martes, 21 de junio de 2011

Salmos 52

Salmos 52
1 ¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso?  La misericordia de Dios es continua.
2 Agravios maquina tu lengua;  Como navaja afilada hace engaño.
3 Amaste el mal más que el bien, La mentira más que la verdad. Selah
4 Has amado toda suerte de palabras perniciosas, Engañosa lengua.
5 Por tanto, Dios te destruirá para siempre; Te asolará y te arrancará de tu morada, Y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah
6 Verán los justos, y temerán; Se reirán de él, diciendo:
7 He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, Sino que confió en la multitud de sus riquezas, Y se mantuvo en su maldad.
8 Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.
9 Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.

LA REALIDAD DEL MALO
Muchas veces “parece” que al malo le va bien, pero este salmo 52 es muy claro respecto de su fin:
1.      Su autosuficiencia (v.1-4) Jactancia, agravios, mentiras, maldad, calumnias son parte normal en la vida de los malos. ¿Hay jactancia en mi vida?, ¿autosuficiencia?
2.      Su castigo (v.5). El Señor lo destruirá, lo castigará, lo juzgará. Que terrible fin para los malos. ¿Estoy orando por los perdidos?, ¿me he arrepentido de verdad?
3.      Su temor (v.6-7). El fin de los malos producirá en los justos temores y entenderán que su fin es por no confiar en Dios. ¿Hay temor en mi vida?
Tal como señalan los v.8-9 mi actitud como cristiano es la de confiar en Dios y seguir creciendo y esperar todo en Dios. ¿Estoy confiando?, ¿sigo creciendo en mi fe?, ¿espero todo en Dios?

Oremos,

Pedro

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