martes, 10 de noviembre de 2020

Marcos 9

 

Marcos 9

1 Jesús les dijo: «De cierto les digo que algunos de los que están aquí no morirán hasta que vean llegar el reino de Dios con poder.»

2 Seis días después, Jesús se llevó aparte a Pedro, Jacobo y Juan. Los llevó a un monte alto, y allí se transfiguró delante de ellos.

3 Sus vestidos se volvieron resplandecientes y muy blancos, como la nieve. ¡Nadie en este mundo que los lavara podría dejarlos tan blancos!

4 Y se les aparecieron Elías y Moisés, y hablaban con Jesús.

5 Pedro le dijo entonces a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es para nosotros estar aquí! Vamos a hacer tres cobertizos; uno para ti, otro para Moisés, y otro para Elías.»

6 Y es que no sabía qué decir, pues todos estaban espantados.

7 En eso, vino una nube y les hizo sombra. Y desde la nube se oyó una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!»

8 Miraron a su alrededor, pero no vieron a nadie; sólo Jesús estaba con ellos.

9 Mientras bajaban del monte, Jesús les mandó que no dijeran a nadie nada de lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre hubiera resucitado de los muertos.

10 Por eso ellos guardaron el secreto entre sí, aunque se preguntaban qué querría decir aquello de «resucitar de los muertos».

11 Entonces le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?»

12 Él les respondió: «A decir verdad, Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas. ¿Y cómo, entonces, dice la Escritura que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado?

13 Pues yo les digo que Elías ya vino, y que hicieron con él todo lo que quisieron, tal y como está escrito acerca de él.»

14 Cuando llegaron adonde estaban los otros discípulos, los encontraron rodeados de una gran multitud. Algunos escribas discutían con ellos.

15 En cuanto la gente vio a Jesús, se quedó asombrada y corrió a saludarlo. 16 Jesús les preguntó: «¿Qué es lo que discuten con ellos?»

17 De entre la multitud, uno le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo. Tiene un espíritu que lo ha dejado mudo.

18 Cada vez que se posesiona de él, lo sacude; entonces mi hijo echa espuma por la boca, rechina los dientes, y se queda rígido. Les pedí a tus discípulos que expulsaran a ese espíritu, pero no pudieron.»

19 Jesús dijo: «¡Ay, gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? ¡Tráiganme al muchacho!»

20 Cuando se lo llevaron, tan pronto como el espíritu vio a Jesús, sacudió al muchacho con violencia, y éste cayó al suelo revolcándose y echando espuma por la boca.

21 Jesús le preguntó al padre: «¿Desde cuándo le sucede esto?» Y el padre respondió: «Desde que era niño. 22 Muchas veces lo arroja al fuego, o al agua, con la intención de matarlo. Si puedes hacer algo, ¡ten compasión de nosotros y ayúdanos!»

23 Jesús le dijo: «¿Cómo que “si puedes”? Para quien cree, todo es posible.»

24 Al instante, el padre del muchacho exclamó: «¡Creo! ¡Ayúdame en mi incredulidad!»

25 Cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu impuro y le dijo: «Espíritu sordo y mudo, ¡yo te ordeno que salgas de este muchacho, y que nunca vuelvas a entrar en él!»

26 El espíritu salió gritando y sacudiendo con violencia al muchacho, el cual se quedó como muerto. En efecto, muchos decían: «Está muerto.»

27 Pero Jesús lo tomó de la mano, lo enderezó, y el muchacho se puso de pie.

28 Cuando Jesús entró en la casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?»

29 Jesús les respondió: «Estos demonios no salen sino con oración.»

30 Cuando se fueron de allí, pasaron por Galilea. Pero Jesús no quería que nadie lo supiera, 31 porque estaba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del Hombre será entregado a los poderes de este mundo, y lo matarán. Pero, después de muerto, al tercer día resucitará.»

32 Ellos no entendieron lo que Jesús quiso decir con esto, pero tuvieron miedo de preguntárselo.

33 Llegaron a Cafarnaún, y cuando ya estaban en la casa, Jesús les preguntó: «¿Qué tanto discutían ustedes en el camino?»

34 Ellos se quedaron callados, porque en el camino habían estado discutiendo quién de ellos era el más importante.

35 Jesús se sentó, llamó a los doce, y les dijo: «Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y el servidor de todos.» 36 Luego puso a un niño en medio de ellos, y tomándolo en sus brazos les dijo:

37 «El que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, no me recibe a mí sino al que me envió.»

38 Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, pero se lo prohibimos, porque no es de los nuestros.»

39 Pero Jesús les dijo: «No se lo prohíban, porque nadie puede hacer un milagro en mi nombre, y luego hablar mal de mí.

40 El que no está contra nosotros, está a favor de nosotros. 41 De cierto les digo que cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre, por ser ustedes de Cristo, no perderá su recompensa.

42 »A cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino, y que lo arrojaran al mar.

 43 Si tu mano te lleva a pecar, córtatela. Es mejor que entres en la vida manco, y no que entres con las dos manos y que vayas al infierno, al fuego que nunca se apaga.

44 [Allí, los gusanos no mueren, y el fuego nunca se apaga.

45 Si tu pie te lleva a pecar, córtatelo. Es mejor que entres en la vida cojo, y no que tengas los dos pies y que vayas al infierno, [al fuego que no puede ser apagado, 46 donde los gusanos no mueren, y el fuego nunca se apaga.]

47 Si tu ojo te lleva a pecar, sácatelo. Es mejor que entres en el reino de Dios con un solo ojo, y no que tengas los dos ojos y seas arrojado al infierno, 48 donde los gusanos no mueren, y el fuego nunca se apaga. 49 Porque todos serán sazonados con fuego.

50 La sal es buena. Pero si la sal se hace insípida, ¿con qué le devolverán su sabor? Tengan sal en ustedes mismos, y vivan en paz unos con otros.»

 

JESUS SIGUE SU MINISTERIO Y ENSEÑANZAS

1.       Transfiguración de Jesús (v.1-13)

El Señor habla de los eventos futuros. Jesús se transfigura ante Pedro, Jacobo y Juan. Y se aparecen Elías y Moisés. Pedro quiere quedarse disfrutando de este evento. Desde el cielo el Padre afirma su divinidad. El Señor les pidió a sus discípulos que no digan nada a nadie hasta que resucite, aunque ellos no entendieron. Le preguntaron por Elías, y el respondió que él ya vino y lo rechazaron (él fue Juan el Bautista)

Preg.Aplic.: ¿Creo que Cristo es el Mesías?, ¿creo que Cristo es Dios?

2.       Jesús libera a un endemoniado (v.14-29)

Jesús encuentra a los otros discípulos discutiendo con escribas. Un hombre le explica que llevó a su hijo mudo y que está endemoniado, pero los discípulos no pudieron liberarlos. El Señor los cuestiona porque son incrédulos. El padre explica que desde niño está poseído y le clama para que le ayude.  El Señor le señala que si cree es posible. El padre responde que cree y pide que ayude a su incredulidad. El Señor con autoridad libera al muchacho. El Señor lo levantó y se sanó. Los discípulos le preguntan porque no pudieron liberarlo, Jesús dice que sale los demonios sólo con oración.

Preg.Aplic.:¿Tengo fe para liberar endemoniados?, ¿estoy creyendo y clamando a Dios para que ayude a mi incredulidad?, ¿creo que Dios puede sanar toda enfermedad?

3.       Jesús enseña el modelo de servicio (v.30-42)

El Señor les informa que será muerto y resucitará al tercer día, pero sus discípulos no entienden. El Señor les pregunta porque han estado discutiendo entre ellos. Quería saber quién era el más importante. El Señor dice que el que quiere ser el primero, debe ser el último y servidor de todos. Se debe aceptar a los demás como un niño. El Señor manda que no impidan que otros prediquen y sanen en su nombre. Y hay que cuidar de no hacer tropezar a los pequeños en la fe.

Preg.Aplic.: ¿Me gusta los primeros lugares y quiero ser el más importante?, ¿estoy siguiendo el modelo de Jesús de ser el servidor de los demás y ser el último?, ¿estoy siendo cuidadoso de hacer tropezar a los débiles en la fe?

4.       Jesús enseña cómo ser salvos y no perdernos en el infierno (v.43-50)

Si mi mano me hace pecar, debo cortarla y dejar mis debilidades de mi mano al Señor y ser salvo y no perderme en el infierno. De igual modo, si mi pie o a los lugares donde voy debo ser tajante y dejarlo al Señor y ser salvo. Asimismo, si mi ojo me hace pecar, debo cortar definitivamente lo que me llevar a la perdición y dejar todo a Cristo, y ser salvo, y no perderme. Debo ser sal con sabor y que sea pacificador con los demás.

Preg.Aplic.: ¿Estoy reconociendo y dejando todo pecado a Cristo?, ¿estoy dejando a Dios mis debilidades de manos, pies y ojos que me hacen caer?, ¿he decidido dejarlo todo y he afirmado mi fe en Cristo a seguirlo y serle fiel con su ayuda?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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Pueden ver el video de la aplicación del devocional en el link:

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Equipo AATC

 


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