miércoles, 19 de abril de 2017

Jeremías 3

Jeremías 3
1 »Dicen que si alguien despide a su mujer, y ésta se va y cohabita con otro hombre, su esposo ya no vuelve a vivir con ella, pues la tierra quedaría totalmente mancillada. Sin embargo, tú has cohabitado con muchos hombres, ¡y vuelves a mí!
—Palabra del Señor.
2 »Levanta los ojos, y mira a las alturas. ¿En dónde no te has prostituido? Te sentabas a esperarlos junto a los caminos, como un beduino en el desierto, y con tus prostituciones y con tu maldad contaminaste la tierra.
3 Por eso se han retrasado las lluvias, y no han llegado las lluvias tardías. Tienes la facha de una ramera; ¡no sabes lo que es tener vergüenza!
4 ¡Y todavía me llamas “Padre mío, amor de mi juventud”!
5 ¡Todavía me dices “¿Vas a estar enojado todo el tiempo? ¿Siempre vas a guardarme rencor?” Y mientras estás hablando, ¡cometes cuantas maldades puedes!»
6 En los días del rey Josías el Señor me dijo:
«¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? ¡Va y se prostituye en lo alto de cualquier monte, o a la sombra de cualquier árbol frondoso!
7 Yo pensaba que, después de todo eso, se volvería a mí; pero no fue así. Esto lo vio su hermana, la rebelde Judá; 8 vio que yo había despedido y repudiado a Israel por su infidelidad y sus prostituciones. Pero tampoco ella tuvo temor, sino que con la misma rebeldía de su hermana, fue y se prostituyó.
9 Como Israel tomó a la ligera sus prostituciones, y adulteró con ídolos de piedra y de madera, la tierra quedó contaminada. 10 Pero ni así se volvió a mí de todo corazón su hermana, la rebelde Judá. Sólo fingió volverse a mí.»
—Palabra del Señor.
11 El Señor me dijo:
«La rebeldía de Israel es un acto de justicia, si la comparo con la infidelidad de Judá. 12 Ve ahora al norte, y proclama allí estas palabras: “Israel, no seas rebelde y vuélvete a mí. No voy a descargar mi enojo sobre ti, ni te voy a guardar rencor, porque yo soy misericordioso.
Palabra del Señor.
13 ”Reconoce que has pecado contra el Señor tu Dios; reconoce que a la sombra de cualquier árbol frondoso te has prostituido con gente extraña, y que no has querido obedecerme.
—Palabra del Señor.
14 ”Vuélvanse a mí, hijos rebeldes. Yo soy su Señor. De cada ciudad tomaré a uno de ustedes, y de cada familia tomaré a dos, y los introduciré en Sión.
—Palabra del Señor.
15 ”Yo les daré gobernantes que los cuiden y alimenten de manera sabia e inteligente; gobernantes que hagan mi voluntad. 16 Y cuando ustedes se hayan multiplicado y reproducido en la tierra, no volverá a decirse: ‘Arca del pacto del Señor’. No volverán a evocarla; ¡no volverán a acordarse de ella, ni la echarán de menos! ¡Tampoco volverá a hacerse otra!
—Palabra del Señor.
17 ”Cuando llegue ese día, Jerusalén será llamada ‘Trono del Señor’. Todas las naciones vendrán a ella en el nombre del Señor, y no volverán a seguir los dictados de su malvado corazón. 18 Cuando llegue ese día, los de la casa de Judá irán a la casa de Israel, y de la tierra del norte vendrán juntos a la tierra que di a sus padres por herencia.
19 ”Yo me preguntaba: ‘¿Cómo podré contarlos como hijos míos, y darles esta tierra deseable, la heredad más rica de las naciones?’ Entonces pensé: ‘Ustedes me llamarán Padre mío, y nunca se apartarán de mí.’ 20 Pero ustedes, casa de Israel, pecaron contra mí ¡como la esposa infiel que abandona a su compañero!”»
—Palabra del Señor.
21 Se oye un clamor en las alturas. Son el llanto y los ruegos de los hijos de Israel, porque han torcido su camino y se han olvidado del Señor su Dios.
22 «¡Vuélvanse a mí, hijos rebeldes! ¡Yo sanaré sus rebeliones!»
«Aquí estamos, y a ti venimos, porque tú eres el Señor, nuestro Dios. 23 Las colinas y el bullicio de los montes no son más que vanidad. La salvación de Israel radica en ti, Señor y Dios nuestro. 24 Desde que éramos jóvenes, el oprobio ha consumido la obra de nuestros padres: lo mismo sus ovejas que sus vacas; lo mismo sus hijos que sus hijas. 25 En ese oprobio nos hallamos. La vergüenza nos envuelve, porque desde nuestra juventud y hasta este día, nosotros y nuestros padres hemos pecado contra ti, Señor y Dios nuestro. ¡No hemos querido obedecer tu voz!»

LA REALIDAD DE JUDA Y EL LLAMAMIENTO A ISRAEL
Nota: En este texto Israel se refiere al reino del norte y Judá se refiere al reino del sur.
1.       La idolatría de Judá (v.1-5)
Judá ha dejado al Señor por la idolatría, por eso no hay lluvias y hay sequía. Por tanto pecar, hay dureza en su corazón.
Preg.Aplic.: ¿Estoy cayendo en idolatría poniendo a un “dios” antes que el Señor?, ¿estoy experimentando sequía en mi vida por mis rebeldías?, ¿hay en mi corazón arrepentimiento o dureza de corazón?
2.       Judá sigue el mal ejemplo de Israel (v.6-10)
Israel ha sido el mal ejemplo de idolatría, pero nunca se arrepintió. Y Judá siguió su camino y no tuvo temor del juicio de Dios a Israel, ya que la tierra quedó contaminada.
Preg.Aplic.: ¿Estoy siguiendo buenos o malos ejemplos de fidelidad a Dios?, ¿estoy escuchando las advertencias de la Palabra de Dios?, ¿el juicio sobre otros me da temor y una vida diligente?
3.       El Señor llama a arrepentimiento a Israel (v.11-25)
El Señor llama a volverse a El a Israel, que reconozca sus pecados y El los restaurará. Los bendecirá con buenos gobernantes, con tierra productiva, con unidad con Judá y testimonio de Dios a las naciones, y una relación plena con el Señor. En el futuro, Israel se arrepentirá y volverá al Señor.
Preg.Aplic.: ¿Estoy disfrutando de la gracia de la salvación en Cristo?, ¿estoy viviendo una vida plena en Jesús?, ¿me he arrepentido de todos mis pecados y he vuelto totalmente al Señor?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

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