martes, 3 de enero de 2017

Isaias 22

Isaías 22
1 Profecía acerca del valle de la visión.
¿Qué te pasa, que has subido a las azoteas con todos los tuyos? 2 Tú, ciudad turbulenta y alegre, llena de alborotos: tus muertos no murieron a filo de espada, ni cayeron en batalla. 3 Todos tus príncipes huyeron juntos de las flechas; todos los que estaban dentro de ti fueron atados en grupo cuando intentaban huir. 4 Por eso pido que me dejen llorar amargamente; no traten de consolarme por la destrucción de la hija de mi pueblo.
5 Porque éste es un día de alboroto, de angustia y de confusión, de parte de Dios, el Señor de los ejércitos. En el valle de la visión se derriban muros, y se oye clamor por los montes. 6 Elam tomó la aljaba, y carros y jinetes; Quir preparó el escudo. 7 Tus hermosos valles se llenaron de carros, y gente de a caballo acampó a la entrada de la ciudad. 8 Las defensas de Judá quedaron al descubierto. Ese día ustedes dirigían la mirada hacia el arsenal en la casa del bosque, 9 y vieron multiplicarse las brechas en la ciudad de David; recogieron las aguas del estanque inferior, 10 contaron las casas de Jerusalén y las derribaron para reforzar la muralla; 11 hicieron un foso entre los dos muros para el agua del estanque viejo, pero sin la menor consideración para el que lo hizo y le dio forma.
12 Ese día Dios, el Señor de los ejércitos, los convocó al llanto y al lamento, a raparse el cabello y a vestirse de cilicio; 13 pero ustedes prefirieron gozar y divertirse, matar vacas y degollar ovejas, comer carne y beber vino. Y decían: «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.»
14 Por su parte, el Señor de los ejércitos me dijo al oído: «Este pecado no les será perdonado, hasta que hayan muerto.»
Lo ha dicho Dios, el Señor de los ejércitos.
15 Así dice Dios, el Señor de los ejércitos:
«Ve a donde está ese tesorero, el mayordomo Sebna, y dile: 16 “¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que te has labrado un sepulcro en lo alto? ¿Por qué esculpes para ti una casa en la roca? 17 Mira que el Señor va a llevarte en duro cautiverio, y te cubrirá el rostro; 18 te hará rodar con fuerza, como una rueda por el llano, y así morirás. ¡En eso acabarán tus espléndidos carros, tú que eres la vergüenza de la casa de tu amo!
19 ¡Yo te arrojaré de tu puesto! ¡Yo te destituiré!
20 Y ese mismo día llamaré a mi siervo Eliaquín hijo de Hilcías, 21 y le pondré tus vestiduras; lo ceñiré con tu cinto y le entregaré tu autoridad; y él será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. 22 Yo le entregaré la llave de la casa de David. Lo que él abra, nadie podrá cerrarlo; lo que él cierre, nadie podrá abrirlo. 23 En el lugar donde yo lo ponga quedará firme como un clavo, y será un trono honroso para la casa de su padre. 24 De él penderá toda la honra de la casa de su padre, de sus hijos y sus nietos, y de todos sus parientes menores en importancia. 25 Pero vendrá el día en que ese clavo, que estaba en lugar firme, será removido y destrozado; se vendrá abajo, y la carga que de él pendía se hará pedazos.”»
—Palabra del Señor de los ejércitos.

EL JUICIO CONTRA JERUSALEN
1.       La caída de la ciudad (v.1-14)
Hay una contradicción: Los habitantes de Judá gritan de alegría por la paz aparente, pero acaban de ser humillados con sus líderes y muros derribados. Pero no saben que ya viene más enemigos para destruirlos. Ellos caen en pecado de arrogancia y en vez de clamor hacen fiestas y se divierten, no se preparan para lo que se viene.
Preg.Aplic.: ¿Estoy escuchando la voz de Dios?, ¿me emociono y celebro antes de tiempo?, ¿estoy siendo arrogante y autosuficiente?
2.       La caída de su gobernador (v.15-19)
El Señor cuestiona a Sebna que sólo piensa en él y en su poder, pero le anuncia que será llevado cautivo y humillado. Es el mismo Señor quien lo sacará del puesto.
Preg.Aplic.: ¿Soy una persona egoísta que sólo piensa en sí mismo?, ¿me creo poderoso porque estoy en una buena posición y rechazo a Dios?, ¿Creo que Dios pone y quita autoridades?
3.       El Señor levanta a Eliaquim (20-25)
El Señor levantará a Eliaquim como padre de Jerusalen. Será el orgullo de Judá y de su familia, pero al final se rebelará contra el Señor y será su caída.
Preg.Aplic.: ¿El Señor me ha puesto en un buen trabajo?, ¿estoy temiendo a Dios en la función que me ha dado?, ¿me estoy rebelando contra Dios confiando en “mis éxitos”?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

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