros, nos van a hacer pedazos!
14 Limpia tu corazón de la maldad, Jerusalén, y saldrás bien librada. ¿Hasta cuándo vas a dar cabida en ti pensamientos tan malvados?
15 Desde Dan, una voz da las malas noticias; desde Efraín se da a conocer el desastre.
16 Díganselo a las naciones, y háganselo saber a Jerusalén: «Han llegado soldados de un país lejano, y ya lanzan alaridos contra las ciudades de Judá.
17 Se han apostado a su alrededor, como si vigilaran un campo. Y es que ella se rebeló contra mí.»
—Palabra del Señor.
18 Esto te ha pasado por tu manera de ser y de actuar. Esto es por causa de tu maldad. Por eso la amargura te calará hasta el corazón.
19 ¡Cómo me duelen las entrañas! ¡Cómo me duele el corazón! ¡Siento que el corazón se me sale! ¡Ay, alma mía, no puedes guardar silencio, pues has oído los toques de trompeta y los alaridos de guerra!
20 Ya se habla de un desastre tras otro. Todo el país está siendo devastado. ¡Ora destruyen mis carpas, ora destruyen mis campamentos!
21 ¿Hasta cuándo tendré que ver agitarse las banderas, y oír los toques de trompeta?
22 «Y es que mi pueblo es necio, y no me conoce; son gente que no piensa ni entiende; son sabios para hacer el mal, pero no saben hacer el bien.»
23 Me fijé en la tierra, y la vi desordenada y vacía. Me fijé en los cielos, y no había en ellos luz. 24 Me fijé en los montes, y los vi temblar, y todas las colinas se estremecían.
25 Me fijé, y no había un solo ser humano, y todas las aves del cielo habían desaparecido.
26 Me fijé, y los ricos viñedos eran ahora un desierto, y todas sus ciudades habían quedado en ruinas. ¡Y esto lo hizo el Señor! ¡Esto lo hizo el ardor de su ira!
27 Porque así dijo el Señor:
«Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré por completo.
28 Por esto la tierra se cubrirá de luto, y los altos cielos se envolverán en tinieblas. Ya lo he dicho, y no me va a pesar hacerlo; ya lo he decidido, y no voy a desistir.»
29 Ante el estruendo de la caballería y de los flecheros huyó toda la ciudad. Corrieron a las espesuras de los bosques, y treparon por los peñascos. Todas las ciudades quedaron abandonadas; no quedó en ellas un solo habitante.
30 Y tú, ciudad en ruinas, ¿qué vas a hacer ahora? De nada va a servirte que te vistas de púrpura y te atavíes con oro, o que te pintes los ojos. Tus amantes te van a rechazar, e intentarán matarte.
31 Ya escucho el clamor de una que está en labor de parto. Es como la voz angustiosa de una primeriza. Es la voz de la hija de Sión, que llora y extiende las manos. Y dice: «¡Ay de mí! ¡Mi ánimo decae por causa de los que quieren matarme!»

EL JUICIO DE DIOS A ISRAEL Y JUDA
1.       El llamado de Dios (v.1-4)
El Señor llama a Israel a volverse a El y dejar toda inestabilidad, El los va bendecir. Les pide a los de Judá que trabajen, se circunciden, quiten lo pagano, sino vendrá el juicio de Dios.
Preg.Aplic.: ¿Estoy dejando toda inestabilidad buscando al Señor?, ¿estoy consagrando mi vida y dejando todo pecado?
2.       El juicio de Dios (v.5-22)
El Señor advierte sobre su juicio contra Judá, ya que vendrá un reino y los destruirá. Los llama a arrepentirse, porque será una calamidad, pero son necios y no quieren arrepentirse.
Preg.Aplic.: ¿Estoy escuchando la Palabra de Dios y obedeciéndola?, ¿me estoy arrepintiendo de mis malos caminos?
3.       Las consecuencias del juicio (v.23-31)
Isaías tiene una visión de la destrucción respecto al juicio y las consecuencias devastadoras. Lamentablemente, hay queja y dolor, y no un verdadero arrepentimiento.
Preg.Aplic.: ¿Estoy padeciendo hoy las consecuencias de mis pecados?, ¿estoy volviendo a Dios con un verdadero arrepentimiento?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


miércoles, 19 de abril de 2017

Jeremías 3

Jeremías 3
1 »Dicen que si alguien despide a su mujer, y ésta se va y cohabita con otro hombre, su esposo ya no vuelve a vivir con ella, pues la tierra quedaría totalmente mancillada. Sin embargo, tú has cohabitado con muchos hombres, ¡y vuelves a mí!
—Palabra del Señor.
2 »Levanta los ojos, y mira a las alturas. ¿En dónde no te has prostituido? Te sentabas a esperarlos junto a los caminos, como un beduino en el desierto, y con tus prostituciones y con tu maldad contaminaste la tierra.
3 Por eso se han retrasado las lluvias, y no han llegado las lluvias tardías. Tienes la facha de una ramera; ¡no sabes lo que es tener vergüenza!
4 ¡Y todavía me llamas “Padre mío, amor de mi juventud”!
5 ¡Todavía me dices “¿Vas a estar enojado todo el tiempo? ¿Siempre vas a guardarme rencor?” Y mientras estás hablando, ¡cometes cuantas maldades puedes!»
6 En los días del rey Josías el Señor me dijo:
«¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? ¡Va y se prostituye en lo alto de cualquier monte, o a la sombra de cualquier árbol frondoso!
7 Yo pensaba que, después de todo eso, se volvería a mí; pero no fue así. Esto lo vio su hermana, la rebelde Judá; 8 vio que yo había despedido y repudiado a Israel por su infidelidad y sus prostituciones. Pero tampoco ella tuvo temor, sino que con la misma rebeldía de su hermana, fue y se prostituyó.
9 Como Israel tomó a la ligera sus prostituciones, y adulteró con ídolos de piedra y de madera, la tierra quedó contaminada. 10 Pero ni así se volvió a mí de todo corazón su hermana, la rebelde Judá. Sólo fingió volverse a mí.»
—Palabra del Señor.
11 El Señor me dijo:
«La rebeldía de Israel es un acto de justicia, si la comparo con la infidelidad de Judá. 12 Ve ahora al norte, y proclama allí estas palabras: “Israel, no seas rebelde y vuélvete a mí. No voy a descargar mi enojo sobre ti, ni te voy a guardar rencor, porque yo soy misericordioso.
Palabra del Señor.
13 ”Reconoce que has pecado contra el Señor tu Dios; reconoce que a la sombra de cualquier árbol frondoso te has prostituido con gente extraña, y que no has querido obedecerme.
—Palabra del Señor.
14 ”Vuélvanse a mí, hijos rebeldes. Yo soy su Señor. De cada ciudad tomaré a uno de ustedes, y de cada familia tomaré a dos, y los introduciré en Sión.
—Palabra del Señor.
15 ”Yo les daré gobernantes que los cuiden y alimenten de manera sabia e inteligente; gobernantes que hagan mi voluntad. 16 Y cuando ustedes se hayan multiplicado y reproducido en la tierra, no volverá a decirse: ‘Arca del pacto del Señor’. No volverán a evocarla; ¡no volverán a acordarse de ella, ni la echarán de menos! ¡Tampoco volverá a hacerse otra!
—Palabra del Señor.
17 ”Cuando llegue ese día, Jerusalén será llamada ‘Trono del Señor’. Todas las naciones vendrán a ella en el nombre del Señor, y no volverán a seguir los dictados de su malvado corazón. 18 Cuando llegue ese día, los de la casa de Judá irán a la casa de Israel, y de la tierra del norte vendrán juntos a la tierra que di a sus padres por herencia.
19 ”Yo me preguntaba: ‘¿Cómo podré contarlos como hijos míos, y darles esta tierra deseable, la heredad más rica de las naciones?’ Entonces pensé: ‘Ustedes me llamarán Padre mío, y nunca se apartarán de mí.’ 20 Pero ustedes, casa de Israel, pecaron contra mí ¡como la esposa infiel que abandona a su compañero!”»
—Palabra del Señor.
21 Se oye un clamor en las alturas. Son el llanto y los ruegos de los hijos de Israel, porque han torcido su camino y se han olvidado del Señor su Dios.
22 «¡Vuélvanse a mí, hijos rebeldes! ¡Yo sanaré sus rebeliones!»
«Aquí estamos, y a ti venimos, porque tú eres el Señor, nuestro Dios. 23 Las colinas y el bullicio de los montes no son más que vanidad. La salvación de Israel radica en ti, Señor y Dios nuestro. 24 Desde que éramos jóvenes, el oprobio ha consumido la obra de nuestros padres: lo mismo sus ovejas que sus vacas; lo mismo sus hijos que sus hijas. 25 En ese oprobio nos hallamos. La vergüenza nos envuelve, porque desde nuestra juventud y hasta este día, nosotros y nuestros padres hemos pecado contra ti, Señor y Dios nuestro. ¡No hemos querido obedecer tu voz!»

LA REALIDAD DE JUDA Y EL LLAMAMIENTO A ISRAEL
Nota: En este texto Israel se refiere al reino del norte y Judá se refiere al reino del sur.
1.       La idolatría de Judá (v.1-5)
Judá ha dejado al Señor por la idolatría, por eso no hay lluvias y hay sequía. Por tanto pecar, hay dureza en su corazón.
Preg.Aplic.: ¿Estoy cayendo en idolatría poniendo a un “dios” antes que el Señor?, ¿estoy experimentando sequía en mi vida por mis rebeldías?, ¿hay en mi corazón arrepentimiento o dureza de corazón?
2.       Judá sigue el mal ejemplo de Israel (v.6-10)
Israel ha sido el mal ejemplo de idolatría, pero nunca se arrepintió. Y Judá siguió su camino y no tuvo temor del juicio de Dios a Israel, ya que la tierra quedó contaminada.
Preg.Aplic.: ¿Estoy siguiendo buenos o malos ejemplos de fidelidad a Dios?, ¿estoy escuchando las advertencias de la Palabra de Dios?, ¿el juicio sobre otros me da temor y una vida diligente?
3.       El Señor llama a arrepentimiento a Israel (v.11-25)
El Señor llama a volverse a El a Israel, que reconozca sus pecados y El los restaurará. Los bendecirá con buenos gobernantes, con tierra productiva, con unidad con Judá y testimonio de Dios a las naciones, y una relación plena con el Señor. En el futuro, Israel se arrepentirá y volverá al Señor.
Preg.Aplic.: ¿Estoy disfrutando de la gracia de la salvación en Cristo?, ¿estoy viviendo una vida plena en Jesús?, ¿me he arrepentido de todos mis pecados y he vuelto totalmente al Señor?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

lunes, 17 de abril de 2017

Jeremías 2

Jeremías 2
1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
2 «Ve y proclama a oídos de Jerusalén lo siguiente: “Así dice el Señor: ‘Me acuerdo de ti y de tu fidelidad, cuando eras joven; de tu amor de novia, cuando me seguías por el desierto, en terrenos no sembrados.’”»
3 Israel estaba consagrada al Señor. Era como los primeros frutos de su cosecha. Todos los que la devoraban tenían que cargar con su culpa; el mal les sobrevenía.
—Palabra del Señor.
4 Tú, casa de Jacob, y ustedes todas, familias de la casa de Israel: ¡escuchen la palabra del Señor! 5 Así dice el Señor:
«¿Qué de malo hallaron en mí los padres de ustedes, que se alejaron de mí y se fueron en pos de la vanidad, con lo que se hicieron vanos?
6 Jamás dijeron: “¿Dónde está el Señor, que nos sacó de la tierra de Egipto y nos condujo por el desierto, por tierra desierta y despoblada, por tierra seca y terriblemente sombría, por tierra que nadie transitó ni jamás habitó?”
7 »Yo los introduje en una tierra de abundancia, para que disfrutaran de su fruto y sus bondades; pero ustedes entraron y contaminaron mi tierra; ¡convirtieron mi heredad en algo repugnante!
8 Jamás dijeron los sacerdotes: “¿Dónde está el Señor?”, ni tampoco los que detentaban la ley me conocieron; los guías del pueblo se rebelaron contra mí; ¡los profetas hablaron en nombre de Baal, y se fueron en pos de dioses inútiles!
9 »Por eso, voy a entablar un juicio contra ustedes, contra sus hijos y contra sus nietos.
—Palabra del Señor.
10 »Pasen ahora a las costas de Quitín, y fíjense; envíen observadores a Cedar, y pónganse a pensar seriamente; vean si se ha incurrido en algo semejante a esto.
11 Ninguna de esas naciones ha cambiado a sus dioses. ¡Y eso que no son dioses! Pero mi pueblo ha cambiado a su Dios glorioso por lo que no les sirve para nada.
12 Ustedes los cielos, ¡espántense al ver esto! ¡Horrorícense! ¡Llénense de angustia!
—Palabra del Señor.
13 »Son dos los males en que ha incurrido mi pueblo: Me han dejado a mí, que soy fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, ¡tan agrietadas que no retienen el agua!
14 »¿Acaso eres siervo, Israel? ¿O esclavo? ¿Por qué, entonces, te tratan como a botín de guerra?
15 Los cachorros de león rugen contra ti; gruñen con fuerza y devastan tu tierra; ¡queman tus ciudades y las dejan sin habitantes!
16 ¡Hasta la gente de Menfis y de Tafnes te ha roto la coronilla!
17 Y esto te sucedió por haber dejado al Señor tu Dios, cuando él te conducía por el camino.
18 Dime, pues, ¿qué esperas hallar en el camino de Egipto, que sacias tu sed en el Nilo? ¿Qué esperas hallar en el camino de Asiria, que sacias tu sed en el Éufrates?
19 Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán. ¡Date cuenta! Ve cuán malo y amargo ha sido el que hayas dejado al Señor tu Dios, y el no tener temor de mí.
—Palabra del Señor, el Dios de los ejércitos.
20 »Tú, desde hace mucho tiempo rompiste el yugo y te quitaste las ataduras. Tú dijiste: “No quiero servir.” Tú, en la cima de cualquier monte elevado, o a la sombra de cualquier árbol frondoso, te entregaste como una cualquiera.
21 Yo te planté de una vid escogida, de simiente de pura cepa. ¿Cómo es que me resultaste un sarmiento de vid extraña? 22 Aunque te laves con lejía, y te enjabones demasiado, no se borra de mi vista la mancha de tu pecado.
—Palabra de Dios el Señor.
23 »¿Cómo te atreves a decir: “No soy inmunda. Nunca me fui en pos de los baales”? ¡Mira cómo te has conducido en el valle! ¡Reconoce lo que has hecho, dromedaria fácil que te apartas del camino; 24 asna montés habituada al desierto. Cuando buscas al macho, olfateas el viento, ¡y nadie puede controlar tu lujuria! Cuando buscas al macho, ¡a éste no le cuesta ningún trabajo encontrarte!
25 Pues ten cuidado. No andes descalza. No dejes que la sed te reseque la garganta. Pero tú respondes: “No hay caso; ¡ya no tengo remedio! He tenido amoríos con extraños, y tras ellos me iré.”
26 »Pero la casa de Israel tendrá que avergonzarse, y con ellos sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto.
27 Porque a un pedazo de madera le dicen: “Tú eres mi padre”, y a una piedra: “Tú me has engendrado”. Porque me han dado la espalda, y no la cara. Pero cuando están en problemas, me dicen: “¡Levántate, y sálvanos!”
28 Dime, Judá: ¿dónde están esos dioses que te fabricaste? ¡Tienes tantos dioses como ciudades! ¡Pues que se levanten ellos, a ver si cuando estés en problemas te pueden salvar!
29 »¿Por qué entablan pleito conmigo? ¡Si todos ustedes han pecado contra mí!
—Palabra del Señor.
30 »En vano he azotado a los hijos de ustedes, pues no han asimilado el castigo. Y la espada de ustedes, como si fuera un león feroz, se devoró a los profetas.
31 Ustedes, pueblo de Israel, ¡presten atención a mi palabra! ¿Acaso yo he sido para ustedes un desierto, o un país de oscuridad? ¿Por qué dicen ustedes: “Somos libres. Nunca más volveremos a ti”?
32 ¿Acaso la doncella se olvida de sus galas? ¿Acaso la novia se olvida de su vestido de bodas? Sin embargo, ¡mi pueblo se ha olvidado de mí infinidad de veces!
33 »¿Por qué te adornas cuando sales en busca de amoríos? ¡Hasta a las rameras les has enseñado tus malas artes!
34 ¡Hasta en tu ropa puede verse la sangre de gente pobre e inocente! Y aunque nunca los viste cometer ningún delito, con todo declaras 35 que eres inocente, y que mi ira se ha apartado de ti. Pues precisamente por declarar que no has pecado, voy a llevarte a juicio.
36 ¿A qué vienen tantos cambios, tanta frivolidad? ¡Tanta vergüenza te hará pasar Egipto, como te la hizo pasar Asiria!
37 También de Egipto saldrás con las manos sobre la cabeza, porque el Señor ha rechazado a aquellos en los que confiabas. Con ellos no tendrás ningún éxito.

EL JUICIO DE DIOS A ISRAEL
1.       Las razones del juicio (v.1-9)
El Señor recuerda que antes Israel fue fiel a El, pero luego, sus padres se alejaron de Dios olvidando su liberación de Egipto y de la herencia que les dio. Además, todos se rebelaron y se fueron tras los baales, y por ello el Señor los va a juzgar.
Preg.Aplic.: ¿Cómo está mi fe y mi relación con Dios?, ¿sigo viviendo el primer amor o me he enfriado?, ¿a pesar de conocer al Señor me he rebelado y ahora adoro a otros dioses?, ¿hay en mi corazón sensibilidad para volver a El?
2.       El sustento del juicio (v.10-20)
Israel ha cambiado al Dios verdadero por ídolos, algo raro, ya que ni las naciones paganas cambian a sus ídolos. Israel ha abandonado a Dios y le ha sobrevenido destrucción por juicio del Señor. Sus pecados los condenarán por infidelidad al Señor.
Preg.Aplic.: ¿Estoy cayendo en idolatría amando algo o alguien por encima de Dios?, ¿estoy sufriendo las consecuencias de mis pecados?
3.       Las excusas de Israel (v.21-37)
A pesar de haber sido escogido Israel ha pecado. Incluso se defiende señalando que no ha pecado, pero es idólatra en forma permanente. Cuando están en problemas claman al Señor, pero El cuestiona sus rebeliones y le confirma Su juicio.
Preg.Aplic.: ¿Hay en mi corazón falta de arrepentimiento?, ¿vivo en pecados y en ceguedad por mi rebeldía contra Dios?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


miércoles, 12 de abril de 2017

Jeremías 1

Jeremías 1
1 Palabras de Jeremías hijo de Hilcías, que era uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín. 2 Jeremías recibió palabra del Señor en el año decimotercero del reinado de Josías hijo de Amón, rey de Judá. 3 También la recibió en los días de Joacín hijo de Josías, rey de Judá, y hasta finales del undécimo año de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá; es decir, hasta el mes quinto de la cautividad de Jerusalén.
5 «Antes de que yo te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras, te santifiqué y te presenté ante las naciones como mi profeta.»
6 Yo dije:
«¡Ay, Señor! ¡Ay, Señor! ¡Date cuenta de que no sé hablar! ¡No soy más que un muchachito!»
«No digas que sólo eres un muchachito, porque harás todo lo que yo te mande hacer, y dirás todo lo que te ordene que digas. 8 No temas delante de nadie, porque yo estoy contigo y te pondré a salvo.»
—Palabra del Señor.
9 Y el Señor extendió su mano, me tocó la boca y me dijo:
«Yo, el Señor, he puesto mis palabras en tu boca. 10 Date cuenta de que este día te he puesto sobre naciones y reinos, para que arranques y destruyas, para que arruines y derribes, para que construyas y plantes.»
11 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
«¿Qué ves tú, Jeremías?»
Yo dije:
«Veo una vara de almendro.»
12 El Señor me dijo:
«Has visto bien. Me estoy apresurando a poner mi palabra por obra.»
13 Por segunda vez la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
«¿Qué es lo que ves?»
Y yo dije:
«Veo una olla que hierve; y está orientada hacia el norte.»
14 El Señor me dijo:
«Desde el norte va a desatarse el mal sobre todos los habitantes de esta tierra. 15 Yo, el Señor, te digo que estoy convocando a todas las familias de los reinos del norte. Y ellos vendrán, y cada uno plantará su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y alrededor de todas sus murallas, y contra todas las ciudades de Judá. 16 Dictaré mi sentencia contra todos los que me dejaron y quemaron incienso a dioses extraños, por causa de toda su maldad, y porque adoraron a la obra de sus manos.
19 Ellos pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque yo, el Señor, te aseguro que estoy contigo y te pondré a salvo.»




17 Pero tú, prepárate; disponte ya a decirles todo lo que yo te mande. No temas delante de ellos, pues de lo contrario, delante de ellos te quebrantaré. 18 Date cuenta de que hoy te he puesto contra toda esta tierra como una ciudad fortificada; te he puesto como columna de hierro contra los reyes de Judá; como un muro de bronce, contra sus príncipes y sacerdotes y contra el pueblo de la tierra.
19 Ellos pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque yo, el Señor, te aseguro que estoy contigo y te pondré a salvo.»

EL LLAMADO DE JEREMIAS
1.       Las directivas del Señor (v.1-7; 17-)
·         El Señor llama a Jeremías en medio de la cautividad de Jerusalén.
·         El Señor le afirma que lo conoce antes que naciera y lo llama para que sea su profeta.
·         El Señor lo reafirma, le pide que deje la queja y sea firme en su decisión porque El lo respaldará y lo protegerá. (v.7; 17)
·         El Señor le dice que no tema y que lleve su mensaje
·         El Señor lo ha puesto como una ciudad fortificada contra Judá y sus príncipes
Preg.Aplic.: ¿Estoy escuchando el llamado de Dios?, ¿me estoy excusando y desconociendo el llamado de Dios?, ¿estoy respondiendo al Señor con decisión y confianza en El?
2.       El mensaje profético (v.9-16)
·         Jeremías va a hablar el mensaje del Señor
·         El Señor lo va a poner sobre reyes para anunciar el juicio del Señor
·         El Señor le anuncia su juicio de destrucción a Jerusalén por su idolatría y rebeldía contra El
Preg.Aplic.: ¿Estoy escuchando y obedeciendo la Palabra de Dios?, ¿estoy anunciando en forma clara el mensaje de salvación para el mundo hoy?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


martes, 11 de abril de 2017

Isaias 66

Isaías 66
«El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué clase de casa podrían edificarme? ¿Que lugar pueden ofrecerme para mi reposo?
2 Yo hice todo esto con mis propias manos, y fue así como llegaron a existir. Yo pongo la mirada en los pobres y humildes de espíritu, y en los que tiemblan al escuchar mi palabra.
—Palabra del Señor.
3 »Ofrecerme un buey en sacrificio es lo mismo que matar a un hombre; ofrecerme una oveja es lo mismo que degollar un perro; presentarme una ofrenda es lo mismo que ofrecerme sangre de cerdo; quemar incienso es lo mismo que bendecir a un ídolo. Y como ellos optaron por seguir sus propios caminos y prefirieron seguir cometiendo lo que aborrezco, 4 también yo optaré por avergonzarlos y haré que les sobrevenga lo que tanto temían. Porque llamé, y nadie me respondió; hablé, y nadie me hizo caso. Al contrario, hicieron lo malo ante mis propios ojos, y optaron por hacer lo que me desagrada.»
5 Ustedes, los que tiemblan cuando escuchan la palabra del Señor, escuchen lo que él dice:
«Los propios hermanos de ustedes, que los odian y rechazan por causa de mi nombre, dicen: “Que el Señor sea glorificado. Que se deje ver para que ustedes se alegren.” Pero ellos quedarán en vergüenza.»
6 En la ciudad y en el templo se oye un gran alboroto. ¡Es la voz del Señor, que está dando su merecido a sus enemigos!
7 Aún no tenía Sión dolores de parto, cuando dio a luz; antes de que le llegaran los dolores, tuvo a su hijo. 8 ¿Quién supo de algo semejante? ¿Quién vio alguna vez tal cosa? ¿Puede un país concebirse en un solo día? ¿Acaso una nación puede nacer de repente? ¡Pues Sión dio a luz sus hijos antes de tener dolores!
9 El Señor tu Dios dice:
«Yo, que abro la matriz, ¿impediré que nazca el niño? Yo, que permito la concepción, ¿cerraré el vientre de la madre?»
10 Todos ustedes, los que aman a Jerusalén, ¡alégrense y regocíjense con ella! ¡Llénense de regocijo por ella, todos los que por ella se han entristecido!
11 Porque ella los amamantará en sus pechos, y los consolará y dejará satisfechos; ustedes serán amamantados, y disfrutarán de las delicias de su gloria.
12 Ciertamente, el Señor ha dicho:
«¡Miren! Voy a extender sobre ella la paz y la riqueza de las naciones, como si fueran un río desbordado. Ustedes serán amamantados y llevados en brazos, y mimados en el regazo. 13 Yo los consolaré a ustedes como consuela una madre a sus hijos, y en Jerusalén hallarán consuelo.»
14 Ustedes verán esto, y su corazón se alegrará y sus huesos se rejuvenecerán como la hierba. La mano del Señor se dará a conocer entre sus siervos, y su enojo se manifestará contra sus enemigos.
15 Ciertamente, el Señor vendrá en medio del fuego; sus carros vendrán como un torbellino, para descargar su enojo y su reprensión con la furia de una llama de fuego.
16 Ciertamente, el Señor juzgará con fuego y con su espada a toda la humanidad; ¡muchos serán los que mueran a manos del Señor!
17 «Voy a acabar con todos los que en fila se santifican y se purifican en los huertos, y también con los que comen carne de cerdo y de rata, y de otros animales repugnantes.
—Palabra del Señor.
18 »Yo sé bien lo que hacen y lo que piensan. Pero ha llegado el tiempo de juntar a todas las naciones y lenguas, y ellas vendrán y verán mi gloria.
19 Yo pondré una señal entre ellos, y a los que sobrevivan los enviaré a las naciones. Los mandaré a Tarsis, Fut y Lud (naciones expertas en el manejo del arco); a Tubal y Javán, y a las costas lejanas que nunca supieron de mí ni vieron mi gloria. Ellos darán a conocer mi gloria entre las naciones.
20 Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los harán venir, para que se presenten ante mí como una ofrenda. Vendrán hasta mi santo monte de Jerusalén en caballos, carros, literas, mulos y camellos, y portando utensilios limpios, de la manera en que los hijos de Israel traen sus ofrendas a mi casa. Yo el Señor lo digo.
21 Y digo también que a algunos de ellos los tomaré para que sean sacerdotes y levitas.
22 »Así como yo hago que los nuevos cielos y la nueva tierra permanezcan delante de mí, así también haré que permanezcan su nombre y su descendencia.
—Palabra del Señor.
23 »Y mes tras mes, y día de reposo tras día de reposo, todos vendrán a adorar en mi presencia. Yo, el Señor, lo he dicho.
24 Y cuando salgan, verán los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra mí. Porque sus gusanos nunca morirán, ni se apagará su fuego. Y todo el mundo los verá con repugnancia.»

LA SALVACION DEL SEÑOR
1.       La obediencia a Dios (v.1-2)
El Señor es el creador y soberano de la tierra, nada lo puede contener, pero mira y escucha a los humildes y obedientes a Su palabra.
Preg.Aplic.: ¿Estoy reconociendo la grandeza de Dios?, ¿me declaro pobre de espíritu y necesitado del Señor?, ¿estoy obedeciendo los mandamientos de Dios?, ¿está el Señor escuchándome?
2.       La falsa religiosidad que Dios rechaza (v.3-6)
El Señor denuncia la religiosidad superficial, ya que pueden ofrecer sacrificios, pero hacen lo que quieren y lo que Dios aborrece. Y nunca escucharon a Dios cuando los llamó, por ello serán avergonzados.
Preg.Aplic.: ¿Estoy cayendo en una religiosidad superficial por agradar a los demás y a mi ego?, ¿tomo decisiones en función de lo que yo quiero?, ¿estoy escuchando el llamado de Dios a volver a El?
3.       El juicio de Dios (v.7-17)
Dios va a dar salvación a Israel a través del Mesías, pero hará juicio a las naciones que se rebelaron contra El. El día del Señor será de muerte contra la tierra.
Preg.Aplic.: ¿Creo en Cristo como mi salvador?, ¿estoy anunciando el evangelio y advirtiendo a las personas de la venida del Señor?
4.       La salvación del Señor (v.18-24)
El Señor extenderá su salvación a las naciones que nunca supieron de Él, no sólo serán salvos los de Israel, sino que muchos “gentiles” darán a conocer a Dios. El Señor tendrá un solo pueblo (iglesia) y lo adorarán por la eternidad y disfrutarán de Su presencia.
Preg.Aplic.: ¿Estoy llegando con el evangelio a otras naciones no alcanzadas?, ¿me creo especial y me encierro en mi iglesia, o tengo pasión por llegar a los perdidos?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

jueves, 6 de abril de 2017

Isaias 65

Isaías 65
1 Los que no preguntaban por mí, me buscaron; los que no me buscaban, me encontraron. A los que no invocaban mi nombre, les dije «Aquí me tienen».
2 Todo el día tendí mis manos hacia un pueblo rebelde, un pueblo que va por mal camino y en pos de sus pensamientos; 3 un pueblo que descaradamente me provoca a ira todo el tiempo, que ofrece sacrificios en los huertos y quema incienso sobre ladrillos; 4 un pueblo que se sienta entre los sepulcros y pasa la noche en lugares escondidos; que come carne de cerdo, y que en sus ollas tiene caldo de cosas inmundas; 5 un pueblo que dice: «Quédate donde estás y no te acerques a mí, porque yo soy más santo que tú».
Todo esto es para mí como humo en la nariz; ¡es un fuego que arde todo el día!
6 Pero esto lo tengo escrito delante de mí, y no voy a quedarme callado, sino que voy a darles su merecido; voy a herirlos en el pecho 7 por causa de sus iniquidades y por las iniquidades de sus padres, pues ellos quemaron incienso sobre los montes y me ofendieron sobre las colinas. Por lo tanto, yo el Señor les digo que los heriré en el pecho, en pago de sus acciones pasadas.
8 Así ha dicho el Señor:
«Así como alguien que halla un racimo con uvas jugosas, dice: “Esto es una bendición. No hay que dañarlo”, así voy a actuar en favor de mis siervos: No los destruiré a todos.
9 Haré que de Jacob salgan descendientes, y que Judá sea el heredero de mis montes. Mis elegidos tomarán posesión de la tierra, y mis siervos la habitarán.
10 Para el pueblo que me buscó, Sarón será el lugar donde descansarán sus ovejas, y el valle de Acor será un lugar de pastos para sus vacas.
11 Pero a ustedes, los que me abandonaron, los que se olvidaron de mi santo monte y tienden mesas para la Fortuna y ofrecen libaciones para el Destino, 12 yo, el Señor, los destinaré a morir por la espada. Todos ustedes se arrodillarán para ser degollados, porque los llamé y ustedes no me respondieron; les hablé, y ustedes no me hicieron caso. Al contrario, hicieron lo malo ante mis propios ojos, y decidieron hacer lo que me disgusta.»
13 Por eso, Dios el Señor ha dicho:
«A mis siervos los verán comer, pero ustedes sufrirán de hambre. A mis siervos los verán beber, pero ustedes sufrirán de sed. A mis siervos los verán alegrarse, pero ustedes serán avergonzados.
14 A mis siervos los verán cantar con corazón alegre, pero ustedes clamarán con dolido corazón y chillarán con espíritu quebrantado.
15 Ustedes dejarán su nombre para que mis elegidos lo usen como maldición. Yo soy Dios, el Señor, y voy a quitarte la vida, y a mis siervos les daré otro nombre.
16 En este país, el que quiera pronunciar una bendición, lo hará en nombre del Dios de la verdad; y el que quiera hacer un juramento, lo hará en nombre del Dios de la verdad. Ciertamente las angustias de antaño quedarán en el olvido y fuera de mi vista.
17 »¡Fíjense bien! ¡Ya estoy creando nuevos cielos y nueva tierra! De los primeros, nadie volverá a acordarse, ni los traerá más a la memoria.
18 Al contrario, ustedes se alegrarán y regocijarán siempre en lo que voy a crear. Estoy por crear una Jerusalén alegre y un pueblo gozoso. 19 Yo me alegraré con Jerusalén; me gozaré con mi pueblo, y nunca más volverán a oírse en ella voces de llanto ni de clamor.
20 No habrá en ella niños que mueran a los pocos días, ni ancianos que no cumplan sus años de vida; los niños morirán a los cien años de vida, y los pecadores que lleguen a vivir cien años serán malditos.
21 Edificarán casas, y las habitarán; plantarán viñas, y comerán las uvas.
22 No volverán a edificar casas para que otro las habite, ni plantarán nada para que otros se coman los frutos. La vida de mi pueblo será semejante a la vida de los árboles; mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos.
23 No trabajarán en vano, ni darán a luz hijos que estén bajo maldición, porque ellos y sus descendientes son un linaje bendecido por el Señor.
24 Antes de que me pidan ayuda, yo les responderé; no habrán terminado de hablar cuando ya los habré escuchado.
25 El lobo y el cordero descansarán juntos, el león comerá paja como el buey, y la serpiente se alimentará con el polvo de la tierra. En todo mi santo monte no habrá aflicción ni nadie hará daño a nadie. Yo, el Señor, lo he dicho.»

JUICIO Y RESTAURACION DE DIOS
1.       El juicio por los pecados de Israel (v.1-7)
El Señor tenía perdón para Israel que es rebelde, que es idólatra, que come cerdo y cosas inmundas, y que se cree santo, pero a falta de arrepentimiento sufrirán la ida de Dios.
Preg.Aplic.: ¿Estoy cayendo en idolatría al poner algo/persona encima de Dios?, ¿estoy desobedeciendo los mandamientos del Señor?, ¿estoy escuchando la reprensión de Dios?
2.       La restauración del Señor (v.8-16)
El Señor levantará un grupo de fieles de Judá quienes poseerán la tierra y disfrutarán de vida plena. Los rebeldes sufrirán el juicio de Dios y morirán a espada, hambre y maldición.
Preg.Aplic.: ¿Estoy siendo fiel a los principios de Dios?, ¿estoy poseyendo la tierra y disfrutando de las bendiciones de Dios?, ¿estoy teniendo vida plena?
3.       La nueva Jerusalén (v.17-25)
El Señor levantará una nueva Jerusalén donde habrá larga vida, casas, alimentos, disfrute del trabajo, hijos benditos, Dios cercano, habrá paz y se terminará la maldición entre los animales y la naturaleza.
Preg.Aplic.: ¿Creo en la futura restauración de la creación?, ¿la venida del reino de Dios me permite disfrutar de las promesas del Señor?, ¿estoy viviendo en el reino de Dios hoy?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC