miércoles, 22 de noviembre de 2017

Jeremías 39

Jeremías 39
1 En el mes décimo del año noveno del reinado de Sedequías en Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino a Jerusalén con todo su ejército, y sitió la ciudad.
2 A los nueve días del mes cuarto del año undécimo del reinado de Sedequías, se abrió una brecha en la muralla de la ciudad, 3 por la que entraron todos los príncipes del rey de Babilonia, es decir, Nergal Sarézer, Samgar Nebo, Sarsequín el Rabsaris, Nergal Sarézer el Rabmag, y todos los demás príncipes del rey de Babilonia, y acamparon en la puerta central. 4 Cuando los vieron el rey Sedequías de Judá y todos sus soldados, huyeron de noche. Salieron de la ciudad por el camino del jardín real, por la puerta entre las dos murallas, y el rey salió por el camino del Arabá. 5 Pero el ejército caldeo los siguió, y alcanzaron y apresaron a Sedequías en los llanos de Jericó. Entonces lo llevaron a Ribla, en tierra de Jamat, donde se encontraba el rey Nabucodonosor de Babilonia, y éste le dictó sentencia. 6 Allí en Ribla, el rey de Babilonia mandó degollar en presencia de Sedequías a los hijos de éste, lo mismo que a todos los nobles de Judá. 7 Al rey Sedequías le sacó los ojos, y se lo llevó a Babilonia sujeto con grilletes. 8 Los caldeos les prendieron fuego al palacio del rey y a las casas del pueblo, y derribaron las murallas de Jerusalén. 9 A los que quedaron con vida en la ciudad, y a los que se habían pasado a su bando, y a todos los sobrevivientes del pueblo, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los llevó cautivos a Babilonia. 10 Sin embargo, el capitán Nabuzaradán dejó en Judá a la gente pobre, que no tenía nada, y les dio viñas y terrenos.
11 En cuanto a Jeremías, Nabucodonosor le había dado a Nabuzaradán las siguientes instrucciones: 12 «Tómalo y cuida de él. No le hagas ningún daño. Más bien, haz con él lo que yo te diga.»
13 Fue así como Nabuzaradán, capitán de la guardia, y Nabusazbán el Rabsaris, Nergal Sarézer el Rabmag, y todos los príncipes del rey de Babilonia, 14 ordenaron sacar a Jeremías del patio de la cárcel, para entregárselo a Gedalías hijo de Ajicán, hijo de Safán, quien se lo llevó a su casa. Así Jeremías se quedó a vivir entre el pueblo.
15 Mientras Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel, la palabra del Señor vino a él, y le dijo:
16 «Ve y habla con Ébed Mélec, el etíope, y dile de mi parte: “Yo, el Señor de los ejércitos y Dios de Israel, te hago saber que voy a traer sobre esta ciudad todo lo que ya he anunciado. Será para su mal, y no para su bien. Cuando eso suceda, tú mismo serás testigo. 17 Pero yo te pondré a salvo, y no caerás en manos de esa gente, a la que temes.
—Palabra del Señor.
18 ”Yo te libraré. No morirás a filo de espada, sino que tu vida será tu botín de guerra, porque tuviste confianza en mí.”»
—Palabra del Señor.

LA INVACION DE BABILONIA
1.       La toma de Jerusalén (v.1-8)
Nabucodonosor sitió a Jerusalén por cerca de 2 años. Luego, hicieron un hueco en la muralla y entraron, Sedequías huyó con su ejército, pero fue perseguido y atrapado. Mataron a sus hijos y a los nobles de Judá. A Sedequías le sacaron los ojos y se lo llevaron como esclavo. Quemaron el palacio, las casas y derrumbaron las murallas de Jerusalén.
Preg.Aplic.: ¿Estoy haciendo algo en fe para cambiar las cosas?, ¿estoy padeciendo el juicio de Dios?, ¿estoy sufriendo pruebas inmanejables?, ¿estoy buscando y clamando a Dios?
2.       El futuro de los sobrevivientes y de Jeremías (v.9-14)
A los sobrevivientes se los llevaron a Babilonia, pero dejaron a la gente pobre y le dieron viñas y terrenos. A Jeremías, Nabucodosor lo sacó de la cárcel, pidió que lo cuidaran y lo alojaron en casa de Gedalías, para que viviera entre el pueblo.
Preg.Aplic.: ¿Estoy siendo restaurador con los pobres?, ¿creo en la fidelidad de Dios como el lo hizo con Jeremías que lo protegió?, ¿soy agradecido por las protecciones del Señor?
3.       El premio a Ébed Mélec, el etíope (v.15-18)
Ébed Mélec, el etíope, intercedió ante Sedequías para sacarlo del pozo, y salvar a Jeremías (Ver Cap.38). En medio de la invasión de Babilonia, el Señor lo libró de la muerte a Ébed Mélec porque confió en El y liberó a Su profeta. Dios lo protegió.
Preg.Aplic.: ¿Estoy buscando ser justo en todos mis actos?, ¿actuo en medio de injusticias?, ¿estoy confiando y dependiendo de Dios?, ¿tengo fe del pronto obrar de Dios?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán

Equipo AATC

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