viernes, 3 de noviembre de 2017

Jeremías 38

Jeremías 38
1 Sefatías hijo de Matán, Gedalías hijo de Pasjur, Jucal hijo de Selemías, y Pasjur hijo de Malquías, se enteraron de los mensajes que Jeremías daba a todo el pueblo, y de que les decía:
2 «Así ha dicho el Señor: “El que se quede en esta ciudad morirá a filo de espada, o de hambre, o de peste. Pero el que se pase al bando de los caldeos, vivirá. Su vida será su botín de guerra, y quedará con vida.”
3 »Así ha dicho el Señor: “No hay duda. Esta ciudad será conquistada, y caerá en manos del ejército del rey de Babilonia.”»
4 Por eso los príncipes le dijeron al rey:
«¡Este hombre merece la muerte! Con sus palabras desanima a los soldados que aún quedan en la ciudad, lo mismo que a todo el pueblo. ¡Este hombre no busca la paz del pueblo, sino su mal!»
5 El rey Sedequías les respondió:
«Ahí lo tienen, en sus manos. Aunque soy el rey, nada puedo hacer contra ustedes.»
6 Entonces ellos le echaron mano a Jeremías y lo arrojaron en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, la cual estaba en el patio de la cárcel. Lo bajaron con sogas, y como en la cisterna no había agua, sino cieno, Jeremías quedó hundido en el cieno.
7 Un etíope llamado Ébed Mélec, que era eunuco de la casa real, se enteró de que Jeremías había sido puesto en la cisterna. Mientras el rey estaba sentado a la puerta de Benjamín, 8 Ébed Mélec salió del palacio y fue a hablar con el rey. Le dijo:
9 «Mi señor y rey, todo lo que estos hombres han hecho con el profeta Jeremías está muy mal. Lo han echado en la cisterna, y allí se morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad.»
10 Entonces el rey mandó al mismo etíope Ébed Mélec que tomara treinta hombres de la corte, y que fuera a sacar de la cisterna al profeta Jeremías, antes de que se muriera. 11 Ébed Mélec se puso al mando de esos hombres, y entró en la tesorería, que estaba en la parte baja del palacio del rey, y tomó de allí trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, y con unas sogas las echó a la cisterna donde estaba Jeremías. 12 Luego el etíope Ébed Mélec instruyó a Jeremías:
«Ponte ahora estos trapos viejos, y estas ropas raídas y andrajosas, debajo de los sobacos, para que no te lastimen las sogas.»
Y Jeremías lo hizo así. 13 De ese modo, con sogas sacaron a Jeremías de la cisterna, y Jeremías se quedó en el patio de la cárcel.
14 Después de eso, el rey Sedequías ordenó que llevaran al profeta Jeremías a su presencia, y lo recibió en la tercera entrada de la casa del Señor. Allí el rey le dijo a Jeremías:
«Voy a hacerte una pregunta, y quiero que me digas la verdad.»
15 Jeremías le respondió:
«Si te digo la verdad, ordenarás que me maten. Y si te doy un consejo, no vas a hacerme caso.»
16 El rey Sedequías le hizo a Jeremías un juramento secreto. Le dijo:
«Te juro por el Señor, que nos dio la vida, que no te mataré ni te pondré en manos de esos hombres que quieren matarte.»
17 Entonces Jeremías le dijo a Sedequías:
«Así ha dicho el Señor y Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: “Si te entregas enseguida a los príncipes del rey de Babilonia, seguirás con vida y esta ciudad no será incendiada. Tú y los tuyos seguirán con vida. 18 Pero si no te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, esta ciudad caerá en manos de los caldeos, y ellos le prenderán fuego, y tú no podrás escapar de sus manos.”»
19 El rey Sedequías le contestó:
«Jeremías, tengo miedo de los judíos que se han pasado al bando de los caldeos. Tal vez me entreguen en sus manos y me pongan en ridículo.»
20 Pero Jeremías le dijo:
«No te entregarán. Si atiendes a la voz del Señor, y a lo que yo te digo, te irá bien y vivirás. 21 Pero si te niegas a entregarte, esto es lo que el Señor me ha revelado: 22 Todas las mujeres que han quedado en el palacio real de Judá serán entregadas a los príncipes del rey de Babilonia, y ellas mismas dirán: “Tus amigos te engañaron, y te han vencido. Hundieron tus pies en el cieno, y luego te abandonaron.” 23 Entonces todas tus mujeres y tus hijos serán entregados a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que el rey de Babilonia mismo te hará prisionero, y a esta ciudad le prenderán fuego.»
24 Sedequías le dijo a Jeremías:
«Si no quieres morir, nadie debe enterarse de esto. 25 Si los príncipes llegan a saber que yo he hablado contigo, y vienen a verte y te dicen: “Dinos por favor de qué hablaste con el rey. Si no quieres que te matemos, no nos ocultes nada. Y dinos también qué te dijo el rey”, 26 tú les responderás: “Yo le pedí al rey que no me hiciera volver a la casa de Jonatán, pues no quiero morir allí.”»
27 En efecto, todos los príncipes fueron a ver a Jeremías y le preguntaron, y él les respondió tal y como el rey le había sugerido. Entonces ellos, al ver que ese asunto no había trascendido, dejaron a Jeremías en paz. 28 Y Jeremías se quedó en el patio de la cárcel hasta el día en que Jerusalén fue conquistada. El día en que Jerusalén cayó, Jeremías estaba allí.

JEREMIAS ES METIDO Y LIBERADO DE UNA CISTERNA
1.       Jeremías es metido a una cisterna (v.1-6)
Los príncipes escuchan el mensaje de Jeremías de que Jerusalén será conquistada por Babilonia y lo acusan ante el rey de ser traidor por desanimarlos y piden su muerte. El rey no hace nada y se los entrega, y ellos lo meten a una cisterna llena de barro.
Preg.Aplic.: ¿Estoy escuchando la Palabra de Dios?, ¿Cómo líder asumo mi responsabilidad o no hado nada?, ¿soy vengativo y despiadado cuando estoy resentido?
2.       Jeremías es sacado de la cisterna por un etiope (v.7-13)
Ebed Melec siervo etíope de la corte del rey, intercede para sacar a Jeremías de la cisterna porque va a morir de hambre. El rey le autoriza y con 30 soldados va y saca a Jeremías de la cisterna y lo deja en el patio de la cárcel.
Preg,Aplic.: ¿Estoy siendo prójimo de los necesitados?, ¿estoy utilizando mi trabajo para bendecir a los demás?, ¿estoy haciendo algo hoy para cambiar las cosas?
3.       El rey Sedequías consulta a Jeremías (v.14-23)
El rey consulta a Jeremías y le jura que no lo va a matar por decir la verdad. Jeremías le dice que para vivir debe entregarse a Babilonia, porque vendrán los caldeos a destruir la ciudad. Si no obedece va a ser prisionero de Babilonia y sus hijos serán entregados a los caldeos.
Preg.Aplic.: ¿Estoy cumpliendo lo que prometo?, ¿estoy siendo prudente a las advertencias de la Palabra de Dios?,
4.       Jeremías obedece a Sedequías (v.24-28)
Sedequías le pide a Jeremías prudencia con lo hablado en privado. Los príncipes lo buscan para indagar sobre lo conversado con el rey, y el les responde como el rey había pedido.
Preg.Aplic.: ¿Estoy siendo prudente con mis conversaciones?, ¿estoy cortando todo chisme y habladurías?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


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