jueves, 4 de septiembre de 2014

Salmos 32

Salmos 32
1 Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado, y cuya maldad queda absuelta.
2 Dichoso aquél a quien el Señor ya no acusa de impiedad, y en el que no hay engaño.
3 Mientras callé, mis huesos envejecieron, pues todo el día me quejaba.
4 De día y de noche me hiciste padecer; mi lozanía se volvió aridez de verano.
5 Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad.
Me dije: «Confesaré al Señor mi rebeldía», y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
6 Por eso, todos tus fieles orarán a ti mientras puedas ser hallado.
Aunque sufran una gran inundación, las aguas no los alcanzarán.
7 ¡Tú eres mi refugio!, ¡Tú me libras de la angustia!, ¡Tú me rodeas con cánticos de libertad!
8 «Yo te voy a hacer que entiendas. Voy a enseñarte el camino que debes seguir, y no voy a quitarte los ojos de encima. 9 No seas como los caballos ni como las mulas, que no quieren obedecer, y que hay que sujetarlos con la brida y el freno, pues de lo contrario no se acercan a su amo.»
10 Al malvado le esperan muchas aflicciones, pero la misericordia del Señor acompaña a todos los que confían en él.
11 Ustedes, los hombres justos, ¡alégrense y regocíjense en el Señor!
Y ustedes, los de recto corazón, ¡canten todos llenos de alegría!

EL PERDON DE DIOS
1.       La gracia del perdón (v.1-5)
Feliz el que es perdonado por el Señor. Antes, David sufría por no confesar sus pecados, pero lo hizo ante el Señor y alcanzó paz.
Preg.Aplic.: ¿Estoy confesando mis pecados al Señor?, ¿estoy recibiendo la paz del perdón de Dios?
2.       La bendición de la obediencia (v.6-11)
La oración a Dios restaura y da confianza. Dios es refugio y salvación en la angustia, guía correctamente al humilde y obediente, es misericordioso y da gozo y alegría.
Preg.aplic.: ¿Está el Señor restaurando y levantando mi vida?, ¿es el Señor mi refugio?, ¿estoy obedeciendo a Dios?, ¿hay gozo y equilibrio en mi vida?

Oremos,

Pedro A. Torres Guzmán
Equipo AATC


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