sábado, 12 de septiembre de 2020

Mateo 26


 Mateo 26

1 Cuando Jesús terminó de decir todo esto, dijo a sus discípulos:

2 «Como ustedes saben, dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.»

3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio de Caifás, el sumo sacerdote, 4 y se confabularon para aprehender con engaños a Jesús, y matarlo.

5 Pero decían: «Que no sea durante la fiesta, para que no se alborote el pueblo.»

6 Mientras Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el leproso, 7 se le acercó una mujer. Llevaba un vaso de alabastro con un perfume muy caro, que derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa.

8 Al ver esto, los discípulos se enojaron y dijeron: «¿Pero qué desperdicio es éste?

9 ¡Pudo haberse vendido esto por mucho dinero, y ser dado a los pobres!»

10 Jesús se dio cuenta de esto, y les dijo: «¿Por qué molestan a esta mujer? Lo que ha hecho conmigo es una buena obra.

11 Porque ustedes siempre tendrán a los pobres, pero a mí no siempre me tendrán.

12 Lo que ha hecho ella al derramar sobre mí este perfume, es prepararme para la sepultura. 13 De cierto les digo que en cualquier parte del mundo donde este evangelio sea proclamado, también se contará lo que esta mujer ha hecho, y así será recordada.»

14 Entonces Judas Iscariote, que era uno de los doce, fue a ver a los principales sacerdotes, 15 y les dijo: «¿Cuánto me darían, si yo les entrego a Jesús?» Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.

16 Desde entonces Judas buscaba el mejor momento de entregar a Jesús.

17 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la comida de la pascua?»

18 Él les indicó ir a la ciudad, a la casa de cierto hombre, y decirle: «El Maestro dice: “Mi tiempo está cerca. Celebraré la pascua con mis discípulos en tu casa.”»

19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les mandó, y prepararon la pascua.

20 Cuando llegó la noche, Jesús se sentó a la mesa con los doce, 21 y mientras comían dijo: «De cierto les digo, que uno de ustedes me va a traicionar.»

22 Ellos se pusieron muy tristes, y cada uno comenzó a preguntarle: «¿Soy yo, Señor?»

23 Él les respondió: «El que mete la mano conmigo en el plato, es el que me va a entregar.

24 A decir verdad, el Hijo del Hombre sigue su camino, como está escrito acerca de él, ¡pero ay de aquél que lo traiciona! ¡Más le valdría no haber nacido!»

25 Entonces Judas, el que lo iba a traicionar, le preguntó: «¿Soy yo, Maestro?» Y Jesús le respondió: «Tú lo has dicho.»

26 Mientras comían, Jesús tomó el pan y lo bendijo; luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, y les dijo: «Tomen, coman; esto es mi cuerpo.»

27 Después tomó la copa, y luego de dar gracias, la entregó a sus discípulos y les dijo: «Beban de ella todos, 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos, para perdón de los pecados. 29 Yo les digo que, desde ahora, no volveré a beber de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.»

30 Luego de cantar el himno, fueron al monte de los Olivos.

31 Allí Jesús les dijo: «Todos ustedes se escandalizarán de mí esta noche, porque está escrito: “Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.”

32 Pero después de que yo haya resucitado, iré delante de ustedes a Galilea.»

33 Pedro le dijo: «Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.»

34 Jesús le dijo: «De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.»

35 Pedro le dijo: «Aun cuando tenga yo que morir contigo, jamás te negaré.» Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

36 Entonces Jesús fue con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí, mientras yo voy a orar en aquel lugar.»

37 Jesús llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a ponerse triste y muy angustiado.

38 Entonces les dijo: «Quédense aquí, y velen conmigo, porque siento en el alma una tristeza de muerte.»

39 Unos pasos más adelante, se inclinó sobre su rostro y comenzó a orar. Y decía: «Padre mío, si es posible, haz que pase de mí esta copa. Pero que no sea como yo lo quiero, sino como lo quieres tú.»

40 Luego volvió con sus discípulos, y como los encontró durmiendo, le dijo a Pedro: «¿Así que no han podido mantenerse despiertos conmigo ni una hora?

41 Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.»

42 Otra vez fue y oró por segunda vez, y dijo: «Padre mío, si esta copa no puede pasar de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad.»

43 Una vez más fue y los halló durmiendo, porque los ojos se les caían de sueño.

44 Entonces los dejó y volvió a irse, y por tercera vez oró con las mismas palabras.

45 Luego volvió con sus discípulos y les dijo: «Sigan durmiendo y descansando. Miren que ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.

46 ¡Vamos, levántense, que ya se acerca el que me traiciona!»

47 Todavía estaba hablando Jesús cuando llegó Judas, que era uno de los doce. Con él venía mucha gente armada con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

48 El que lo estaba traicionando les había dado esta contraseña: «Al que yo le dé un beso, ése es; arréstenlo.»

49 Enseguida se acercó a Jesús, y le dijo: «¡Hola, Maestro!» Y le dio un beso.

50 Jesús le dijo: «Amigo, ¿a qué vienes?» Entonces aquellos hombres se acercaron, le echaron mano y lo arrestaron.

51 Pero uno de los que estaban con Jesús extendió su mano, sacó su espada, e hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó una oreja.

52 Entonces Jesús le dijo: «Vuelve tu espada a su lugar. Quien esgrime la espada, muere por la espada.

53 ¿No te parece que yo puedo orar a mi Padre, y que él puede mandarme ahora mismo más de doce legiones de ángeles?

54 Pero entonces ¿cómo se cumplirían las Escrituras? Porque es necesario que así suceda.»

55 En ese momento, Jesús dijo a la gente: «¿Han venido a arrestarme con espadas y palos, como si fuera yo un ladrón? ¡Todos los días me sentaba a enseñarles en el templo, y ustedes no me aprehendieron!

56 Pero todo esto sucede, para que se cumpla lo escrito por los profetas.» Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

57 Los que aprehendieron a Jesús lo llevaron ante el sumo sacerdote Caifás, donde estaban reunidos los escribas y los ancianos.

58 Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote, y entró y se sentó con los alguaciles, para ver cómo terminaba aquello.

59 Los principales sacerdotes, y los ancianos y todo el concilio, buscaban algún falso testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; 60 pero no lo hallaron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Finalmente, llegaron dos testigos falsos 61 y dijeron: «Éste dijo: “Puedo derribar el templo de Dios, y reedificarlo en tres días.”»

62 El sumo sacerdote se levantó y le preguntó: «¿No vas a responder? ¡Mira lo que éstos dicen contra ti!»

63 Pero Jesús guardó silencio. Entonces el sumo sacerdote le dijo: «Te ordeno en el nombre del Dios viviente, que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.»

64 Jesús le respondió: «Tú lo has dicho. Y además les digo que, desde ahora, verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poderoso, y venir en las nubes del cielo.»

65 El sumo sacerdote se rasgó entonces las vestiduras y dijo: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos de más testigos? ¡Ustedes acaban de oír su blasfemia!

66 ¿Qué les parece?» Y ellos respondieron: «¡Que merece la muerte!»

67 Entonces unos lo escupieron en el rostro, y le dieron puñetazos; y otros lo abofeteaban 68 y decían: «¡Profetízanos, Cristo; dinos quién te golpeó!»

69 Mientras Pedro estaba sentado afuera, en el patio, se le acercó una criada y le dijo: «También tú estabas con Jesús el galileo.»

70 Pero él lo negó delante de todos, y dijo: «No sé de qué hablas.»

71 Y se fue a la puerta. Pero otra criada lo vio, y dijo a los que estaban allí: «También éste estaba con Jesús el nazareno.»

72 Pero él lo negó otra vez, y hasta juró: «No conozco a ese hombre.»

73 Un poco después, los que estaban por allí se acercaron a Pedro y le dijeron: «Sin lugar a dudas, tú también eres uno de ellos, porque hasta tu manera de hablar te delata.»

74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: «No conozco a ese hombre.» Y enseguida cantó el gallo.

75 Entonces Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y saliendo de allí, lloró amargamente.

 

JESUS ES TRAICIONADO Y ARRESTADO

1.       El Señor anuncia su muerte y una mujer lo honra (v.1-16)

El Señor informa que será entregado en dos días. Los líderes judíos se reúnen para confabular contra Jesús y con engaños matarlo. Una mujer se le acercó cuando estaba con el leproso Simón y le echó un perfume muy caro. Los discípulos se incomodan, pero el Señor les increpa que lo hecho por la mujer es una buena obra, esta mujer lo está preparando para la sepultura y ella será recordada por este hecho.

Judas va a los sacerdotes y les propone entregar a Jesús y ellos le proponen 30 piezas de plata (precio de un esclavo). Desde ahí buscaba entregar a Jesús.

Preg.Aplic.: ¿Soy una persona justa o busco confabular para hacer daño a otro?, ¿estoy ofrendando al Señor lo mejor?, ¿estoy consagrando a Dios y entregando todo mi ser, talentos y recursos?, ¿soy avaro y me rindo al dinero?

2.       La pascua de Jesús con sus discípulos (v.17-35)

Para celebrar la pascua, el Señor manda a sus discípulos que a un hombre para que les dé su casa para esta celebración. Y prepararon la pascua.

En la mesa el Señor señala que uno de ellos lo va a traicionar. Todos se ponen tristes, afirma que el traicionero será castigado. Judas pregunta si es el, el Señor le responde que él lo ha dicho. El Señor institucionaliza la santa cena: el pan que simboliza su cuerpo y el vino su sangre símbolo del nuevo pacto en Cristo. Se fueron a cantar himnos al monte de los olivos.

Luego de su muerte todos huirán, y luego de resucitado los verá en Galilea. Pedro dice que él nunca lo va a abandonar.  El Señor le dice que lo va a negar 3 veces antes que gallo cante. Pedro dice que está dispuesto a morir y nunca negarlo, igual afirman los otros.

Preg.Aplic.: ¿Estoy entregando mis bienes al servicio de Dios?, ¿soy una persona fiel o traiciono por dinero o por miedo?, ¿He reconocido a Cristo como mi salvador y Señor?, ¿soy un creyente impulsivo e inestable?, ¿niego mi fe por temor a otros?

3.       El Señor va a orar a Getsemaní con los discípulos (v.36-46)

El Señor se va orar con ellos. Luego se lleva a Pedro, Jacobo y Juan aparte y se pone triste y angustiado, tenía tristeza de muerte. Ora al Padre: si es posible pasar este sufrimiento, pero que no sea lo que él quiere sino lo que decida el Padre. Los discípulos se quedan dormidos, el Señor les advierte que estén despiertos y oren para no caer en tentación.

El Señor ora por segunda vez clamando de igual forma, pero sujeto a la voluntad del Padre. Los discípulos, nuevamente, se quedaron dormidos.

Volvió a orar por tercera vez, con las mismas palabras. El Señor señala que ya llegó su hora y viene a entregarlo el que lo traiciona.

Preg.Aplic.: ¿Estoy orando como Jesús para no hacer lo que yo quiero sino su voluntad?, ¿estoy llorando y humillándome ante El y dejando toda autosuficiencia?

4.       Judas entrega a Jesús y lo llevan a Caifás (v.47-68)

Judas va con un grupo de gente armada enviada por los por los líderes de Israel. Va y le da un beso de saludo. El Señor le pregunta a que viene. Y los hombres lo arrestaron. Uno de los discípulos sacó su espada en defensa y cortó la oreja al siervo del sumo sacerdote. El Señor le reprende, ya que él puede orar y el Padre enviar legiones a protegerlo, pero está para cumplir las escrituras. Jesús cuestiona a los armados, ya que lo buscan como ladrón cuando pudieron arrestarlo cuando predicaba en el templo. Los discípulos lo abandonaron y huyeron. Lo llevaron donde Caifás sumo sacerdote que estaba con los escribas y ancianos. Pedro lo sigue y está en patio con los alguaciles.

En el concilio presentan falsos testigos. Uno lo acusa porque decía que iba a derribar el templo y levantarlo en 3 días. Jesús no responde.

Caifás le ordena que responda que si es el Cristo, el hijo de Dios. El Señor le responde: “tú los has dicho” y lo verán junto al Padre en su gloria. Caifás lo acusa de blasfemo y lo condenan a muerte. Y lo comenzaron a golpear y humillarlo.

Preg.Aplic.: ¿Estoy huyendo a las dificultades?, ¿estoy haciendo la voluntad a pesar de las dificultades?, ¿estoy padeciendo las mentiras y calumnias por Cristo?, ¿creo que Cristo es el Mesías prometido?,

5.       Pedro niega a Jesús (v.69-75)

Pedro estaba en el patio, una criada señala que él estaba con Jesús, él lo niega delante de todos. Se fue a otra puerta, otra criada dice que él estaba con Jesús, pero él lo niega y jura que no lo conoce. Luego, otros se le acercan y le dicen que su forma de hablar lo delata. Pero Pedro maldice y jura que no conoce a Jesús, y canta el gallo. Pedro se acuerda de lo que dijo el Señor y su fue a llorar con amargura.

Preg.Aplic.: ¿Estoy negando mi fe en Jesús ante los demás?, ¿está mi vida mostrando que soy discípulo de Jesús?, ¿soy autosuficiente y orgulloso creyéndome fiel en mis fuerzas?, ¿estoy siendo humilde y pobre en espíritu reconociendo que si el nada soy?

 

Oremos,

 

Pedro A. Torres Guzmán

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