viernes, 8 de agosto de 2014

Salmos 5

Salmos 5
1 Escucha, Señor, mis palabras; toma en cuenta mis gemidos.
2 Mi rey y Dios, presta atención a mi clamor, porque a ti dirijo mi oración.
3 Oh, Señor, por la mañana escucharás mi voz; por la mañana me presentaré ante ti, y esperaré.
4 No eres un Dios que se complazca en la maldad; los malvados no pueden habitar contigo.
5 Los perversos no pueden presentarse ante ti, pues aborreces a todos los malhechores.
6 Tú, Señor, destruyes a los mentirosos, y rechazas a los asesinos y mentirosos.
7 Yo, por el contrario, y por tu gran misericordia, puedo entrar en tu templo y alabarte reverente.
8 Guíame, Señor, en tu justicia, y por causa de mis adversarios endereza tu camino delante de mí.
9 Porque en sus labios no hay sinceridad; dentro de ellos no hay más que maldad.
Su garganta es como un sepulcro abierto, y su lengua sólo emite falsas alabanzas.
10 ¡Castígalos, Dios mío!
¡Que sus propios errores los hagan caer!
¡Recházalos, por sus muchos pecados, pues grande es su rebeldía contra ti!
11 Pero que se alegren todos los que en ti confían; que griten siempre de júbilo, porque tú los defiendes; que vivan felices los que aman tu nombre.
12 Tú, Señor, bendices al hombre justo; tu favor lo rodea, como un escudo.

DAVID CONFIA FRENTE A SUS ENEMIGOS
1.       David abre su corazón a Dios (v.1-3; 7-8)
David abre a Dios su corazón en oración y clamor. Busca al Señor en la mañana con esperanza y apoyado en Su misericordia le pide que lo guie en su justicia y que enderece sus caminos.
P.A.: ¿Estoy teniendo una vida de oración estable y permanente?, ¿estoy buscando al Señor todas las mañanas o me gana el apuro y el tiempo?, ¿estoy dependiendo de Dios y espero en su justicia y está guiando mi camino a Su voluntad?
2.       David reconoce que Dios obrará su justicia (v.4-6; 9-10)
David reconoce la justicia divina. Sabe que Dios no se complace de la maldad, que aborrece el pecado y la falta de arrepentimiento, que serán castigados los mentirosos y asesinos y se han rebelado contra El.
P.A.: ¿Estoy confiando totalmente en Dios?, ¿está mi pida en arrepentimiento o en pecado?, ¿estoy rindiendo a Dios toda debilidad para que el Señor me siga transformando?
3.       David alaba a Dios (v.11-12)
Hay alegría en los que confían en Dios porque los defiende, les da gozo y es su escudo de protección.
P.A.: ¿Hay alegría y paz en mi corazón?, ¿tengo la convicción de que Dios es mi escudo?

Oremos,


Equipo AATC

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