jueves, 4 de agosto de 2016

Eclesiastés 5

Eclesiastés 5
1  Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.
2 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
3 Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio.
4 Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.
5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?
7 Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios.
8 Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos.
9 Además, el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está sujeto a los campos.
10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
11 Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?
12 Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.
13 Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal;
14 las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano.
15 Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano.
16 Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano?
17 Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria.
18 He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.
19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.
20 Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón.

LA VANIDAD DE LA VIDA
1.       LAS PROMESAS (v.1-7)
En el antiguo testamento, se enseñaba sobre el cuidado con las ofrendas y/ sacrificios que se presentaban en el templo y con las promesas hechas en el altar a Dios ante el sacerdote. Es fácil hablar y prometer, pero lo difícil es cumplir lo que se promete. El Señor llama a la coherencia.
Preg.Aplic.: Ahora en el nuevo testamento el sacrificio son nuestras vidas, ¿estoy consagrando mi vida a Dios?, ¿está mi vida glorificando a Dios?, ¿estoy hablando más de la cuenta?. Asimismo, en el nuevo testamento la fidelidad a Dios está en el poder del Espíritu Santo o en nuestras fuerzas, ¿estoy dependiendo del Espíritu Santo para ser fiel a Dios?, ¿está el Señor dándome coherencia de vida?
2.       LAS RIQUEZAS (v.8-20)
La corrupción es anidada por los líderes y gobernantes que respaldan la injusticia y el dinero mal habido. El que ama las riquezas y el dinero nunca está satisfecho, y nunca descansa, en cambio el trabajador que tiene lo necesario duerme en paz. Las riquezas se pueden acumular, pero también se pueden perder, y al final se quedan los hijos  sin herencia y uno muere desnudo. Como la vida es corta se debe disfrutarla aprovechando el tiempo en calidad.
Preg.Aplic.: ¿Cómo líder estoy permitiendo la corrupción en mi entorno?, ¿estoy afanado amando las riquezas y el dinero?, ¿estoy durmiendo y viviendo en afán o en paz?, ¿estoy administrando bien lo que Dios me ha dado con el trabajo?, ¿estoy viviendo administrando bien mi tiempo?
Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


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